Alicia Koplowitz: generosa donación al Museo del Prado
El pasado 2 de abril, el Real Patronato del Museo del Prado hizo pública la donación de Alicia Koplowitz al museo. La obra donada es el retrato de la Marquesa de Espeja, Dña. Josefa del Águila Ceballos, pintada en el año 1852 por Federico de Madrazo. Madrazo fue en su momento el artista más internacional del romanticismo en España, aprendiendo primero en Roma todas las disciplinas académicas del dibujo y del color y luego en Francia, conociendo los movimientos más modernos desde el Romanticismo de Delacroix hasta el clasicismo académico de Ingres. La obra de Madrazo es una síntesis de todos sus aprendizajes, mezclados con la tradición española cortesana de Velázquez. Su personalidad es rotunda y excepcional y la retrospectiva que tuvo en el Prado en el año 1994 fue su gran descubrimiento a nivel internacional.
El retrato de la Marquesa de Espeja es maravilloso y tiene todos los elementos para estar colgado en una sala destacada del Metropolitan Museum en Nueva York o en la Tate de Londres o el Louvre de Paris. Considerado como uno de sus mejores retratos de Madrazo, denota gran elegancia en la pose. Es tratado con gran precisión y detalle el vestido de transparencias de encaje, el chal bordado y el tocado de plumas todo perfilado hasta el último detalle. En el mercado internacional esta obra valdría tres veces más de lo que se ha pagado por ella, incluso siendo un artista no tan conocido como Ingres o El Greco, el mercado internacional se fijaría en esta obra porque la calidad es extraordinaria. Sin embargo, ha estado circunscrito al mercado español. Gracias a la generosidad de esta querida mecenas española ya es patrimonio del Estado y propiedad del Museo del Prado.
El retrato de la Marquesa de Espeja pertenecía a sus descendientes. Esta obra nunca estuvo en el mercado, ya que fue encargada por el marido de la Marquesa y ha estado en la familia desde entonces. La obra fue consignada para la venta a la galería Caylus en otoño del 2017 y dicha venta se realizó el pasado noviembre. Primero se pidió un permiso de exportación porque había interés de alguna institución extranjera. La exportación fue denegada. Alicia, que es clienta de Caylus, pasó por la galería un día y se le explicó que el Prado tenía gran interés en la obra, pero no tenía fondos para adquirirla. Ella en un gran acto de generosidad y filantropía dijo: “Compro yo la obra y la regalo al museo”. Desafortunadamente, en España no se cuentan con muchos mecenas como Alicia y la culpa no es de ellos sino del Gobierno. En España no hay costumbre a la filantropía. Es un problema de concepto de los políticos.
Tenemos unos políticos que son intervencionistas, da igual el partido, es una cuestión de concepto porque a la gente de administración les revienta que la iniciativa privada tenga un protagonismo. El Estado no toma medidas de fomento para la filantropía o el mecenazgo. La ley del mecenazgo es tercermundista y completamente ridícula. Por otro lado, parece que el que tiene que tutelar toda la protección del patrimonio es el Estado, cosa absurda, porque al final el resultado que tiene es que los museos estén olvidados. Si se corta la iniciativa privada, cortas el hábito de la relación con los museos por parte de los particulares. La filantropía es algo muy importante y tiene que tener una repercusión de tipo fiscal, porque está claro que, si no se toman medidas para incentivarlo, la gente no dona a los museos, no construye bibliotecas, no construye teatros, no construye hospitales. Como bien ha dicho el director del Museo del Prado, Miguel Falomir, respondiendo a la gran generosidad de Alicia: «En un país en el que la cultura del mecenazgo todavía no arraiga, gestos como éste ponen en alza la generosidad del mecenas».