¿Qué comía el ser humano durante la Edad Media?
La dieta diaria era mucho más limitada y asequible que en la actualidad
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Las recetas y alimentos de los que actualmente disfrutamos son herencia directa de las costumbres culinarias adoptadas durante la Edad Media. Una exquisita combinación de sabores, olores y costumbres que todavía se mantiene vigente en la actualidad. Es cierto que la innovación y la difusión que ahora caracterizan a la gastronomía poco tienen que ver con la limitación a la que estaban sometidos los hombres del medievo. Su sencillez y simplicidad conforman un conjunto de platos al más puro estilo tradicional. Pero, ¿que comía realmente la sociedad de la Edad Media?
La importancia de las clases sociales
Algo tan simple como la alimentación dependía en gran medida de la posición social del comensal. A excepción de algunos ingredientes básicos que siempre estaban al alcance de cualquiera, como pueden ser el aceite, el pan, la miel o el vino, siendo esta la bebida más consumida de la época. En muchas ocasiones, la dieta diaria era sinónimo de control y poder. Los ciudadanos más ricos no solo podían comprar alimentos más inusuales, como los huevos o la leche, sino que además se esmeraban en convertir la mesa en una auténtica obra de arte. Eso sí, su comida era también menos nutritiva que la de los campesinos. Estos, al trabajar en la tierra, disfrutaban de delicias como la carne de castor, las gachas de trigo, verduras, cereales o legumbres.
No obstante, diversas fuentes históricas sitúan la carne como el manjar más exclusivo de la época. La realeza y la nobleza basaban su alimentación en dicho ingrediente, procedente de las cacerías que ellos mismos organizaban. Por su parte, el pescado adquiría el mismo carácter opulento en las zonas costeras. Ambos eran siempre acompañados de vino o cerveza, con hasta seis litros diarios por persona. Una bebida que jamás consumían era el agua, ya que esta suponía un foco importante de transmisión de enfermedades.
También comían comida putrefacta
Para que los alimentos se conservaran mejor, los ciudadanos de la Edad Media recurrían mucho a la sal y al secado. Además, los expertos aseguran que, ya en la época, el hombre cocinaba deliciosas salsas para acompañar la comida. No obstante, estas no se empleaban para dar un toque especial al plato, sino para ocultar el desagradable sabor de los ingredientes en estado de descomposición. Convirtiéndose en el mejor sistema para no tirar los alimentos ya recolectados.
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