Liga Santander: Real Madrid - Granada

Areola empañó su actuación con un minuto negro: cantada y penalti de regalo

Areola había firmado un partido inmaculado hasta que dos errores, uno que acabó en penalti y gol, echaron por la borda todo el trabajo anterior. El francés demostró maneras, pero también dejo dudas

La crónica del Real Madrid - Granada: líder a la ruleta rusa

Areola
Areola atrapa un balón. (AFP)
Iván Martín

Seguridad. Firmeza. Confianza. Eso es lo que transmitió Areola hasta que perdió el norte del partido que midió al Real Madrid y al Granada en el Santiago Bernabéu dejando en evidencia alguna cosa que todavía debe pulir y que no le permite estar el top más absoluto de los guardametas. El francés sigue aprovechando todas las oportunidades que Zinedine Zidane le está dando en este comienzo de temporada, pero en esta ocasión dejó dudas.

El portero, que parecía que llegaba al Santiago Bernabéu en el último día de mercado para jugar la Copa y, si las cosas iban bien, algún partido suelto de Liga y de la fase de grupos de la Champions, ha confirmado en dos partidos y medio que va a pelear el puesto, aunque frente al Granada ensució su sólida actuación con dos minutos para olvidar.

Areola fue titular por la baja de Courtois y su rendimiento, sin tener mucho trabajo, fue más que notable hasta que falló en una salida en la que quería despejar con los puños y, poco después, cometió un penalti tan claro como absurdo por complicarse en el área que le costó encajar su primer gol como jugador del Real Madrid. Olvidando ese error, su actuación frente al conjunto granadino fue buena.

Es cierto que el equipo andaluz no le puso en muchos problemas, pero cada vez que tuvo que parar lo hizo hasta el penalti. Y al final, eso es lo que se demanda de un portero que juega en el Real Madrid. Seguro en los balones laterales, por alto y un aliado para los centrales a la hora de sacar el balón jugado desde la defensa. En el segundo gol del Granada pudo hacer algo más en la acción que propició un córner que terminó en gol, pero esa no se le puede apuntar al galo. El remate a un metro hacía imposible cualquier milagro.

Los minutos finales de Areola fueron como los de un Real Madrid que juega a la ruleta rusa con demasiada frecuencia. Algo nervioso, ya no transmitía la misma seguridad que al principio. Algo que confirmó a mandar por la línea lateral un pase que provocó los pitos de un Bernabéu que le reconoció sus buenas maneras antes. El debate de la portería blanca no lo cierra nadie.

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