El Atlético no golpea
El Atlético de Madrid tutea al City, pero abandona la Champions con un solo tiro a puerta en toda la eliminatoria
El equipo fue mejor en la segunda parte y amedrantó a su enemigo, pero careció de remate
No habrá semifinal ante el Real Madrid, pero la aventura europea ha sido más digna de lo esperado
Guardiola se ve obligado a ponerse el mono de trabajo para eliminar por primera vez al Atlético
El Atlético abandona la Champions League con la sensación de no haber sido inferior al City, pero con la certeza de no haber podido disparar más que una sola vez entre los tres palos en los dos partidos de la eliminatoria. Un premio moral insuficiente para avanzar a semifinales, pero que refuerza el nivel de competitividad de un equipo capaz de tratar de tú a tú a un coloso. No habrá revancha ante el Real Madrid, pero la aventura europea ha sido más digna de lo que cabía esperar en la fase de grupos.
Guardiola se sacude la maldición del Atlético y le deja fuera de Europa por primera vez tras sus malas experiencias con Barcelona y Bayern, pero para conseguirlo tuvo que acabar renunciando a parte de su estilo y asumir que si quería seguir adelante debía ser a base de embarrarse. El City hizo un partido impecable en defensa, tanto en el Etihad como en el Metropolitano, y esa fue la base de su éxito.
Mimetizado con una grada que le recibió en volandas, el Atlético pisó el Metropolitano con la mirada del tigre inyectada en sus ojos, pero tuvo que acabar reculando en el descanso ante la evidente superioridad del City, que por suerte no se tradujo en un marcador positivo. Guardiola fue inteligente y aprendió de los errores pasados. Le cerró a Simeone todas las vías de suministro y no renunció a su estilo pese a la presión del rival y de la tribuna. El resultado fueron 45 minutos que se consumieron sin casi nada de interés salvo, por supuesto, la oportunidad que pudo haber dejado la eliminatoria aún más decantada del lado inglés.
Forzado por la necesidad imperiosa de marcar un gol, el Atlético se vio obligado a asumir el riesgo de dejar correr al City al contragolpe, pero era el precio que había que pagar por subir el bloque de presión. De Bryune tuvo en el Metropolitano mucho más terreno del que había disfrutado en el Etihad y Mahrez y Foden disfrutaron de la posibilidad de intentar el uno en contra uno en más ocasiones de las que podían haber imaginado. Al internacional inglés le dejó su marca muy pronto Felipe, pero el argelino sembró el pánico cada vez que entró en contacto con el balón.
La noche fue táctica y con escasos malabarismos. El Atlético percutió casi siempre por su banda izquierda y el City lo fio todo a la posición indetectable de Bernardo Silva. Con Griezmann sorprendentemente apagado y Lemar activo pero impreciso, Joao se convirtió en el faro del equipo, pero sin nadie a su lado para sustentarlo todas las llegadas rojiblancas acabaron en naufragio. Como sucedió en Manchester hace ocho días el equipo se fue a vestuarios sin haber ni siquiera asomado con peligro real por el balcón enemigo.
Mientras, poco a poco, el City fue sintiéndose más seguro en el partido. Esperó y esperó y al final acabó llegando la oportunidad que había soñado. A los 29 minutos el corazón del Metropolitano se detuvo en seco. Foden prolongó al punto de penalty un pase de Walker desde la derecha y allí apareció Gundogan para rematar suave lejos del alcance de Oblak. Guardiola se levantó para cantar el gol, pero la base del poste se interpuso en su camino y en el rechace Reinildo se jugó el físico ante De Bryune. El Atlético evitó el 0-1 y el partido llegó al descanso sin goles. Sin nada perdido, pero sin nada ganado todavía. Tocaba remar contra corriente ante un rival técnicamente impecable. Un prodigio en circulación de balón al que no parecía haber forma de hacer daño.
El Atlético regresó al campo con un mayor punto de audacia y en el primer minuto un pase de Kondogbia a Griezmann obligó a Cancelo a ir al límite en un uno contra uno en banda derecha y poco después Lemar se atrevió por fin a ensayar el disparo. En ninguna de las dos jugadas sucedió nada, pero algún efecto parecieron provocar en la seguridad del City, que por primera vez se sintió amenazado. A los 55 minutos Joao cabeceó fuera un centro de Llorente y a los 56 un remate desde fuera del área de Griezmann dibujó un arco cercano al gol. Postrado en cuclillas en el borde del terreno de juego, Guardiola frunció el ceño antes de girarse y mirar a Lillo. Algo había cambiado en el partido.
La respuesta del banquillo citizen fue casi inmediata. De Bruyne se fue al vestuario con molestias y Sterling pisó el campo para tratar de intimidar a la defensa rojiblanca desde una falsa posición de delantero centro. Sin embargo la noche no estaba a esas alturas para remilgos. Con 25 minutos por delante había llegado el momento de arriesgar y Simeone no dudó en arrojar tres triunfos sobre la mesa: Correa, De Paul y Carrasco entraron en juego. Suárez y Cunha, corriendo con el peto por la banda, se quedaron esperando. Recién entrado De Paul tuvo la mejor oportunidad doméstica de la noche, pero su disparo a pase de Llorente no cogió portería.
Convertido en dueño hegemónico del partido, el Atlético se lanzó a por el todo o nada. Guardiola se protegió con Fernandinho y Simeone contraatacó con Suárez y Cunha. Al uruguayo le faltó fuerza en una buena oportunidad y Cunha estrelló en el cuerpo de Stones una buena oportunidad, pero ese fue el canto del cisne porque el partido acabó enfangado cuando Felipe decidió autoexpulsarse de nuevo. Ahí murieron las últimas esperanzas de forzar un milagro que nunca llegó, aunque Carrasco, en un saque de falta a los 98 minutos, obligó a Ederson a hacer la única parada de toda la eliminatoria.