ELECCIONES GENERALES 23J

Puig boicotea la investidura de Mazón para acercarla al 23J y que Sánchez pueda atacar a Feijóo con Vox

Los socialistas tienen como fecha idónea para la investidura de Mazón la más cercana al 22J, la jornada de reflexión

La obcecación de Puig está produciendo situaciones como que la consejera de Justicia sea a la vez vicepresidenta de las Cortes

Una consejera en funciones de Ximo Puig nombra personal eventual a días del cambio de gobierno

Ximo Puig Gobierno Sánchez
Sánchez, junto a Ximo Puig, Sandra Gómez y Ana Barceló en Valencia. Foto: Rober Solsona
Ignacio Martínez

Ximo Puig se aferra al cargo de presidente en funciones de la Generalitat Valenciana y quiere llevar hasta el límite los plazos para que la investidura del popular Carlos Mazón al frente del Gobierno autonómico se produzca lo más cerca posible de las Elecciones Generales del 23 de julio. De modo, que Pedro Sánchez pueda atacar a su gran rival electoral y favorito en las encuestas Alberto Núñez Feijóo por los pactos regionales con Vox.

Si todos los plazos hasta la investidura de Mazón llegan al límite, ésta no se producirá hasta una fecha entre el 17 el 21 de julio. El PSOE quiere que sea lo más cerca del 21, dos días antes de las Generales y en vísperas de la jornada de reflexión, para que de ese modo, Sánchez pueda atacar a Feijóo en las horas previas a los comicios.

Además, mantenerse en el cargo permite a Puig controlar durante unos días más el Diario Oficial de la Generalitat (DOGV), desde donde en las últimas fechas su Ejecutivo está formalizando la concesión de subvenciones y hasta llevando a cabo algún nombramiento. El PP, por su parte, exige a Puig que acorte los plazos y le ha acusado ya abiertamente de «boicotear» el proceso de relevo.

El pasado 28 de mayo, el PSOE de Ximo Puig perdió las elecciones autonómicas. Como los resultados de esos comicios en toda España perfilaban unos gobiernos regionales marcados por los pactos entre PP y Vox, Sánchez tuvo la ocurrencia de movilizar a sus barones para que proclamaran que se trataba de acuerdos con los que los socialistas denominan cada día como «ultraderecha», a fin de desacreditarlos políticamente.

Y encontró, para ello, como primer aliado, a Ximo Puig. La estrategia comenzaba por rechazar cualquier propuesta del PP asociada a una abstención para que Mazón fuera investido, lo que obligaba al PP a pactar con Vox. Para, luego, criticar ese pacto, de modo que se convirtiera en un argumento en las críticas de Sánchez a su adversario político.

Las aspiraciones de Ximo Puig, una vez pase toda esta situación son las de ocupar un escaño como senador territorial. No van más allá, porque los sanchistas se están haciendo fuertes en suelo valenciano.

El PSOE se cierra en banda

El primer grupo con el que se reunió Mazón para alcanzar un acuerdo fue con el PSOE. Pero se encontró con que Ximo Puig no quiso acudir a esa cita y con que el equipo negociador de los socialistas se negó en redondo no sólo a facilitar la investidura del líder del PP, sino a propiciar, facilitar o favorecer cualquier iniciativa que supusiera acortar el proceso ante la investidura de Mazón.

El objetivo era que Mazón no tuviera otro remedio que pactar con Vox, dilatar el proceso de investidura del líder del PP para que se produzca lo más cerca posible de las elecciones del 23J y que, de ese modo, Sánchez pueda convertir el pacto PP-Vox en blanco de sus críticas.

Alargar los plazos

Así, Puig está alargando hasta el límite todos los plazos para su investidura, de los que restan dos: la constitución de todos los grupos parlamentarios, que PP y Vox ya han llevado a cabo, pero que el PSOE no realizará hasta la próxima semana, y la presentación de candidatos previa consulta a la presidenta de las Cortes.

Con esas dilaciones, Puig está impidiendo que el nuevo gobierno de PP y Vox ponga en marcha una bajada generalizada de impuestos, inicie su estrategia para reducir las listas de espera, arranque con la nueva ley de señas de identidad valencianas, suprima los impuestos de sucesiones y donaciones y, así, un largo etcétera de iniciativas que él no ha tomado ni pensaba tomar.

Subvenciones, cargos y duplicidades

Pero, además, su gobierno en funciones está repartiendo subvenciones a través del Diario Oficial de la Generalitat, nombrando a algún asesor y ya, fuera de esto, firmando compromisos que lastran a sus sucesores, como el contrato programa de la televisión autonómica À Punt.

La resistencia de Puig está llevando a su gobierno a extremos inauditos, como por ejemplo, que su consejera de Justicia Gabriela Bravo compatibilice ese cargo con el de vicepresidenta de las Cortes Valencianas, para el que el propio Ximo Puig, del que es pareja Bravo, la propuso.

Bravo ha tenido que solicitar un informe de compatibilidad a las Cortes para saber si puede ostentar ambos altos cargos a la vez, lo que el PP entiende como otra maniobra de dilación: Gabriela Bravo tiene una amplia formación jurídica y legal.

El PP contraataca

Frente a todo ello, el PP está reclamando ya abiertamente que Puig se vaya cuanto antes. Lo hizo este martes Carlos Mazón, que le exigió que «salga ya del sillón» y que «no se eternice más».

También, ha incrementado su presión en las últimas horas con la constitución de su grupo en las Cortes Valencianas para intentar que los socialistas aceleren a su vez la constitución del suyo. Incluso, el PP ha acusado a Ximo Puig de «demorar intencionadamente» la toma de posesión de Mazón.

«Debe asumir que ha perdido las elecciones», han manifestado los populares, que siguen muy atentos todas las decisiones que en Puig va tomando en este tiempo de descuento y todas las publicaciones del DOGV. De hecho, Mazón ya le ha advertido públicamente de que «no tome decisiones en funciones que luego pueden ser irreversibles».

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