De dónde sale la inagotable energía de los niños

De dónde sale la inagotable energía de los niños
De dónde sale la inagotable energía de los niños

La energía de los niños parece inagotable. ¿Cómo es posible que no se cansen nunca y que muestren esa vitalidad envidiable? La ciencia tiene la respuesta, ya que un nuevo estudio ha desvelado que dicha súper energía se pierde según nos hacemos mayores.

No es ninguna sorpresa, pero ahora tenemos la explicación empírica de la fortaleza infantil para no parar un solo segundo. Según un nuevo estudio encabezado por Sébastien Ratel, profesor de Fisiología del Ejercicio de la Universidad Clermont Auvergne, los pequeños presentan músculos con gran resistencia al agotamiento y con una capacidad de recuperación tras ejercicio intenso superior a lo que muestran incluso los atletas profesionales adultos.

Según se desvela de los datos del estudio, los niños se pueden cansar antes con cualquier actividad física, puesto que su capacidad cardiovascular es limitada. Sin embargo, pese a que los pequeños muestran movimientos menos eficientes y, al ser más bajitos y con extremidades más cortas, han de dar más pasos para recorrer distancias similares a las de los adultos, superan estas contrariedades desarrollando músculos más resistentes y una capacidad de recuperación muy elevada frente al ejercicio de alta intensidad.

Así pues, este es el secreto de los pequeños. Una rápida recuperación y una resistencia casi súper humana. Así de sencillo, pero también así de complejo.

El estudio que demuestra que la energía de los niños parece inagotable

¿Cómo se ha llegado a esta conclusión? En el estudio, los investigadores han comparado la producción de energía y la capacidad de recuperación muscular en grupos de adultos y niños tras una misma sesión de ejercicios.

Los sujetos fueron divididos en tres grupos: un estaba compuesto por niños de 8 a 13 años. Otro estaba formado por adultos que no practican deporte regularmente. Un último y tercero lo componían deportistas profesionales.

Los tres grupos se enfrentaron a ejercicios anaeróbicos y aeróbicos. Tras las sesiones, se estudió la capacidad de recuperación de cada uno, encontrando que las condiciones físicas de los niños superaban a la de los adultos no entrenados, y eran iguales a las de los deportistas.

Tras ver los resultados, el equipo investigador ha llegado a la conclusión de que los niños usan más su metabolismo aeróbico, por eso no se asfixian tanto como los adultos al practicar ejercicio.

Aunque este estudio solo se llevó a cabo con sujetos varones, se sospecha en el sexo femenino los resultados arrojados serán muy parecidos. Igualmente, los datos sugieren que es importante mejorar la capacidad aeróbica muscular en adultos y adolescentes. Tal vez así resulte más sencillo seguir el ritmo de los niños.

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