Alerta inminente en España: la DANA de Valencia podría repetirse muy pronto en este sitio
Fenómenos extremos como la DANA se están volviendo más frecuentes y destructivos
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Las intensas lluvias e inundaciones que azotaron Valencia el pasado 29 de octubre subrayan cómo el clima extremo, impulsado por el calentamiento global, está afectando cada vez más nuestras vidas. La reciente aparición de una DANA (Depresión Aislada en Niveles Altos) en esta región de España ha provocado desbordamientos y desastres, y al menos 214 personas han perdido la vida. Este fenómeno, que antes ocurría de forma más esporádica, se está volviendo más frecuente y destructivo, especialmente en las zonas mediterráneas. Aunque es pronto para vincular directamente esta tragedia con el calentamiento global, el aumento de fenómenos como las DANAs es motivo de creciente preocupación.
Una DANA se produce cuando una masa de aire frío queda atrapada en las capas altas de la atmósfera, mientras que en las capas inferiores hay aire cálido y húmedo. El choque entre estos dos tipos de aire provoca un colapso atmosférico que desencadena lluvias intensas en pocas horas. En los últimos años, estas tormentas han aumentado en frecuencia e intensidad, afectando no sólo la costa mediterránea, sino también regiones más interiores del país. El calentamiento de las aguas del Mediterráneo juega un papel crucial en este fenómeno, ya que al aumentar la temperatura del mar, se potencia la formación de tormentas y se incrementan las lluvias torrenciales, lo que agrava las consecuencias de las DANAs.
Alerta por la DANA en España
El cambio climático está favoreciendo condiciones más propicias para la formación de fenómenos como la DANA en España, sobre todo en zonas como el Mediterráneo, que actúa como una «olla a presión» alimentada por las altas temperaturas del mar. En este contexto, el aire cálido y húmedo que se encuentra en las capas bajas de la atmósfera interactúa con masas de aire frío en niveles altos, lo que da lugar a una inestabilidad atmosférica que desencadena lluvias intensas en muy poco tiempo.
Este proceso se ha visto amplificado por dos factores clave: el aumento de la temperatura del agua y el debilitamiento de la corriente en chorro. La elevada temperatura del mar proporciona más vapor de agua a la atmósfera, lo que favorece la formación de tormentas más potentes, mientras que la corriente en chorro debilitada impide que las masas de aire frío se disipen rápidamente, contribuyendo a la formación de DANAs más persistentes y destructivas.
La costa mediterránea española es particularmente vulnerable a estos fenómenos debido a su geografía y al crecimiento desmesurado de las ciudades, que han invadido zonas que naturalmente deberían actuar como reguladores del agua de lluvia. La urbanización descontrolada ha dejado a las ciudades, como Valencia o Murcia, expuestas a las consecuencias de las tormentas extremas, con un sistema de drenaje insuficiente para gestionar las grandes cantidades de agua que se acumulan en poco tiempo.
Si bien los avances en la predicción meteorológica permiten prever la formación de DANAs, las autoridades aún enfrentan dificultades para anticipar su impacto exacto, debido a la rapidez con que se desarrollan. Sin embargo, los expertos coinciden en que existen medidas preventivas que podrían mitigar los riesgos, como mejorar las infraestructuras urbanas, rediseñar las ciudades para integrar más zonas verdes y mantener los cauces de los ríos en buen estado.
A largo plazo, se prevé que estos fenómenos se hagan más frecuentes y extremos si el calentamiento global continúa. Los modelos climáticos indican que, con el aumento de las temperaturas globales, las precipitaciones extremas podrían aumentar hasta en un 47% en las próximas décadas, lo que representa una amenaza creciente para la región.
Por ello, es fundamental adaptar las infraestructuras y las políticas urbanísticas a estos nuevos retos, con el objetivo reducir tanto el impacto humano como el económico de las inundaciones. Además, el cambio climático no sólo está generando lluvias más intensas, sino también olas de calor prolongadas, lo que acentúa aún más los riesgos de sequía y hace más complejo el panorama en las zonas costeras.
Las autoridades y los científicos coinciden en la necesidad de actuar con urgencia, ya que el aumento de la temperatura global está provocando un clima cada vez más impredecible y destructivo, donde los fenómenos extremos como la DANA podrían convertirse en una constante en España.
El peligro del ‘clima extremo’
Hacia finales del siglo XXI, el clima extremo será una característica dominante debido al cambio climático, tal y como alertan los expertos. Se prevé un aumento de las temperaturas globales de 2 a 4 grados Celsius, lo que intensificará fenómenos como olas de calor, tormentas más fuertes, sequías e inundaciones repentinas. Esto afectará gravemente los ecosistemas, la economía y la vida diaria.
Las regiones costeras sufrirán por el aumento del nivel del mar y la erosión, mientras que las zonas secas enfrentará sequías más severas. Además, los patrones climáticos erráticos afectarán la agricultura, poniendo en riesgo la seguridad alimentaria. Si no se toman medidas para mitigar las emisiones de gases de efecto invernadero, el futuro climático será más impredecible y peligroso.