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En una pequeña localidad del sur de Sri Lanka, lo que comenzó como una jornada rutinaria terminó convirtiéndose en un hallazgo científico sin precedentes. Una mujer, mientras barría el jardín de su casa tras días de lluvias intensas, notó algo inusual sobresaliendo del suelo húmedo.
Llamó a su esposo con insistencia y lo que ambos encontraron fue una criatura rojiza, de forma peculiar, con un olor penetrante que atrajo a numerosas moscas. Aquello que parecía una rareza más del bosque tropical resultó ser una especie desaparecida desde hace más de un siglo.
La extraña especie que resurgió un siglo después: es un hongo
El hallazgo ocurrió en Hapugala, una aldea de Galle. El naturalista y periodista Sajeewa Wijeweera, intrigado por la extraña apariencia del organismo (una estructura alargada, de color rojo vivo, con secreciones viscosas), tomó fotografías y comenzó a investigar por su cuenta. Al no encontrar coincidencias en bases de datos internacionales, decidió consultar a expertos locales.
Fue así como, con ayuda del investigador Bhathiya Gopallawa, de la Universidad de Peradeniya, se identificó finalmente el organismo: Mutinus bambusinus, un hongo también conocido como «cuerno apestoso». Su último registro en Sri Lanka databa de 1919, cuando fue documentado en los Jardines Botánicos de Peradeniya, en un entorno con vegetación de bambú.
Así es el Mutinus bambusinus, un hongo encontrado en Sri Lanka
Este organismo, conocido localmente como nai hathu (hongo cobra), es parte de la familia de los faloides. Su forma fálica, su color rojo brillante y el olor pútrido que emite forman parte de su mecanismo de reproducción. La fetidez atrae a moscas que se alimentan de la sustancia mucilaginosa que cubre su punta, ayudando así a dispersar sus esporas.
El ejemplar encontrado en Galle apareció en un entorno sin bambú, lo que desconcierta a los expertos. Se encontraba rodeado de árboles de yaca, nuez moscada y plantas ornamentales, lo que sugiere una mayor adaptabilidad de la especie.
«Este descubrimiento no habría sido posible sin la curiosidad y el compromiso de la ciudadanía», destaca la botánica Deepthi Yakandawala, quien también participó en el análisis del caso. Tras el hallazgo, se han registrado al menos 5 nuevos avistamientos del mismo hongo en Sri Lanka, lo que sugiere que no estaba extinto, sino simplemente se había pasado por alto esta especie.
Este episodio pone en valor el papel de la observación cotidiana en la ciencia. Tal como destaca la revista Ceylon Journal of Science, donde fue publicado el estudio, el redescubrimiento de Mutinus bambusinus “refleja cuán incompleta es aún nuestra comprensión de la biodiversidad fúngica del país”.
Sri Lanka podría albergar hasta 25.000 especies de hongos, pero sólo unas 3.000 están formalmente documentadas, según el profesor Nimal Adikaram, uno de los autores del estudio. Advierte que muchas de ellas podrían desaparecer antes siquiera de ser identificadas, debido al cambio climático y la pérdida de hábitats.
«Durante décadas, los hongos han sido los grandes olvidados de la ciencia», lamenta Adikaram. Casos como este muestran que, incluso en los jardines más inesperados, puede florecer una nueva y fascinante historia natural.