Trucos de cocina

Soy ingeniera de alimentos y éste es el mejor truco para conservar el queso más tiempo sin que se ponga duro

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Recreación artística de quesos.
  • Ana López Vera
  • Máster en Periodismo Deportivo. Pasé por medios como Diario AS y ABC de Sevilla. También colaboré con la Real Federación de Fútbol Andaluza.

El queso es un imprescindible en muchas cocinas, pero basta con unos días para que pase de estar tierno y sabroso a duro, seco y sin apenas aroma. Saber cómo guardarlo correctamente es clave para evitar desperdicios y disfrutarlo en su punto durante más tiempo.

Lo que pocas personas saben es que hay una técnica sencilla que puede marcar una gran diferencia en su conservación. ¿Quieres saber cuál es?

El truco de una ingeniera de alimentos para conservar el queso sin que se ponga duro

La clave de este método consiste en saber cómo reacciona cada tipo de queso a las bajas temperaturas.

Según explica la ingeniera en alimentos Mariana Zapién en un vídeo publicado en su cuenta de Instagram (@ingdetusalimentos), la congelación puede ser una herramienta eficaz si se respetan ciertos límites de tiempo y se elige bien qué productos llevar al frío extremo.

El factor determinante es la cantidad de agua y grasa que contiene cada queso. Cuanta más agua tenga, más sensible será a los cambios de textura tras pasar por el congelador.

Aun así, incluso los quesos frescos pueden beneficiarse de este método si se almacenan correctamente, preferentemente en recipientes herméticos o bolsas con cierre, retirando al máximo el aire para evitar quemaduras por frío.

Qué quesos se pueden congelar y cuánto tiempo duran en el congelador

No todos los quesos tienen la misma resistencia al paso del tiempo bajo cero. En el caso de los quesos frescos, como el panela, el Oaxaca o el asadero, la experta recomienda no superar los dos meses de congelación. Después de ese periodo, la cantidad de agua en su interior empieza a jugar en su contra y la textura puede volverse quebradiza.

Los quesos curados o madurados presentan un comportamiento muy distinto. Al tener menor humedad, soportan mejor la congelación y pueden conservarse hasta siete meses sin grandes alteraciones.

Entre los ejemplos más habituales están el parmesano o el manchego. Un consejo útil es congelarlos ya rallados, en pequeñas porciones, para facilitar su uso posterior y evitar descongelar más cantidad de la necesaria.

En cuanto a otros lácteos, la mantequilla también entra en la lista de productos aptos. Al ser mayoritariamente grasa, mantiene bien su estructura y puede guardarse hasta cinco meses en el congelador siempre que esté bien sellada.

Quesos que no se deben congelar porque pierden textura y sabor

Así como hay lácteos que toleran el frío extremo, también existen otros para los que la congelación está totalmente desaconsejada. Es el caso de los quesos con una textura especialmente cremosa y alto contenido de humedad. Estos son algunos de ellos:

En estos productos, la formación de cristales de hielo rompe su estructura interna. El resultado tras la descongelación suele ser un queso con textura granulosa, pérdida de untuosidad y un sabor menos limpio, lo que arruina por completo su uso en platos donde la cremosidad es clave.

Cómo descongelar el queso correctamente para que no se estropee

Guardar bien el queso es solo la mitad del proceso. La descongelación también influye de manera decisiva en el resultado final. La recomendación de la ingeniera es sencilla: pasar el queso del congelador al frigorífico con al menos 12 horas de antelación (la noche antes de ser consumidos).

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