El Bernabéu se reconcilia con los jugadores tras el gran partido ante el Sevilla
El Santiago Bernabéu volvió a disfrutar de un Real Madrid que dio una muy buena imagen ante el Sevilla
El madridismo cree. No se sabe muy bien en qué, pero cree. Y en cuanto el equipo le da un poquito, por mínimo que sea, sucede lo que se vio en la victoria del Real Madrid frente al Sevilla en el Santiago Bernabéu. 10 minutos buenos al inicio, una gran segunda mitad y un derroche de intensidad que hacía que tiempo que no se veía por Concha Espina fue suficiente para ver mucho tiempo después en comunión a la grada con el equipo.
Desde el partido ante la Roma, ya queda en un lejano mes de septiembre y han sucedido muchas cosas, la mayoría malas, el Bernabéu no se lo pasaba bien. No rugía y no se metía en el partido. Veía los duelos con desidia, sabedor de que el equipo no le iba a dar la mínima alegría. No había ilusión. Ni siquiera se enfadaba, y motivos había de sobra. Pero ante los hispalenses por fin se vio la mejor actitud de un conjunto que da señales de vida.
Los hombres de Solari saltaron al césped con ganas de demostrar, conscientes de que hace tres días en Leganés rozaron la vulgaridad. El aficionado estaba expectante, pero tras ver el compromiso de los suyos se empezaron a meter en el encuentro. Es cierto que en la primera parte los buenos momentos duraron 10 minutos, lo que tardó el Sevilla en llegar al Bernabéu, pero en el segundo acto la cosa cambió. Los blancos peleaban cada balón, como ejemplo sirve la pelota que corrió Sergio Ramos para evitar que saliera por línea de banda, Vinicius encaraba para generar ilusión, Modric volvía a sacar su calidad, Benzema estaba en todas y así cada uno de los jugadores madridista que dieron una alegría a los suyos.
Al final del partido, todo el equipo se juntó en el centro del campo y aplaudió a un graderío que no dudó en contestar. Tras muchos meses, el madridismo disfrutaba de los suyos. Las paces estaban hechas y, es posible, que esta victoria trabajada, sufrida y merecida ante el Sevilla sirva de punto de inflexión. Por Chamartín se cree en cosas.