El Sevilla resiste en Balaídos (2-2) y será el rival del Barça en la final de Copa

Rami-Guidetti-Celta-Sevilla
Rami despeja de cabeza delante de Guidetti. (AFP)
Miguel Serrano
  • Miguel Serrano
  • Me confundieron con un joven prodigio pero acabé de periodista. Escribo cosas de deportes y del Real Madrid en OKDIARIO, igual que antes las escribía en Marca. También a veces hablo por la radio y casi siempre sin decir palabrotas. Soy bastante tocapelotas. Perdonen las molestias.

El Sevilla se medirá al Barcelona en la final de la Copa del Rey, que se disputará el próximo 21 de mayo en un estadio aún por elegir. Aunque es probable que ambos equipos transmitan a la Real Federación Española de Fútbol su deseo de jugar en el Santiago Bernabéu, la respuesta del Real Madrid será negativa, por lo que el escenario más probable será el Vicente Calderón.

El equipo de Unai Emery, que disputará su cuarta final como entrenador hispalense, hizo valer el 4-0 del partido de ida para jugar un encuentro basado en el orden defensivo, aguantar la posesión de balón cuando la recuperaba y buscar la rapidez de sus hombres de arriba.

El Celta no le perdió la cara al partido y, tras un primer tiempo de acoso y derribo, consiguió llegar al descanso por delante, merced a un tanto de Iago Aspas al borde del descanso. Soñaba Balaídos, que se empezó a creer la remontada después de que el propio Aspas hiciera el segundo nada más arrancar la segunda mitad. El Celta se ponía 2-0, a dos tantos de la prórroga, y quedaba más de media hora por jugarse.

Sin embargo, el gol de Banega tres minutos después del tanto de Aspas segó de raíz las ilusiones celestes. La remontada ya se antojaba casi imposible. El fallo del penalti por parte de Guidetti en el minuto 6º terminó de enterrar las esperanzas del Celta. Al final, en el 89, Konoplyanka marcaba el definitivo 2-2 que metía al Sevilla en la final de la Copa del Rey.

 

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