Mossos d'Esquadra

Hacinamiento en tiempos de Covid: 100 m2 de vestuario y 6 duchas para 200 mossos en Barcelona

Dos hermanas Barcelona
Agentes de los Mossos d'Esquadra en una imagen de archivo.
Pelayo Barro

Situación límite la que viven desde hace meses en la comisaría de los Mossos d’Esquadra en Esplugas de Llobregat (Barcelona). Desde hace décadas, en estas instalaciones conviven dos centenares de agentes pese a que su capacidad real es mucho menor. Hace ya una década fueron destinados a este centro policial los miembros de la unidad ARRO Metro Sud (antidisturbios). Fue una recolocación «provisional» que se ha alargado durante años, provocando una significativa falta de espacio que se ha agravado con la crisis sanitaria del Covid. Ahora no se cumplen las medidas de distanciamiento, las duchas y zonas comunes están saturadas y los roces y broncas entre agentes se han multiplicado, a pesar de las insistentes de denuncias contra la Generalitat presentadas ante la Inspección de Trabajo.

«Venir a trabajar a esta comisaría es una pesadilla diaria», relatan a OKDIARIO agentes que sufren a diario la sobreocupación que se vive en el centro policial de Esplugas de Llobregat. La crisis del coronavirus ha afectado de lleno a estas instalaciones, ocupadas por una plantilla ligeramente superior a los 200 agentes. Colas en las duchas, vestuarios repletos sin respetar la distancia de seguridad, comedores a turnos completos y un parking repleto de vehículos -policiales y particulares- se han convertido en un quebradero de cabeza para los Mossos que prestan servicio aquí.

Hace ya una década, las instalaciones alojaron de forma «provisional» a los antidisturbios de la ARRO Metro Sud. Su emplazamiento original iba a estar en otras instalaciones, pero según relatan los agentes, los problemas comenzaron el día de la inauguración: un mal cálculo de diseño provocaba que los furgones de la ARRO superasen la altura de gálibo de la entrada al parking subterráneo -el único disponible-, por lo que de forma temporal se les recolocó en Esplugas de Llobregat hasta que se solucionara el problema.

Han pasado ya diez años en los que las plantillas de la ARRO, el Grupo de Investigación y los agentes de Seguridad Ciudadana de los Mossos conviven en estas instalaciones policiales saturadas. Pero la llegada de la pandemia fue la que acabó por convertir la situación en insostenible. «La Generalitat regula con restricciones la ocupación de espacios públicos y comercios, pero aquí no se cumple nada», explican a OKDIARIO.

Peleas y miedo atroz al contagio

El resultado: miedo a contagiarse, peleas entre compañeros y roces constantes en las zonas comunes del edificio. Saben, explican, que se están jugando mucho. Nadie quiere volver a casa contagiado y transmitirle la enfermedad a su familia. Muchos temen por sus mayores, sus padres o sus abuelos, a quienes algunos han renunciado a ver por precaución.

Son varias las plataformas sindicales de los Mossos las que han puesto en conocimiento de sus superiores la situación, sin que hasta el momento se haya puesto ninguna solución en marcha. De hecho, tal y como le consta documentalmente a OKDIARIO, también se han cursado denuncias contra el Departamento de Interior de la Generalitat ante la Inspección de Trabajo por parte de la asociación SAP-Fepol. 

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Denuncia presentada por SAP-Fepol ante Inspección de Trabajo.

En dicho documento se aportan pruebas de la escasez de duchas: hay 6 puestos y en momentos de actividad pueden juntarse entre 70 y 80 agentes. Situación similar se vive en la zona de vestuarios, con 210 taquillas colocadas en un espacio de 110 metros cuadrados. A menos de medio metro para cada taquilla (sólo hay 9 que no se utilizan), lo que provoca que ni se cumplan las distancias ni que tampoco entre toda la ropa dentro de cada armario.

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Imagen del estado de los vestuarios presentada en la denuncia ante la Inspección de Trabajo.

El hacinamiento es visible en esas denuncias presentadas hasta ahora, que de momento no han tenido respuesta. Por parte del Departamento de Interior, que conoce en profundidad el problema después de años de quejas, no se ha planteado solución alguna tal y como denuncian los agentes afectados.

La comisaría no sólo está saturada de personas, sino también de vehículos. Los furgones de la ARRO permanecen en un parking abierto, a la intemperie, por lo que también están expuestos al vandalismo. Ya ocurrió hace apenas dos años, cuando un grafitero accedió al recinto y realizó pintadas sobre algunos de los vehículos. La imagen se hizo viral como muestra de la escasa protección que aporta este centro masificado.

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Un grafitero pintando sobre un furgón de la ARRO en Esplugas de Llobregat.

Según aseguran los agentes, tienen conocimiento de que AENA cedió unas instalaciones a la Generalitat para recolocar a estos agentes de la ARRO y solucionar así la sobreocupación. Sin embargo, no existe ningún proyecto de obras para adecuarlo y trasladarles allí. «Aquí hay dinero para muchas cosas, pero para la seguridad y bienestar laboral de los Mossos se ve que no», denuncian a OKDIARIO.

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