La debacle de Sánchez en Andalucía obliga a Puig a decidir de inmediato la salida de Oltra

Sánchez Ley Concordia
Pedro Sánchez y Ximo Puig en una imagen de archivo.
Ignacio Martínez

Los tiempos se acortan. La debacle del PSOE de Pedro Sánchez en Andalucía, donde apenas ha logrado 30 escaños frente a un PP que ha obtenido una holgada mayoría absoluta con 58 diputados, obliga a Ximo Puig a decidir de inmediato el futuro de Mónica Oltra, imputada por el Tribunal Superior de Justicia de la Comunidad Valenciana (TSJCV). Ahora, sí. El tiempo corre en contra del presidente valenciano. Ya no hay más margen.

La vicepresidenta de la Generalitat fue imputada la pasada semana por el TSJCV en el caso que investiga si cargos y/o personal de su consejería supuestamente ocultaron las denuncias de la menor a los que la sometía el marido, entonces, de la vicepresidenta valenciana.

El caso comenzó a ser investigado en el Juzgado de Instrucción Número 15 de Valencia y su saldo actual es de 14 imputados entre Mónica Oltra, otros cargos de su consejería y personal de la misma. Hasta el momento, no sólo nadie ha dimitido, sino que Compromís, la coalición que lidera Mónica Oltra, ha amenazado con abandonar el pacto de Gobierno con Ximo Puig y dejar al presidente valenciano en minoría si decide unilateralmente destituir a su vicepresidenta, ante el asombro de toda España, que desde todas las esferas políticas y mediáticas reclama su salida inminente.

La inacción del presidente valenciano -según Mónica Oltra el pasado viernes, antes del Pleno del Ejecutivo valenciano Ximo Puig se limitó a darle dos besos- amenaza seriamente con convertirse, además, en una enorme vía de agua en sus expectativas electorales. Hasta el punto que, según adelantó OKDIARIO el pasado viernes, desde su partido exigen a Puig que destituya a Oltra o, al menos, la aparte como cara visible del Gobierno valenciano, del que es portavoz. Oltra se resiste a irse con el apoyo de los históricos de Compromís. Y se resiste, también, a dejar la tribuna de visibilidad desde la que cada viernes traslada su argumentario y el de Compromís sobre su caso.

Tanto el diputado nacional Joan Baldoví como el alcalde de Valencia Joan Ribó la arroparon el pasado sábado en la demostración de fuerza con que Compromís elevó la apuesta de su pulso con Ximo Puig en un acto en Valencia hecho a la medida de la vicepresidenta, mientras desde el PSOE se apuntaba que son «horas de reflexión».

Y en eso se han quedado: en horas. Sánchez necesita con urgencia un gesto de Puig que le permita ganar tiempo y desviar la mirada de Andalucía. Pero Puig necesita más tiempo. Un sector de Compromís, más de personas que de ideas, comienza a dar prioridad al hecho de seguir en el Gobierno y apartar a Oltra. Sin ruido, ya es imposible, pero sí de modo que limite el brutal impacto de su imputación en la sociedad valenciana.

Puig, según fuentes socialistas, estudia todas las vías. Incluso, la de un eventual o puntual apoyo de Ciudadanos para determinadas decisiones después de la debacle sufrida, también, por el partido de Inés Arrimadas y Edmundo Bal en Andalucía. Pero no es fácil, porque a nivel interno, una decisión así, puede generar un efecto demoledor de ruptura interna en la Comunidad Valenciana.

Unidas Podemos, como adelantó OKDIARIO apoya a Compromís, pero no quiere hipotecas. Apela al diálogo, pero si no hay entendimiento no tiene por qué seguir a Compromís en su salida del tripartito valenciano. Tampoco, quiere que Puig gobierne en solitario, que es la tercera vía que está ahora abierta. Puede hacerlo porque quedan 10 meses de mandato. E incluso ante una eventual salida de Compromís podría prorrogar los presupuestos de 2022 el próximo año, hasta elecciones. No sacaría leyes, pero agarrándose aquí y allá podría ir salvando los muebles.

La salida preferida por Puig es que Compromís ceda, Oltra quede como diputada en las Cortes Valencianas para no perder el aforamiento y los nacionalistas designen a su sucesor. El preferido es Joan Baldoví.

Sánchez no tiene tiempo que perder. Y necesita que Ximo Puig decida ya. El plazo inicial de una semana se reduce considerablemente. Y la reflexión del presidente valenciano debe acelerarse y evitar más daños. Toda la presión, ahora mismo, es para Ximo Puig.

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