Astronomía

Los científicos no dan crédito: descubren una extraña roca que viene a 220.000 km/h desde fuera de la Vía Láctea

Extraña roca
3I ATLAS fotografiado por el Hubble. Foto: ESA/Hubble en Wikimedia Commons.

La detección de una extraña roca que atraviesa el espacio a una velocidad fuera de lo común ha despertado un gran interés entre los investigadores y astrónomos. Su entrada al sistema solar no se ajusta a los patrones que caracterizan a los objetos conocidos, y su origen parece estar más allá de los límites habituales de nuestra galaxia.

Diversas instituciones astronómicas han concentrado sus esfuerzos en estudiar este visitante cósmico, cuyo desplazamiento desafía las expectativas científicas. El hallazgo ha sido confirmado por varios observatorios internacionales, que continúan recopilando datos para desentrañar su naturaleza y determinar qué la hace tan diferente de todo lo observado.

¿Cómo es la extraña roca que viene desde fuera de la Vía Láctea y que confunde a los investigadores?

El misterio comenzó el 1 de julio de 2025, cuando la red de vigilancia astronómica ATLAS, situada en Río Hurtado (Chile), identificó un objeto que se movía a 220.000 km/h hacia el interior del sistema solar. Pronto fue clasificado como C/2025 N1 (ATLAS), también conocido como 3I/ATLAS, y su trayectoria reveló algo insólito: no pertenece a la Vía Láctea.

Este cuerpo celeste sigue una órbita hiperbólica, lo que significa que no está vinculado gravitacionalmente al Sol. En otras palabras, no orbita, sino que lo atraviesa para continuar su camino hacia el exterior del sistema solar.

Se trata del tercer objeto interestelar registrado por los astrónomos, tras 1I/ʻOumuamua y 2I/Borisov, pero su comportamiento es mucho más complejo.

La comunidad científica ha estimado que esta extraña roca proviene del disco grueso de la galaxia, una región habitada por estrellas muy antiguas. Su edad podría superar los 7.000 millones de años, lo que la convierte en un fragmento más viejo que el propio sistema solar.

3I/ATLAS: una roca que no se comporta como los cometas conocidos

Las primeras imágenes obtenidas por el Observatorio Canadá-Francia-Hawái mostraron al objeto borroso y alargado, un rasgo típico de los cometas activos. Los análisis indicaron que el calor del Sol provocaba la sublimación de hielo en gas, formando una coma (nube de polvo) que se expandía alrededor de su núcleo.

Sin embargo, el fenómeno pronto sorprendió a los especialistas. Observaciones del Telescopio del Teide en Canarias, realizadas en agosto, revelaron un chorro de polvo y gas apuntando hacia el Sol, un comportamiento contrario al de los cometas tradicionales, cuyas colas siempre se alejan debido al viento solar.

El profesor Avi Loeb, de la Universidad de Harvard, comentó en declaraciones recogidas por Daily Mail: «La existencia de una anticola dirigida hacia el Sol es una anomalía que no se ajusta a la física cometaria conocida».

El astrónomo cuestionó además por qué algunos colegas insisten en considerar a 3I/ATLAS un cometa convencional, cuando su comportamiento apunta en otra dirección.

Un debate abierto entre hipótesis y controversias

Las imágenes del Telescopio Espacial Hubble reforzaron la polémica. A finales de julio de 2025, el observatorio registró un resplandor orientado hacia el Sol, similar a un chorro energético.

Para Loeb, este detalle sugiere que la extraña roca podría estar expulsando partículas grandes y pesadas, menos afectadas por la luz solar, o incluso que podría existir un mecanismo de desgasificación desconocido.

El investigador no descartó hipótesis más audaces y llegó a plantear que este objeto no tenga un origen completamente natural.

Según explicó, podría tratarse de un artefacto tecnológico disfrazado de cometa, una especie de caballo de Troya interestelar. No obstante, la mayoría de los expertos rechaza esta teoría y defiende que el comportamiento observado responde a procesos físicos normales.

El astrónomo Chris Lintott, de la Universidad de Oxford, afirmó que «las observaciones telescópicas muestran características clásicas de un cometa activo». En la misma línea, Darryl Seligman sostuvo que la ausencia de ciertos compuestos químicos no implica nada inusual, ya que el objeto todavía se encuentra lejos del Sol.

Qué se espera en los próximos meses sobre el 3I/ATLAS

El 29 de octubre de 2025, la extraña roca alcanzará su punto más cercano al Sol. En ese momento, su núcleo podría calentarse hasta el punto de fragmentarse en varios pedazos, como suele ocurrir con los cometas cuando se exponen a una radiación intensa. Si eso sucede, su composición quedará al descubierto y podrá confirmarse definitivamente su naturaleza.

Los telescopios Hubble y James Webb continuarán monitoreando el fenómeno. El primero realizará análisis en ultravioleta para determinar la proporción de gases presentes, mientras que el segundo empleará espectroscopia infrarroja para detectar compuestos como agua, dióxido de carbono y amoníaco.

Más allá de las interpretaciones, la llegada de 3I/ATLAS supone una oportunidad única para estudiar materiales formados fuera del sistema solar. Su paso fugaz recuerda que el cosmos aún guarda innumerables secretos y que, a veces, un simple visitante interestelar puede poner en duda lo que se creía sabido sobre el origen y la evolución de los cuerpos celestes.

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