El vestido de novia de Fabiola de Bélgica podrá verse en el Museo Balenciaga de Getaria

Boda real de Fabiola y Balduíno de Bélgica @Getty
Boda real de Fabiola y Balduíno de Bélgica @Getty

El vestido de novia de la reina Fabiola de Mora y Aragón con Balduíno de Bélgica podrá verse en una exposición en el Museo Balenciaga de Getaria hasta el mes de diciembre. La confección del vestido, explica un comunicado del museo vasco, fue todo un acontecimiento en la Maison Balenciaga, tanto por la cercanía de la clienta –su bisabuela fue Micaela Elío y Magallón, Marquesa de Casa Torres–, como por la expectación que esta boda real generó en su momento.

El vestido, ubicado en las salas expositivas del Palacio Aldamar, se contextualiza con documentación de la época – fotografías, películas,  revistas, periódicos, bocetos- que ayuden a entender la trascendencia del hecho histórico y la relevancia de la pieza dentro de la colección del Museo.

Tras formar parte de la exposición Balenciaga y la pintura española, organizada por el Museo Thyssen-Bornemisza entre el 18 de junio y el 22 de septiembre de 2019, y antes de su descanso por motivos de conservación en los almacenes del museo, la muestra ‘Fabiola de Bélgica. Vestido nupcial’ propone explorar la historia y el contexto en la creación del icónico vestido de novia de la reina consorte.

@MuseoBalenciaga
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Señalan en la misma nota, además, que la muestra en curso, ‘Cristóbal Balenciaga. Moda y Patrimonio’, indaga en el dónde y cómo se desarrolló la creación de Balenciaga, en los contextos que nos ofrecen la oportunidad de entender su obra. Algunos de estos contextos son privados, los propios del oficio y saber hacer de la alta costura. Otros, en cambio, son absolutamente públicos y tienen que ver con los entornos socio-culturales y los hechos históricos, que marcan el momento de las creaciones y los procesos de diseminación y adopción de las innovaciones en la cultura, el arte, el diseño o la moda en el S. XX.

Desde la historia de amor de los contrayentes y el anuncio de su compromiso –desgranados con persistencia por la prensa a partir de la publicación del Comunicado Oficial de la Casa Real Belga– hasta los rumores sobre la ceremonia o el diseño del vestido de la novia, todo en torno al acontecimiento despierta la pasión de un público cada vez más entregado, que trasciende las fronteras de Bélgica y España.

Finalmente, el 15 de diciembre de 1960, en la primera boda real retrasmitida en directo por televisión de la historia, la imagen del regio vestido nupcial de Balenciaga queda grabada de forma indeleble en la memoria de miles de espectadores, y lo convierte –en virtud de este impacto asociativo sin precedentes– en una de las piezas más icónicas del modista de Getaria.

La discreción en la política comunicativa de Balenciaga era un signo de identidad de la casa, respetado en todos sus salones. Esta discreción se extremó para el enlace real haciendo del diseño del vestido un secreto absoluto, por lo que los medios de comunicación que se hacían eco de las diferentes reuniones mantenidas entre el maestro y la familia de Mora recogían suposiciones y rumores sobre lo que podría ser la línea y la estética del modelo final, exacerbando la curiosidad del público.

La prensa llegó a generar y publicar, en base a comentarios no oficiales, diferentes bocetos en los que siempre se hablaba de la simplicidad, a la vez que la majestuosidad aportada por una capa. Entre estos rumores, destaca el atribuido a la propia Fabiola, que llegó a rechazar tres diseños por ser «demasiado regios», a lo que Balenciaga respondería: «Tenga usted en cuenta que ha de llevarlo una reina».

Más allá de su valor como creación material ideada por Cristóbal Balenciaga, su significado histórico y comunicativo convierte a este vestido en un icono de la moda del S. XX. Y como tal fue recibo por la Fundación Balenciaga en 2003 por donación personal de Su Majestad Doña Fabiola de Bélgica, implicada en el proyecto del Museo desde sus inicios. Tras la desaparición del modisto, muchas de las exposiciones sobre Balenciaga que se organizaron incluyeron este vestido, dando visibilidad a una pieza icónica que aúna la trayectoria creativa del modisto con la realidad socio-política de su tiempo.

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