La desgarradora historia de Paul James: de jugar un Mundial a pedir limosna entre cartones
Paul James, de jugar un Mundial con Canadá a dormir sobre cartones
El ex futbolista habla de su vida actual para 'Daily Mail'
"Ha sido una maldita brutalidad", dice el ex jugador
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En el mundo del fútbol no todo es de color de rosa. Prueba de ello es la historia de Paul James, un ex futbolista canadiense que en su día tocó el cielo con las manos cuando como profesional pudo disputar el primer Mundial en la historia de su país (México 1986). Sin embargo, una vez retirado, también tocó fondo al caer en la pobreza total y pasar a vivir en la calle a causa de las drogas.
Formado en la cantera de los Toronto Blizzard, James jugó 47 partidos para la selección de Canadá y fue titular en los tres partidos de la fase de grupos del Mundial de México 1986, que significó el debut de su país en la historia de los mundiales. Además, fue entrenador de las categorías inferiores del combinado nacional canadiense.
Sin embargo, todo se torció. Paul ha estado desempleado durante los últimos 13 años y sin un hogar en los últimos seis. Viajó hacia el Reino Unido justo antes de la pandemia, enfadado por ser discriminado en Canadá por consumir cocaína. «Si quieres saber cómo es la mirada de desprecio y disgusto absoluto, haz esto. Pero si quieres ver momentos de increíble bondad y humanidad, haz esto también», cuenta al Daily Mail.
El canadiense revela que ha dormido en la calle tanto en Toronto como en Inglaterra, país al que viajó «para recuperar la independencia de la prisión metafórica condenada como inocente por trece años perdidos, no por el Reino Unido con quien me siento en deuda, sino por Canadá como nación. Para encontrar y reavivar la pasión, el entusiasmo y la positividad que una vez tuve. Y, encima de todo, encontrar una vía para conectar con la gente».
Quiere recuperarse
Hoy en día, James pide limosna en los suburbios de Embankment, Piccadilly y Strand. Su objetivo es «poder recuperar una apariencia de normalidad. Poder usar mi propia ropa y zapatos y no los de segunda mano. No tener que recaudar fondos para comprar mis propios artículos». Cuando alguna persona habla con él, le da su dirección de correo electrónico y le pide que busquen su nombre en Google, aunque posteriormente son realmente pocos los que se contactan para ayudarlo.
La terrible caída de Paul John James se debió a su adicción a la cocaína: «No podía conectarme con nadie, para encontrar una pareja íntima en mi vida. La sustancia, y el exceso de trabajo, reemplazaron eso. No creo que debas llamar a nadie drogadicto o adicto al crack. Las palabras evocan irracionalidad y una serie de etiquetas que ven a los expuestos como: criminal, aterrador, irracional, poco confiable, que debe evitarse, enfermo, perdedor, sucio, perezoso, escoria, no empleable. ¿Puedes ver lo repugnante que es ese lenguaje?».
«Mi carrera futbolística lo fue todo. No debería haber perdido un día de trabajo. Si tuviera que terminar mi vida mañana, lo cual no haré, la gente lo entendería. Porque ha sido una maldita brutalidad», concluye Paul entre sus mantas y pertenencias personales.
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