El Barça evita de penalti un nuevo ridículo (2-1)
El Barcelona a punto estuvo de pagar caro su exceso de confianza. La goleada ante un conjunto modesto que visitaba por primera vez el Camp Nou parecía segura. Por ello, Luis Enrique no dudó en tirar de rotaciones en defensa y en el medio y rozó un nuevo ridículo para cerrar una semana marcada por el 4-0 de París. Un gol de penalti de Messi, que firmó un doblete, en el último minuto de partido le sirve para crear una cortina de humo que maquilla pero no oculta el pésimo estado que atraviesa el equipo.
Quizá eran muchos los que esperaban la defensa de cinco del Leganés en un partido histórico para el equipo madrileño, pero para el que conoce a Garitano no era ninguna sorpresa. No es amigo de un sistema fijo ni tampoco de una alineación aprendida de carrerilla. Por eso volvió a innovar en el Camp Nou con Siovas junto a Mantovani en la línea de atrás donde también debutaba Tito y con Alberto y Erik Morán en doble pivote. Arriba, la velocidad de Szymanowski, la calidad de Gabriel, la experiencia de El Zhar y el alma de Guerrero. Luis Enrique dejaba fuera a Piqué, Alba o Iniesta.
El Leganés sentía que no tenía nada que perder y sus ideas eran muy claras: el objetivo era estar juntitos, esperar en campo propio y salir. Pero esa falta de presión por no contar con los puntos se transformó en falta de tensión en un escenario en el que eso se paga caro, muy caro.
Apenas tres minutos tardó el Barcelona en abrir el marcador. Una pérdida de balón de El Zhar fue el detonante. Suárez arrancó por la izquierda y puso con el exterior el balón al segundo palo para que Messi la empujase al fondo de la red. El objetivo pepinero se venía abajo pronto.
En el arranque el dominio era total de los hombres de Luis Enrique que movían el balón con comodidad en campo rival ante los jugadores blanquiazules que parecían espectadores viendo circular la pelota. Pero si algo caracteriza al Leganés es su garra. Este modesto equipo no está en Primera (y fuera de los puestos de descenso) por su fútbol excelso ni su elevado presupuesto. Lo está por su valentía y su coraje (dejando a un lado su excelente gestión) y en una cita tan histórica tenía que intentarlo. Creyeron y sus oportunidades llegaron. El Zhar tuvo en sus botas una doble ocasión en la que rozó el gol. El franco-marroquí se plantó ante un Ter Stegen en estado de gracia que frenó sus disparos en dos ocasiones. Ahora sí, el Lega se había desprendido del miedo y competía en el partido.
El Barça, relajado tras el gol, mostraba poco. Mucho pase horizontal y poco acierto en las acciones individuales. Pero cuando los miembros de la MSN conectan salta la chispa. Así, con otra conexión Suárez-Messi estuvo a punto de llegar el segundo. Herrerín lo evitaba con una buena intervención. Y es que el Barcelona de Luis Enrique volvió a mostrar su enfermedad: MSNdependencia.
Al centro del campo culé le faltaba sobriedad, carácter y criterio o lo que es lo mismo Iniesta y Busquets. André Gomes actuaba de eje. Luis Enrique se ha empeñado en insertar al portugués como sea en el once, pero le está costando mucho, como al Barça su fichaje (económicamente hablando, por si había dudas). El Lega se estiraba y volvía a acariciar el empate con un remate de cabeza del capitán Mantovani.
Y a todo esto, como el Barça no creaba ocasiones, la grada de animación cantaba a Luis Enrique y el resto del público se dedicaba a silbar a un entrenador con la fecha de caducidad ya tatuada. La ruptura en torno al técnico es evidente y el público, en esa guerra, se puso del lado de los jugadores como si la debacle de París fuese sólo culpa del banquillo.
Antes del descanso hubo otro susto con Ter Stegen y El Zhar como protagonistas… otra vez. Una vez más el alemán ganó el duelo con una muy buena parada de reflejos tras un disparo desde la frontal que había tocado en un defensa. El Barça se iba al descanso por delante, pero con la cabeza gacha.
La segunda mitad comenzaba igual. Un Barça sin ritmo chocando contra el bloque madrileño. Los arreones de Messi eran cortados por la montonera de piernas que se acumulaba en la zona del ataque azulgrana. Y las ocasiones del Lega seguían llegando. Esta vez era Guerrero el que iba a disponer de la oportunidad de marcar tras una ‘asistencia’ de Umtiti. El final se lo pueden imaginar: una vez más Ter Stegen evitaba el empate.
Los minutos pasaban y el público del Camp Nou seguía esperando las ocasiones del Barça. Lento, espeso y hasta apático. Y claro, la grada se impacientaba… hasta que estalló cuando llegó el gol del Leganés. El fútbol era justo y premiaba al equipo que lo merecía. Guerrero robó el balón a Sergi Roberto en salida, se apoyó en el recién entrado Darwin, que tuvo tiempo para dejar el balón a Unai López que ponía el empate. Ter Stegen no podía pararlo todo y esta vez se le coló el balón entre las piernas. Iniesta, a calentar.
Los nervios se apoderaban de los dos equipos. El Barça porque acariciaba un nuevo ridículo, esta vez en casa, y el Lega porque lo que rozaba era algo histórico. Sumar en el Camp Nou un punto valiosísimo en la pelea por el descenso. Denis e Iniesta entraban por Rafinha y un André Gomes que escuchó música de viento.
Apenas quedaban dos minutos cuando el Barça salvó los muebles desde el punto de penalti. Neymar gambeteaba en el área y Mantovani no podía quitarse del medio para derribar al brasileño. Esta vez Messi no falló desde los once metros. Herrerín acertó la dirección del lanzamiento pero iba fuerte y al palo. El Barça regatea el ridículo, pero la imagen volvió a ser la de un equipo en depresión.