Los CDR han vuelto a la calle en vísperas de la declaración de Carles Puigdemont ante el juez que deberá decidir sobre su extradición a España. Coincidiendo con el cuarto aniversario del referéndum ilegal del 1 de octubre, la noche de este viernes los sectores más radicales de los autodenominados Comités de Defensa de la República han puesto barricadas y quemado contenedores en la Plaza Urquinaona de Barcelona, símbolo ya de los separatistas.
La protesta, que ha empezado en la Plaza de Francesc Macià, ha transcurrido por la Diagonal y Paseo de Gracia hasta llegar a Urquinaona. Poco más de mil personas, fuertemente escoltadas por decenas de antidisturbios de los Mossos d’Esquadra, se han permitido cortar las principales arterias de la ciudad condal atacando varios elementos de la vía pública ante la pasividad de las autoridades barcelonesas.
Con los gritos típicos de estas ocasiones, como «fuera las fuerzas de ocupación», «ni un paso atrás» o «libertad Pablo Hasél», con urnas del referéndum ilegal en las manos, la manifestación ha avanzado de forma pacífica por la Diagonal hasta llegar a Urquinaona. Tras un rato de incidentes los Mossos han optado por dispersar a los manifestantes, y así proceder a retirar los elementos que habían lanzado los radicales para obstaculizar el paso de vehículos.
Ante la proximidad de los manifestantes a la Jefatura de Policía de Vía Layetana, objetivo habitual de las facciones más radicales de los independentistas, los agentes de los Mossos han montado un gran dispositivo frente a la sede policial para proteger la integridad del edificio y de los agentes del CNP que allí trabajan. Una decena de furgones y una gran línea policial impedía a los CDR acercarse al inmueble. Sin embargo todo ese dispositivo no ha bastado para que algunos de los separatistas lanzasen huevos y bolsas de basura contra la entrada de la Jefatura de Policía.