Fin al misterio: la ciencia revela por qué se cristalizó el cerebro de un hombre en Pompeya tras la erupción
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La erupción del Vesubio en el año 79 d.C. sepultó a miles de personas en Pompeya y Herculano. Entre las víctimas, un hallazgo en particular ha desconcertado a los científicos durante años: el cerebro de un hombre hallado en Herculano aparentemente se transformó en vidrio.
Este fenómeno, poco común en restos arqueológicos, fue desde entonces objeto de debate en la comunidad científica. Recientes investigaciones han aportado una nueva hipótesis sobre cómo ocurrió este proceso, desafiando teorías previas y proporcionando nuevos datos sobre las condiciones extremas generadas por la erupción.
¿Cómo fue que se le cristalizó el cerebro al cuerpo de un hombre en Pompeya?
Hasta ahora, se pensaba que el flujo piroclástico que sepultó Herculano no reunía las condiciones necesarias para cristalizar el tejido cerebral. Sin embargo, nuevos estudios indican que un fenómeno previo a la llegada de la corriente de materiales volcánicos pudo haber sido el responsable.
El hombre cuyos restos fueron encontrados en Herculano falleció en un edificio conocido como Collegium Augustalium, donde yacía sobre una cama en el momento de la erupción. En los años 60, cuando su cráneo fue analizado, los investigadores hallaron un material vítreo en su interior, lo que sugería que su cerebro se había cristalizado.
La vitrificación es un proceso en el que un material pasa de estado líquido a sólido sin formar cristales, un fenómeno observado en contextos geológicos y en la fabricación de ciertos vidrios. Sin embargo, aplicar esta explicación a un tejido biológico requería entender las condiciones térmicas precisas que lo hicieron posible en Pompeya y Herculano.
La hipótesis del flujo de cenizas sobrecalentadas
Una reciente investigación publicada en la revista Scientific Reports ha planteado una teoría alternativa. Según este estudio, antes de la llegada de los flujos piroclásticos, una nube de cenizas sobrecalentadas habría envuelto la zona, sometiendo los cuerpos a temperaturas extremas. Este fenómeno habría tenido dos efectos cruciales:
- Exposición a altas temperaturas: la nube inicial alcanzó aproximadamente 510 °C, suficiente para provocar una rápida evaporación de los líquidos corporales y el calentamiento extremo del cerebro.
- Enfriamiento súbito: tras la disipación de la nube, la temperatura habría descendido drásticamente, permitiendo la vitrificación de los tejidos antes de que pudieran descomponerse.
Este mecanismo explicaría cómo el cerebro del individuo adquirió una textura vítrea sin que la corriente piroclástica posterior alterara el material cristalizado. La presencia de fragmentos de carbón sometidos a ciclos térmicos en la zona de Herculano refuerza esta hipótesis.
Controversias en torno a este hallazgo en Pompeya
Desde que se propuso por primera vez la teoría del «cerebro de vidrio» en 2020, se han generado diversas reacciones en la comunidad científica. Algunos expertos han cuestionado si el material encontrado en el cráneo del individuo es realmente tejido cerebral vitrificado.
Un estudio publicado ese mismo año en la revista Science & Technology of Archaeological Research argumentó que los restos no habían sido analizados por investigadores externos, lo que ponía en duda las conclusiones iniciales.
No obstante, el nuevo estudio aporta pruebas adicionales, como el hallazgo de estructuras celulares dentro del material vitrificado. El análisis microscópico ha identificado restos de células cerebrales, lo que refuerza la idea de que el proceso de vitrificación sí ocurrió y que el material encontrado en el cráneo efectivamente corresponde a tejido neuronal transformado en vidrio.
La vitrificación, un fenómeno poco común en erupciones volcánicas
El caso del cerebro vitrificado en Pompeya y Herculano no tiene muchos precedentes en la historia de la vulcanología. Sin embargo, existen eventos recientes que pueden ayudar a entender el fenómeno:
- En 1991, la erupción del Monte Unzen en Japón generó flujos piroclásticos y nubes ardientes con temperaturas extremadamente altas.
- En 2018, la erupción del Volcán de Fuego en Guatemala también produjo nubes de ceniza sobrecalentadas que causaron impactos letales similares.
Así, estos eventos demuestran que las nubes ardientes pueden alcanzar temperaturas que permiten la vitrificación de materiales, proporcionando un marco de referencia para entender lo ocurrido en Herculano en el año 79 d.C.