Los astrónomos no dan crédito: un resplandor en la Vía Láctea podría ser el primer signo conocido de materia oscura
Los astrónomos se han fijado en la Vía Láctea desde el Antiguo Egipto, pero ahora han encontrado una pista que podría confirmar uno de los grandes misterios del universo: la materia oscura.
Todo gracias a un sorprendente resplandor en el corazón de la Vía Láctea. Algunos científicos ya lo han interpretado como la primera señal directa de que esta forma invisible de materia realmente existe.
El hallazgo fue publicado en la revista científica Physical Review Letters. La clave está en que los investigadores creen que el brillo de rayos gamma detectado en el centro galáctico podría deberse a colisiones entre partículas de materia oscura, y no a estrellas moribundas como se pensaba hasta ahora.
El resplandor que no encaja con nada en la Vía Láctea: ¿Materia oscura?
Durante décadas, los telescopios espaciales han captado un misterioso resplandor de rayos gamma que parece salir del núcleo de la Vía Láctea. Nadie sabía explicar de dónde venía, ya que las fuentes más habituales (agujeros negros, supernovas o restos estelares) no encajaban con el patrón de luz.
Un equipo internacional liderado por Moorits Muru, del Leibniz Institute for Astrophysics Potsdam (AIP), decidió ir más allá. Con la ayuda de potentes superordenadores, recrearon la historia de la galaxia para ver dónde debería acumularse la materia oscura.
Los resultados fueron asombrosos. Por increíble que parezca, los mapas simulados coincidían casi al milímetro con las observaciones reales del Telescopio Fermi.
Esa coincidencia reforzó una posibilidad que muchos científicos ven como el santo grial de la física moderna: que el exceso de rayos gamma en el centro galáctico sea, en realidad, la huella de la materia oscura chocando contra sí misma.
Las simulaciones galácticas que mostrarían a la materia oscura
La clave del estudio es que las simulaciones demostraron que, en sus primeros mil millones de años, la Vía Láctea creció a base engullir pequeñas galaxias formadas por materia oscura.
Con el tiempo, esa materia se concentró en el centro galáctico, donde las colisiones entre partículas son más frecuentes.
Al tener en cuenta estos choques, el equipo logró reproducir un mapa de emisiones de rayos gamma prácticamente idéntico al observado por los satélites. Una coincidencia tan precisa que resulta difícil de ignorar, aunque los científicos son prudentes y evitan hablar de prueba definitiva.
La materia oscura dentro de la Vía Láctea (o no)
Lo más llamativo sería que probasen que se trata de materia oscura, pero no todos los científicos están convencidos. Una posible alternativa serían los púlsares de milisegundo.
Es decir, estrellas de neutrones que giran a velocidades extremas y emiten potentes chorros de energía. Pero para que esa teoría funcione, debería haber muchos más púlsares de los que se han detectado.
El siguiente paso será observar con más detalle gracias al Cherenkov Telescope Array, un nuevo telescopio capaz de distinguir entre la señal de los púlsares y la de la materia oscura.
Si los datos confirman la segunda opción, sería uno de los descubrimientos más importantes en la historia de la astronomía moderna. De momento, el extraño resplandor sigue brillando en el centro de la galaxia.