LA TRAGEDIA DE LA DANA

Los guardias civiles que salvaron a siete ancianos de ahogarse en la DANA: «Dos minutos más y no llegamos»

Los ancianos quedaron atrapados en la A3 con el agua por la ventanillas de sus coches

Los guardias tuvieron que rescatar a la fuerza a uno de los atrapados por la DANA: "Dejadme volver a mi coche"

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Tres guardias civiles del GRS salvan a 7 personas en la A3 durante la DANA.
Ángel Moya

Dos semanas después de la tragedia de la DANA que se ha llevado la vida de más dos centenares de personas, comienza a retirarse el barro y afloran las actuaciones heroicas de muchos de los que estuvieron allí en los momentos más terribles de la tragedia. Es el caso de los tres miembros de los Grupos de Reserva y Seguridad (GRS) de la Guardia Civil de Valencia que salvaron la vida de siete personas, algunas, ancianas, en los primeros minutos de la riada. Lo cuentan los testigos del agónico rescate:»los guardias venían con los rescatados y decían ‘dos minutos más y no llegamos’ y era verdad».

Los agentes se encontraban a las 18:30 del 29 de octubre colaborando con otras unidades de la Guardia Civil en la autovía A3 cuando vieron cómo la tromba de agua de la DANA anegaba la vía atrapando a los coches que circulaban por ella. En ese momento, los tres miembros de los GRS de la Guardia Civil ven una lengua enorme de agua que rompe por un lateral de la autovía arrastrando varios materiales y entre ellos a varios vehículos con los conductores en su interior. Todo ello tenía lugar en el kilómetro 322 de la autovía A3.

La reacción de los guardias no se hizo esperar, se dirigieron hacia el primer vehículo. Se trataba de una furgoneta totalmente inundada por el agua hasta las ventanillas, en su interior el conductor no podía abrir la puerta mientras seguía entrando agua en su vehículo. Mientras un guardia sujeta la puerta que el agua intenta cerrar con fuerza, los otros dos sujetan al conductor con una cuerda y se ponen a salvo.

No quería salir de su coche inundado

Poco más allá, vuelven a ver varios vehículos a punto de inundarse por la riada de la DANA y escuchan los gritos de los conductores, en este caso un hombre de unos sesenta años, 190 cm de alto y más de 120 kg de peso que se encuentra en evidente estado de shock. Los guardias, atados con cuerdas, se acercan a la ventanilla, pero el hombre no responde a estímulos y se niega a abandonar el coche. Entre los tres guardias, el agua había crecido medio palmo más, sacan por la fuerza al hombre del coche y lo ponen a salvo mientras éste no para de gritar «¡mi coche, mi coche!» e intenta regresar al torrente en que se ha convertido parte de la A3.

Los rescates no terminaron ahí, un poco más adelante los guardias vuelven a divisar varios ancianos atrapados en sus vehículos, les llama la atención un octogenario al que el agua ya está a punto de llegar a la altura del volante. El anciano estaba aturdido y asustado, no respondía a las indicaciones de los guardias y los agentes observan alarmados que el anciano presenta los primeros síntomas de hipotermia. De nuevo, los tres guardias, esta vez sin cuerda de seguridad por la premura del rescate, ya que el agua subía rápidamente de altura, sacan al anciano del coche y lo ponen a salvo, procurándole ropa de abrigo para tratar de amortiguar el ataque de hipotermia que sufría la víctima.

Subieron a las víctimas a camiones

Ya en su coche, los miembros de la Guardia Civil siguen patrullando por los márgenes de la A3 con cuidado de que la corriente no arrastrara también su vehículo oficial, cuando ven dos vehículos más en dirección Madrid-Valencia y en su interior cuatro personas mayores y de mediana edad que pedían auxilio porque el agua está arrastrando sus coches lentamente pero cada vez con mayor rapidez. Los cuatro fueron rescatados junto al resto de víctimas.

Ni siquiera les dio tiempo a identificar a las víctimas, los guardias corrieron a buscarles refugio en las cabinas de los camiones que estaban más cercanos al lugar de la inundación, antes de avisar a los servicios de emergencia y continuar con los rescates de conductores atrapados por la riada de la DANA. Sin la filiación de las víctimas y el seguimiento correspondiente, la actuación de los guardias sólo quedará en el recuerdo de ellos y de aquellos a los que esa tarde salvaron la vida.

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