Mario Vargas Llosa

Vargas Llosa, García Márquez, política y faldas: la enemistad de los Nobel hispánicos fraguada en España

La relación de Gabo y Vargas Llosa comenzó a torcerse por su implicación con personajes como Fidel Castro

Lo ocurrido en un encuentro de Gabo y la ex mujer de Vargas Llosa colmó el vaso tras varios roces por política

Mario Vargas Llosa, Gabriel García Márquez
Gabriel García Márquez y Mario Vargas Llosa.
Paula M. Gonzálvez

Es la gran historia de la literatura hispanoamericana, y no por haber quedado reflejada en una novela, sino por sus protagonistas (reales): la enemistad de Mario Vargas Llosa y Gabriel García Márquez, un enfrentamiento de los grandes premios Nobel de Latinoamérica fraguada en España y que trascendió el día que el peruano -que ha fallecido a los 89 años- le propinó un puñetazo a Gabo que lo dejó inconsciente en un acto público.

Si la escena de Gabo sangrando, amoratado y desmayado fuese el arranque de una obra, el autor tendría que recurrir al flashback, porque la rabia desatada por Vargas Llosa con ese derechazo venía de antes. Los autores de La Fiesta del Chivo y el de El amor en los tiempos del cólera se encontraban en el estreno del documental La odisea en los Andes (que cuenta la historia que inspiró La sociedad de la nieve) cuando ocurrió todo.

Son muchos los rumores que apuntan a que lo que enfrentaba a los dos genios no era más que sus respectivos egos, alimentados por los críticos y los números de ejemplares vendidos. Si esto influyó o no, nunca se sabrá, pero está claro que el vaso de ambos se fue llenando poco a poco con sus continuos roces por sus implicaciones políticas, hasta que en la ciudad condal cayó la gota que lo colmó.

Vargas Llosa y García Márquez se conocieron en el aeropuerto de Caracas a finales de los 60 y ambos confesaron admirarse. Es más, el segundo regaló al primero un ejemplar de Cien años de soledad en el que se podía leer «para el gran jefe inca, por todo lo que nos une: los libros, los burdeles y la noche», según contaba Jaime Bayly, amigo de Vargas Llosa en el pasado.

Los escritores empezaron a distanciarse por sus filias y fobias políticas, la primera de ellas la de sus respectivas posturas con el régimen de Fidel Castro en Cuba.

Varios autores, incluidos Gabo y Vargas Llosa, firmaron una carta en 1971 para exigir al dictador comunista que liberara al poeta y preso político Heberto Padilla. Sin embargo, mientras que Vargas Llosa mantuvo su postura tras la publicación de la misiva, García Márquez dijo no haber dado su autorización para que su nombre apareciera en ella. Con uno defraudado por su amigo y otro enfurecido mientras pedía que se retirara su firma, la relación se enrareció.

Además, no es ningún secreto que García Márquez apoyaba públicamente la revolución cubana y que Vargas Llosa se manifestaba completamente en contra.

El siguiente roce político tocaba mucho más de cerca al autor de La ciudad y los perros al implicar directamente al Gobierno Revolucionario de la Fuerza Armada que dominaba Perú. El país vivía en un régimen dictatorial desde el golpe de Estado de Juan Velasco Alvarado y la prensa era censurada. Cuando el gobierno militar secuestró dos de las grandes cabeceras en 1974, El comercio y La prensa, Gabriel García Márquez atacó a los dos periódicos con el ánimo de defender al dictador. Si el posicionamiento de Gabo con Castro abrió un brecha entre los dos, su actitud con el régimen de Perú cavó una zanja.

Vargas Llosa, Gabo y… Patricia Llosa

Un año después, la mecha prendió en la sala Bocaccio de Barcelona, donde había vivido Vargas Llosa, que se acababa de separar de Patricia Llosa (su ex mujer y también su prima hermana) para comenzar una relación con la modelo Susana Díez Canseco.

Carmen Balcells, la agente literaria con la que todo escritor soñaba trabajar en ese momento, organizó un evento en el que Patricia Llosa se encontró con García Márquez. De esa noche existen dos versiones que desembocan en un mismo final: una dice que Gabo mantuvo un encuentro íntimo con la ex mujer del peruano y otra sostiene que García Márquez contó a la mujer que Vargas Llosa era cliente habitual de burdeles.

En cualquiera de los casos -o bien por destaparse la supuesta relación o porque Patricia Llosa se lo contó con ánimo de venganza-, la versión que llegó a oídos Vargas Llosa fue una: su ex mujer y el que fuera su amigo habían estado juntos. De ahí que todos los presentes en el momento del famoso puñetazo coincidieran al decir que escucharon «¡por lo que le hiciste a Patricia!». Un gran título para la historia de una enemistad de dos de los premios Nobel de Literatura más conocidos de la historia.

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