Adiós al plato favorito de María Pombo: está a punto de desaparecer y es una desgracia
Los percebes pueden estar en riesgo. El plato favorito de María Pombo que podría desaparecer
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Quienes siguen de cerca a María Pombo saben que, el éxito en sus redes sociales se basa sobre todo en sus publicaciones centradas sobre todo en moda, su estilo de vida y sus negocios. Sin embargo de vez en cuando, la influencer muestra cuáles son sus gustos culinarios, y uno de sus platos favoritos no es otro que los percebes. De hecho, más de una vez ha compartido en sus ‘stories’ la alegría que le produce disfrutar de este manjar, que además no habrá faltado, seguro en sus celebraciones familiares esta Navidad. Pero lo que posiblemente Pombo no sabes es que los percebes que tanto adora puede que tengan los días contados. Algo que tampoco saben los otros muchos amantes de este producto y cuya tradición parece estar en jaque.
Más allá de ser un manjar exquisito, los percebes representan el esfuerzo de los percebeiros gallegos, quienes se enfrentan a los peligros del mar para mantener viva esta actividad centenaria. Pero ahora, el cambio climático, la sobreexplotación y la falta de relevo generacional han puesto en riesgo no sólo esta profesión, sino también el plato que tanto fascina a la influencer. Un plato que es una de las delicias más apreciadas de la gastronomía española con un sabor único, que combina el frescor del mar con una textura inigualable, y cuya complejidad a la hora de su recolección justifican precios que pueden superar los 200 euros por kilogramo en temporada alta. Pero detrás de este lujo culinario se esconde como decimos, una lucha silenciosa por mantenerlo accesible y sostenible.
Adiós al plato favorito de María Pombo
El cambio climático ha alterado radicalmente el hábitat de los percebes. A medida que las temperaturas del mar aumentan, las poblaciones de estos crustáceos disminuyen de manera alarmante. Un estudio de la Universidad de Vigo confirma que el cambio en los patrones de las olas, combinado con las temperaturas más cálidas, está afectando tanto la cantidad como la calidad de los percebes. Las aguas heladas que necesitan para prosperar son cada vez más escasas, y esto afecta directamente su reproducción y crecimiento.
Además, la pesca ilegal ha agravado la situación. A pesar de las regulaciones que limitan la cosecha a 7 kg por día por pescador, la alta demanda ha incentivado prácticas furtivas que esquilman las rocas antes de que puedan regenerarse. Este problema no solo pone en riesgo a los ecosistemas, sino también la supervivencia económica de las familias que dependen de esta actividad.
La profesión de percebeiro
La profesión de percebeiro está catalogada como una de las más peligrosas de España. Los trabajadores se enfrentan a mares embravecidos, riesgos constantes de caídas y la amenaza de ser arrastrados por las olas. Equipados con trajes de neopreno y con una valentía que pocos poseen, estos héroes anónimos arriesgan su vida cada día para recoger estos preciados crustáceos.
Sin embargo, este esfuerzo titánico parece no ser suficiente para proteger su sustento. En localidades como Corme, donde hace apenas una década había más de 100 percebeiros, hoy quedan apenas 30. Roberto Vidal, un percebeiro experimentado, explica a The Huffington Post que el oficio esté desapareciendo, tanto por la falta de recursos como por el desinterés de las nuevas generaciones. «Antes había el triple de percebeiros. Hoy somos una minoría y el futuro es incierto», comenta.
Además, las condiciones económicas no son alentadoras. Aunque el precio del percebe es elevado, los beneficios no siempre se reflejan en el bolsillo de quienes se juegan la vida para extraerlo. Las subastas en las lonjas de pescado muchas veces favorecen a intermediarios, dejando a los percebeiros con ingresos modestos en comparación con el esfuerzo invertido.
¿Qué se puede hacer para salvar los percebes?
La situación exige medidas urgentes y coordinadas. Los percebeiros autorizados han solicitado una mayor vigilancia costera para frenar la pesca ilegal, así como el establecimiento de reservas marinas donde los percebes puedan regenerarse sin intervención humana. Proponen también campañas de concienciación para que los consumidores entiendan la importancia de comprar solo productos de origen certificado, contribuyendo así a la sostenibilidad de esta tradición.
Por otro lado, el cambio climático sigue siendo el mayor desafío. La única solución a largo plazo es implementar políticas más estrictas para reducir las emisiones de carbono y proteger los ecosistemas costeros. Este problema global tiene impactos locales devastadores que ya no se pueden ignorar.
Un futuro incierto para los percebes
Si la tendencia actual continúa, los percebes podrían convertirse en un recuerdo del pasado, algo que no sólo afectará a los percebeiros y a la economía gallega, sino también a quienes, como María Pombo, encuentran en ellos un placer único. La desaparición de este manjar simbolizaría la pérdida de una tradición centenaria, de un oficio heroico y de un ecosistema que alguna vez fue abundante.
Es una ironía que un manjar tan asociado a la celebración y la abundancia esté tan cerca de desaparecer. Mientras disfrutamos de estas pequeñas joyas del mar, debemos recordar el inmenso sacrificio que implican y la urgente necesidad de proteger esta tradición. María Pombo, como tantos otros amantes de los percebes, tendrá que buscar alternativas si no actuamos ahora. Porque, más allá de ser un plato exquisito, los percebes son un símbolo de lucha, resiliencia y respeto por el mar.