Alain Urrutia cuenta la historia retorciendo las imágenes hasta convertirlas en arte
El artista vasco Alain Urrutia (1981, Bilbao) se apropia de imágenes existentes para pintarlas, alterando siempre algunos elementos para así contar su propia versión de la historia. Su trabajo parte a raíz de la fotografía, construyendo lo que él define como una imagen pictórica. A pesar de su edad, la obra de Urrutia se encuentra en colecciones internacionales y nacionales entre las que destacan: Fundación Barrié, el Museo de Arte Contemporáneo FENOSA o la Colección Iberdrola.
Lo primero que me impacto de tus pinturas fue tu exclusivo lenguaje bicolor: blanco y negro. ¿Por qué has elegido trabajar con estos dos colores y cuál es el significado?
Aun existiendo una razón no es algo que pueda explicar fácilmente. Un día tomas una decisión y pasado un tiempo descubres que la limitación cromática se ha convertido en tu sello de identidad. No obstante, a pesar de que la gama reducida de colores se mantenga, en el trabajo se han dado cambios en relación a los tiempos, la escala, la forma, los motivos… No tengo ninguna duda de que la evolución del trabajo es algo natural y necesario.
¿Cuál es tu proceso de creación y cómo eliges la temática de tus obras?
La temática de cada proyecto varía en función de mis intereses de cada momento. A la hora de plantear un proyecto parto de ideas dispares y muchas veces abstractas. Ir generando las imágenes para cada proyecto lo va delimitando y haciendo que esta coja forma. Esta manera de abordar los proyectos se relaciona directamente con mi forma de leer el mundo, las imágenes y la información. Al tiempo que me gusta esa capacidad que la pintura tiene para contar historias, en mi trabajo más reciente el motivo pintado sirve como excusa para hablar de otras cosas.
Tus pinturas tienen una nitidez o un desenfoque fotográfico, en ocasiones son obras escultóricas. ¿Abstraes tus pinturas en un solo medio o crees que cada obra es parte de diferentes expresiones artísticas?
Considero que cada idea se adapta de una manera más efectiva a una técnica o un medio; uno busca ideas para el medio en el que trabaja o, al contrario, uno busca el medio para la idea a desarrollar. Llegados a este punto deberíamos entrar a hablar del formato de los trabajos en dos diferentes niveles dependiendo de lo que se quiera conseguir: el nivel conceptual y el nivel formal. En lo referente a la apariencia fotográfica de mi pintura, la formalización no se da como una simple traducción a pintura de una imagen previa. La pintura no solo hace que lo pintado deje de ser una simple representación, también consigue que lo representado pase a ser real. De esa manera no solo otorgo un nuevo significado, sino que también construyo la propia imagen.
Eres originalmente vasco, pero llevas tiempo viviendo fuera de España, primero en Londres y ahora en Berlín. Claramente tu obra está influenciada por artistas internacionales como Michael Borremans, Luc Tuymans o Gerhard Richter, sin embargo, tu origen es español. ¿Identificas tus obras más en el mercado internacional que en el local? ¿Cuáles son tus proyectos más inmediatos?
No se trata de donde situemos nuestro trabajo. Es el contexto quien acepta o no el trabajo de uno. Vivimos en una época en la que, gracias a Internet, las redes sociales o los vuelos baratos el mundo es mucho más pequeño. Esto facilita notablemente que podamos viajar, estar informados y dar a conocer nuestro trabajo fuera del contexto local.
El 16 de mayo, coincidiendo con ARCO Lisboa, inauguraré en Appleton Square la segunda parte de la exposición MIRROR RIM. Proyecto subvencionado por el Instituto Vasco Etxepare y comisariado por David Barro que a principios de año se mostró en DIDAC (Santiago de Compostela).
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