¿Qué es la distopía o lo contrario a la utopía?
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Los lectores asiduos probablemente estarán muy familiarizados con una terminología común en la literatura: utopía. Pero, ¿qué es la distopía y en qué se diferencia este concepto del anterior, si es que tienen algo que ver entre sí?
Como podíamos imaginarnos, efectivamente hay relación entre ambos, ya que una distopía es una representación imaginaria de una sociedad del futuro que, a diferencia de la utopía, muestra unas características «indeseables».
Origen de la idea de distopía
Esta sociedad que tanto se aleja de lo que anhelamos, cuya posibilidad de concreción debería ser evitada siempre, tiene su origen en la lengua inglesa, más concretamente en un escrito de John Stuart Mill, un ensayista británico con múltiples ocupaciones como economista, filósofo y político, que la incorporó a un discurso en el año 1868.
Como resulta evidente, estamos ante una definición que tiene más de un siglo y medio, por lo que la percepción de potenciales futuros poco alentadores no es nueva ni de esta generación, sino que convivimos con ella hace años.
Durante unas cuantas décadas, sin embargo, distopía no apareció en el Diccionario de la Real Academia Española. Fue el escritor José María Merino quien acuñó la acepción en este documento, describiéndola como «una sociedad del futuro cuya alienación moral puede explicarse a partir de sus rasgos negativos», que aún usamos.
Libros distópicos
Listar todos los ejemplos literarios de distopías sería imposible, pero sin dudas algunos merecen ser mencionados. Entre ellos, probablemente el más popular sea 1984, de George Orwell, que se anticipó o más bien inspiró a la televisión actual al imaginar un mundo en el que estamos gobernados por una especie de «Gran Hermano». Fahrenheit 451, de Ray Bradbury, es otro libro distópico famoso, en el que los libros son quemados.
También La larga marcha, de Stephen King, hablamos de una novela futurista donde la realidad supera a la fantasía más terrorífica. Es parecido al argumento de los Juegos del hambre que todos conocemos donde varios atletas deben llegar al final, pero solo lleva uno y el resto morirán.
O El señor de las moscas, novela un grupo de muchachos son los únicos supervivientes de un naufragio y llegan a una isla. Aquí empiezan a crear una sociedad con bandos distintos y que nos recuerda a muchas cosas que realmente han pasado en nuestra historia.
Por su parte, Un mundo feliz, la novela del escritor británico Aldous Huxley, publicada por primera vez en 1932, crea una sociedad distópica donde aparecen el control de las emociones por medio de drogas que, combinadas, cambian radicalmente la sociedad. En este caso, esta sociedad se organiza a través de castas donde cada uno sabe y acepta su lugar en el engranaje social, saludable, avanzada tecnológicamente y libre sexualmente.
El cine y los videojuegos
Tanto el cine como los videojuegos se han servido de los futuros fatalistas, y podemos citar films como Mad Max y sagas de juegos como Deus Ex, que encarnan perfectamente estas sociedades fallidas.
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