Exploración espacial

Un físico de EEUU afirma que es posible llegar a Marte en 3 meses, y sus colegas no dan crédito

Llegar a Marte
Naves orbitando Marte. Foto: ilustración propia.

Reducir drásticamente el tiempo de viaje al planeta rojo es una cuestión que obsesionó a autores de ficción, ingenieros y científicos durante décadas. Ahora, un investigador estadounidense sostiene que el viaje para llegar a Marte puede lograrse en apenas 90 días, usando una tecnología que ya está disponible.

Su propuesta no ha dejado indiferente a la comunidad científica, que mantiene un escepticismo prudente frente a los detalles logísticos y técnicos de esta ambiciosa misión interplanetaria.

¿Qué científico afirmó que es posible llegar a Marte en 3 meses y por qué?

Históricamente, los viajes al planeta rojo han requerido entre seis y nueve meses. Estos tiempos se basan en trayectorias tipo Hohmann, que optimizan el consumo de combustible a costa de prolongar el trayecto. Este modelo, ampliamente aceptado, sirvió como base para las estimaciones de exposición a radiación y recursos necesarios para las misiones tripuladas.

Sin embargo, un estudio reciente liderado por el físico Jack Kingdon, de la Universidad de California, propone un enfoque distinto.

Su propuesta, ya publicada en Scientific Reports, afirma que es posible llegar a Marte en solo 90 días, empleando la actual nave Starship de SpaceX y métodos clásicos de cálculo orbital, como el problema de Lambert.

Lo más relevante del trabajo de Kingdon no es el uso de tecnologías futuristas, sino precisamente la ausencia de ellas. La investigación prescinde de motores nucleares o sistemas VASIMR, optando por cohetes químicos ya operativos y disponibles comercialmente.

Una misión de gran escala con recursos conocidos: ¿Cuál es el plan de Kingdon?

La arquitectura de la misión descrita en la publicación contempla una flota de seis naves espaciales:

  • Dos naves tripuladas.
  • Cuatro naves de carga.

Estas últimas transportarían equipamiento y suministros y seguirían una ruta más lenta y eficiente energéticamente. Las dos naves con astronautas, por su parte, emprenderían una trayectoria de alta energía para acortar el tiempo de viaje hasta los 90 días.

Para lograr este objetivo, Kingdon estima que serían necesarios unos 45 lanzamientos de Starship en un lapso de entre dos y tres semanas. Esto permitiría llenar en órbita terrestre las naves con el propelente necesario, a través de una compleja operación de repostaje en el espacio.

Las dos naves tripuladas requerirían 15 repostajes cada una para almacenar unas 1.500 toneladas de metano y oxígeno líquido. Las naves de carga, por su parte, necesitarían solo cuatro repostajes antes de partir en una trayectoria más económica.

Toda esta operación se llevaría a cabo en la órbita baja de la Tierra, lo que implicaría una serie de acoplamientos y transferencias de combustible entre naves en condiciones criogénicas. Esta parte del plan representa uno de los desafíos tecnológicos más importantes, ya que aún no se ha demostrado la viabilidad de repostajes orbitales a gran escala y en condiciones extremas.

El cuidadoso plan de aterrizaje a Marte 

Una vez cargadas, las naves tripuladas activarían sus motores para salir de la órbita terrestre e iniciar la trayectoria interplanetaria de alta energía, que requiere un impulso de aproximadamente 4,6 km/s.

Antes de llegar a Marte, las naves reducirían su velocidad con una maniobra de frenado de hasta 6,8 km/s. La atmósfera marciana absorbería el resto de la energía cinética mediante una técnica conocida como aerocaptura, que permite frenar sin consumir combustible adicional.

Un pequeño encendido final permitiría el aterrizaje propulsivo en la superficie del planeta.

Kingdon sostiene que este tipo de operación es matemáticamente posible, al menos en la ventana de lanzamiento de 2035. No obstante, su éxito depende de que SpaceX logre dominar tanto la aerocaptura hiperbólica como el repostaje orbital.

Todo muy emocionante pero… ¿Cómo sería el viaje de regreso?

La propuesta también contempla un plan de retorno, aún más complejo que el viaje de ida. Para ello, sería necesario construir en Marte una planta de producción de combustible, que utilice el dióxido de carbono de la atmósfera y el hielo del subsuelo para sintetizar metano y oxígeno mediante el proceso Sabatier.

La idea es que, una vez en órbita marciana, las naves de carga que llegaron antes funcionen como cisternas y transfieran el combustible a la nave tripulada. Esto permitiría una travesía de vuelta de 90 días a la Tierra. Según el estudio, la ventana de retorno viable se abriría en 2037.

Reacciones de la comunidad científica: ¿Qué piensan sobre este plan para llegar a marte?

Aunque el planteamiento ha sido publicado en Scientific Reports, no todos los expertos comparten el mismo nivel de confianza. La propuesta entra en conflicto con la estrategia tradicional de agencias como la NASA, que apuesta por el desarrollo de motores nucleares como vía para reducir el tiempo de tránsito a Marte.

El propio autor reconoce que su enfoque contradice la tendencia general de priorizar tecnologías aún en fase de desarrollo y con grandes obstáculos normativos.

En su lugar, Kingdon opta por demostrar que se puede llegar a Marte en menos tiempo usando recursos ya existentes.

La escala logística y los requisitos técnicos del plan despertaron dudas entre especialistas, que consideran que, aunque viable sobre el papel, el sistema dependería de múltiples factores aún no probados en misiones reales.

Una visión alineada con los planes de SpaceX

Pese a las reservas, la estrategia propuesta guarda similitudes con la visión que Elon Musk ha delineado para la colonización del planeta rojo.

El empresario ha defendido en varias ocasiones la necesidad de una infraestructura de lanzamiento rápida y modular, basada en reutilización y economía de escala. En esa lógica, el modelo de misión múltiple propuesto por Kingdon encaja con los planes a largo plazo de crear una presencia humana permanente en Marte.

No obstante, el reto no es menor: desde el repostaje criogénico hasta la producción de combustible en otro planeta, el camino está lleno de incertidumbres.

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