El aviso urgente de los peluqueros: si usas el secador así lo único que haces es que se te caiga el pelo

El secador de pelo es una herramienta que millones de personas utilizan a diario en todo el mundo. Sin embargo, lo que muchas no saben es que un uso inadecuado puede provocar daños acumulativos en el cabello, debilitando su estructura. No se trata de un mito: los peluqueros llevan años advirtiéndolo, y cada vez más estudios confirman esa relación. La buena noticia es que no es el secador en sí el problema, sino el cómo se utiliza.
Los profesionales coinciden en que, cuando se utiliza como es debido, no debería haber ningún problema; pero, si se usa a altas temperaturas, durante más tiempo del recomendado o demasiado cerca del cuero cabelludo o durante tiempos excesivos, el estrés térmico sobre el cabello se multiplica, provocando efectos que muchos confunden con la caída natural. No obstante, esa pérdida suele ser producto de la rotura, no de un daño profundo al folículo.
¿Por qué el calor del secador daña el cabello?
El cabello está formado por varias capas, y la cutícula es una de las más importantes: una capa externa compuesta por pequeñas escamas que protegen la estructura interna del pelo. Cuando aplicamos calor excesivo, estas escamas se levantan, se debilitan y dejan expuesta la fibra capilar. En consecuencia, el pelo se vuelve áspero, pierde brillo, queda frágil y se rompe con facilidad.
Aunque pueda parecer una herramienta inofensiva, la mayoría de las personas cometen varios errores muy perjudiciales a la hora de utilizar el secador:
- Las temperaturas altas resecan la fibra, evaporan la humedad natural del cabello y sensibilizan la cutícula. Los peluqueros recomiendan utilizar siempre la temperatura media o baja.
- Poner el secador a menos de 10–15 centímetros puede irritar la piel, provocar enrojecimiento, sensibilidad e incluso dermatitis. La irritación puede desencadenar una caída temporal denominada efluvio telógeno por estrés térmico.
- Si el calor se concentra en una zona concreta del cabello, la fibra alcanza temperaturas demasiado elevadas. La cutícula se rompe, el pelo se quema y se parte. Por eso los profesionales siempre mueven el secador constantemente alrededor de la cabeza.
- Usar el secador con el pelo empapado es uno de los errores más comunes. La combinación de agua y calor directo provoca que el cabello se hinche, se debilite y se rompa con suma facilidad. Lo ideal es retirar el exceso de humedad primero con una toalla y dejar que el pelo se seque al aire durante unos minutos.
- Aunque no son indispensables, sí marcan la diferencia. Los protectores térmicos generan una película que reduce hasta un 50 % el impacto del calor sobre la fibra capilar.
Los expertos señalan que cuando se cometen estos errores, es muy probable que el secador termine provocando un daño acumulativo que se traduzca en: caída temporal por irritación o estrés térmico, rotura generalizada y pérdida de volumen. Afortunadamente, una vez corregidos los hábitos, el cabello suele recuperarse.
Protectores térmicos caseros
Los productos comerciales llevan siliconas, polímeros y sustancias termoactivas que crean una barrera real frente al calor. Las soluciones caseras pueden reducir ligeramente el daño, pero no son tan eficaces frente a temperaturas altas, especialmente si usas plancha o rizadores.
Aun así, preparados como el spray de aloe vera y agua ayudan a mantener la hidratación porque crean una película ligera alrededor del cabello, mientras que la mezcla de aceite de semilla de uva con agua es especialmente útil para melenas secas o rizadas, ya que aporta suavidad sin apelmazar si se aplica con moderación.
Además, la proteína de arroz hidrolizada combinada con agua fortalece el tallo capilar, de modo que contribuye a reducir la rotura, y el té verde concentrado, aunque no actúa frente a altas temperaturas, sí proporciona antioxidantes que combaten la fragilidad del cabello.
Recomendaciones de peluqueros
Los profesionales coinciden en seis normas básicas:
- Temperatura media o baja siempre que sea posible.
- Distancia de seguridad: unos 15 centímetros.
- Movimiento constante para evitar el calor concentrado.
- Secado parcial al aire antes de usar el secador.
- Protector térmico cuando la temperatura sea alta.
- Boquillas y difusores, que distribuyen mejor el calor.
Los peluqueros aseguran el verdadero riesgo para el cabello no es el secador en sí, sino la forma de utilizarlo. Cuando se aplica calor excesivo muy cerca del cuero cabelludo, el aire caliente puede irritar la piel, resecarla y debilitar la fibra capilar. Sin embargo, si se utiliza correctamente, el riesgo disminuye de forma notable. Utilizar una temperatura moderada, mantener aproximadamente 15 centímetros de distancia y moverlo constantemente evita que el calor se concentre en un solo punto, protegiendo tanto el cabello como el cuero cabelludo.
Los protectores térmicos, ya sean comerciales o caseros, también cumplen una función muy importante, creando una barrera protectora. En definitiva, el secador no tiene por qué ser un enemigo del cabello si se usa con criterio. La clave está en evitar los excesos, proteger la fibra capilar y cuidar el cuero cabelludo.