Alejandro Valverde, un killer eterno… y Mundial
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Alejandro Valverde se retira con 42 años tras una carrera de dos décadas de triunfos y un Mundial que representó el colofón a su carrera
Alejandro Valverde Belmonte (Murcia, 1980), poso este sábado en el Giro de Lombardía punto y final a su carrera deportiva después de 20 años de éxitos sobre la bicicleta en el terreno profesional. El ciclista murciano se ha distinguido a lo largo de los años por determinación, que aumenta a más de 130 su casillero de victorias como profesional, entre ellas la Vuelta a España de 2009, cuatro Lieja-Bastogne-Lieja y, por supuesto, el Mundial de 2018.
La leyenda del ciclismo español cuenta con la firma de Valverde en algunas de sus páginas más honrosas. No en vano, Alejandro tiene triunfos parciales en las tres Grandes, Giro de Italia, Tour de Francia y Vuelta a España, en las que además ha conseguido subirse al podio de la clasificación general. El Giro (3º en 2016) fue la excepción en su carrera, el Tour (3º en 2015) su anhelo y la Vuelta (campeón en 2009 y seis podios) la carrera de su vida.
Valverde es un ciclista que será eterno y al que, posiblemente, no se ha venerado lo suficiente pese a que sus triunfos han sido mayúsculos tanto en fondo como en forma. Pura clase sobre la bicicleta, Alejandro era, en el mejor de los sentidos, un rara avis en el ciclismo español y en el pelotón internacional, ese corredor capaz de dar la sorpresa y vencer cuando ya le estabas dando el triunfo virtual a otro. Nadie tenía el punch del murciano, capaz de vencer a Armstrong en un final en alto en el Tour, a Bettini en llegadas al sprint picando hacia arriba o a Alaphilippe o Purito en grandes cuestas.
Y todo ello durante 20 años en los que sólo paró de ganar en momentos contados, obligado por sus propias ausencias. No fue Alejandro un corredor mutilado por las lesiones, aunque fruto de caídas si tuvo que sufrir lo más duro del ciclismo. En la primera etapa del Tour 2017 llegó la peor, que hizo temer incluso por su retirada, pero Valverde regresó por sus fueros para cerrar el círculo en 2018, con un título Mundial que emocionó al planeta tanto por su desenlace como por la celebración. Imposible que fuera más merecido.
Alejandro también superó una sanción de un año y medio por dopaje, de la que también volvió ganando, pese a que muchos dudaban de que pudiera hacerlo. Con el mismo punch de siempre, Valverde hizo buenos los presagios de todos aquellos que le vieron entrenar en su ausencia y que aseguraban que regresaría más fuerte. Para entonces ya había ganado la Vuelta a España, su carrera fetiche, pero le quedaban por completar los podios en el Giro y en el Tour de Francia, donde confirmó que pese a no ser el mejor vueltómano, sí podía mantenerse entre los mejores en todas las carreras de tres semanas.
Rey en las Ardenas… y en Abarca
Capítulo aparte merecen sus apariciones en primavera, en unas clásicas de las Ardenas en las que sacaba su mejor cara. Hasta en cinco ocasiones se coronó en el Muro de Huy de la Flecha Valona y haciendo su acto de presencia en los Monumentos, Valverde también conquistó cuatro veces la prestigiosa Lieja-Bastogne-Lieja, siempre con exhibición.
La carrera de Valverde, que comenzó en profesionales hace 20 años ganando con las rayas verdes y blancas de Kelme, ha tenido un cierre de galones a los 42 en Movistar, dentro de una estructura de Abarca Sports a la que seguirá ligado en otro rol tras su retirada. Alejandro ha conseguido lo que quería, ser competitivo hasta el último minuto y hacer buena una afirmación que se convierte en máxima por pura fuerza. Este 8 de octubre cuelga la bicicleta uno de los mejores de la historia reciente del ciclismo mundial. Se retira la leyenda, Alejandro Valverde.
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