Ayuntamiento de Valencia

Ribó da 25.000 euros a los espías del catalán para señalar a los comercios que atiendan en español

El alcalde de Valencia Joan Ribó (Compromis).
El alcalde de Valencia Joan Ribó (Compromis).
Ignacio Martínez

Joan Ribó da 25.000 euros a los espías del catalán para señalar a los comercios que atiendan en español. El Ayuntamiento de Valencia tiene prevista esa subvención para los impulsores de esa campaña: Plataforma per la Llengua.

La presión catalanista hacia la Comunidad Valenciana es máxima. Y llega ya a invadir a todos los sectores de la vida ciudadana. Ya sean públicos o privados. Esa presión se lleva a cabo a través de diferentes plataformas, que eligen sus objetivos con el fin de difundir al máximo el catalán y que esta lengua prevalezca sobre el español, denunciando incluso a quienes no quieran utilizar el catalán y poniéndolos en evidencia ante el conjunto de la sociedad: Penalizar y señalar el español. Aplaudir el catalán. Un modo más de persecución: Ahora, le toca a los comercios y las empresas.

Plataforma per la Llengua, a la que en los últimos tiempos se ha relacionado  en las iniciativas independentistas para espiar a los alumnos que no hablan catalán en los patios y a los docentes que no imparten sus clases en catalán en la universidad, ha puesto ahora el foco en denunciar públicamente a los comercios que no hablen catalán en la Comunidad Valenciana y señalar a los que lo hagan en español. Para ello, ha elaborado pegatinas: para que se sepa que ahí no se habla catalán. A esa plataforma, Ribó la va a regar en 2022 con 25.000 euros. Esos 25.000 euros forman parte del dinero público de todos los ciudadanos de Valencia, hablen o no catalán, con los que se continuará la imposición de esa lengua en el ámbito de la Comunidad Valenciana a través de la delación y el señalamiento.

La campaña de imposición del valenciano en los comercios y empresas se produce pocas semanas después de que Compromís presentara en las Cortes Valencianas muy recientemente una Proposición No de Ley (PNL) en la que la formación de Mónica Oltra instaba a la Generalitat Valenciana a llevar a cabo las reformas necesarias para hacer efectiva la posibilidad de relacionarse en valenciano o castellano en las relaciones de consumo. Es decir, en comercios y empresas. En la práctica, esta iniciativa supone la obligatoriedad de que los propietarios y empleados de comercios y empresas tengan que saber valenciano, porque resulta imposible relacionarse en esa lengua si no se la conoce.

«Es intolerable»

Esa iniciativa recibió una inmediata y contundente respuesta por parte de los comerciantes a través de sus colectivos, contrarios a esta medida. Ahora, Ribó y Plataforma per la Llengua tensan más la cuerda. El primero, regando de nuevo de dinero a la entidad catalanista y, la Plataforma, con sus adhesivos para poner en el escaparate a quienes no están dispuestos a aceptar la presión.

Tanto Partido Popular, como Ciudadanos y Vox se han posicionado contra esta iniciativa. Por su parte, la diputada de Ciudadanos en el Congreso, María Muñoz, ha lanzado un valiente tuit desde su cuenta en el que adelanta que «el señalamiento público es intolerable y lo vamos a denunciar y combatir desde todas las instituciones». Pero además, Muñoz realiza otro anuncio igualmente importante: una denuncia (queja) ante el Síndic de Greuges (Defensor del Pueblo valenciano) en esa misma dirección de oposición frontal a la imposición del valenciano en los comercios.

Las subvenciones a Plataforma per la Llengua no son una cuestión menor. De ahí, la preocupación que ha despertado esta nueva subvención de Ribó. Entre 2016 y 2021, la Generalitat Valenciana, que preside el socialista Ximo Puig regó con más de 311.000 euros a esa plataforma que, en el caso de la web para denunciar a profesores que hablen español en la Universidad, comparte iniciativa con la Federación Nacional de Estudiantes de Cataluña y el Sindicato de Estudiantes de los Países Catalanes, este último, vinculado a la CUP. Por tanto, dinero valenciano para entidades catalanistas.

La injerencia y presión catalanista en Valencia es máxima. La lengua sólo es la punta de lanza. Como ejemplo, baste decir que uno de los representantes de la CUP utilizó en una reciente intervención en el Congreso (la pasada semana) una camiseta con un lema opuesto a la ampliación del Puerto de Valencia, para que se visualizase su oposición a ese proyecto y, de paso, quedase claro el peso que las formaciones independentistas catalanas tienen ya en las políticas valencianas de la izquierda: uno de esos ámbitos, que ahora se dirime, es el de la lengua.

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