¿Cómo han cambiado Madrid y Atlético desde Lisboa?

Del once titular del Real Madrid en Lisboa al de Milán habrá cinco variantes: Casillas, Coentrao, Khedira, Di María y Varane, quien en 2014 completaba una temporada de ensueño y ahora, lesionado, se perderá la final y la Eurocopa de su país. Si al entonces capitán, a Coentrao y a Khedira, las costuras por las que se rompió el Madrid, les sirvió el triunfo para seguir un año más de blanco, Di María, lastrado por su codicia, dio con sus huesos ese mismo verano en un United en el que se vio condenado al ostracismo. Tampoco habrá rastro en Milán de Illarra, Morata o Diego López, suplentes en Lisboa, ni de Xabi Alonso, en la grada en 2014 por sanción.

Sin embargo, los cambios en posiciones tan sensibles por estructurales como en la portería, el centro y el ala izquierda de la defensa, y la sala de máquinas no suponen lastre alguno para el Real Madrid al afrontar su segunda final de Champions en dos años: Keylor ha hecho olvidar a aquel Casillas –sólo ha encajado dos goles en la competición, por los ocho que acumuló Iker antes de la final-, Marcelo ha hecho lo propio con Coentrao, como Casemiro respecto a Khedira, aquel alemán que nunca terminó de ser. Además, la segunda juventud de Pepe ha restado dramatismo a la baja de un Varane colosal en 2014. Por otra parte, el hueco de Di María lo han ido tapando Kroos y, más intermitentemente, James –llegado tras la Décima- e Isco –clave en Lisboa-, las piezas que más le está costando encajar a Zidane en su puzzle.

Como la lógica aconseja no tocar lo que ya funciona, la BBC repetirá arriba: al contrario que en Lisboa, Benzema no tendrá que infiltrarse, Cristiano dice llegar a tope esta vez y Bale aterriza siendo un jugador con muchas reminiscencias de aquel 2014 en el que sus goles valieron dos títulos, de aquel jugador que sí podría optar al Balón de Oro, aunque el propio galés haya confesado en exclusiva a OKDIARIO que el trofeo dorado no le importa mucho. Entre los tres suman 98 goles, uno más que en la temporada de la Décima. Y, por si no fuera suficiente, también están Lucas, nuevo en estas lides, y Jesé, que vivió el último triunfo continental desde la platea.

No obstante, quizá el cambio más significativo respecto a Lisboa sea el ascenso de uno de los artífices de aquel éxito: Zidane. El francés, importante en 2014, bajó al barro la temporada siguiente y la mitad de la presente con el Castilla, poniéndose el traje de gala a inicios de 2016. Con él y sin Benítez, el madridismo ha vuelto a disfrutar de un banquillo de categoría: del chándal de andar por casa al chaqué, en un santiamén. Seguro de un 4-3-3 de maneras similares al que ideó al lado de Ancelotti, Zidane aspira a la gloria, ahora como entrenador.

La revolución atlética

Tanto o más que el vecino de arriba ha cambiado el Atleti desde su noche más oscura: ni Courtois, ni Miranda, ni Raúl García, ni Costa, ni Villa, titulares entonces, están en la plantilla actual. Tampoco Arda, clave en aquel Atlético histórico, campeón de Liga, que no se vistió de corto en Lisboa por una lesión más dolorosa anímica que físicamente.

Más aún: ni uno de los componentes del banquillo en la final de 2014 -Diego, Mario Suárez, Alderweireld, Aranzubía, Adrián, ‘Cebolla’ Rodríguez y Sosa- sigue en las filas de Simeone. La otra cara de la moneda es la de Giménez: ni suplente en Lisboa y ahora apuntando a la titularidad.

En la portería, Oblak ha mejorado a Courtois pese a lo imposible que parecía. Juanfran y Filipe siguen siendo los correcaminos rojiblancos, sea en clave defensiva u ofensiva. Godín mantiene el tronío de faraón en el centro de la zaga y del carácter colchonero. A Gabi y a Koke, igual de inamovibles que en Lisboa, les saldrá acompañantes de entre una amplia gama con la que Simeone podrá sustituir a Raúl García y a Tiago, titulares en 2014: sin descartar del todo al propio portugués, el ‘Cholo’ elegirá entre Augusto, Saúl, Kranevitter e incluso Thomas. Arriba, Griezmann no tiene mucho que envidiar a las cifras de Costa, al que además supera en sonrisa y simpatía, como Torres lo hace en carisma y estado de forma al Villa de 2014. Olvidado Jackson y su fracaso, Simeone también podrá acercarse al gol a través de Correa, Carrasco o Vietto.

Han pasado dos años y el Atleti ha experimentado más cambios que transformaciones hubo en la Revolución Industrial. Quien no ha variado un ápice de Lisboa a Milán es Simeone: con diferentes soldados, su ejército es igual de luchador, entregado, valiente y corajudo. Por ello el ‘Cholo’ es la antítesis de Groucho Marx: esos son sus principios; si no le gustan, no tiene otros.

Sobre el culmen futbolístico que ayer fue Lisboa y hoy es Milán ya cantó sin pretenderlo el ‘Cómo hemos cambiado’ de Presuntos Implicados: “Lo mejor que conocimos, separó nuestros destinos, que hoy nos vuelven a reunir”.