Barcelona, ciudad sin ley

El director de los Mossos oculta la detención de menas por el caos en Barcelona: «Es una cuestión sensible»

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Pelayo Barro

Barcelona se ha convertido este fin de semana en una auténtica ciudad sin ley: peleas multitudinarias, una veintena de apuñalamientos, robos con fuerza, quema de vehículos policiales y saqueos contra tiendas y restaurantes. Las 48 horas de caos que ha vivido la capital catalana se han saldado con medio centenar de detenidos. Los Mossos d’Esquadra han constatado que muchos de ellos son menores marroquíes que viven bajo tutela en España, así como integrantes de bandas latinas. El director de los Mossos, sin embargo, no ha querido precisar su origen al considerarlo una «cuestión compleja y especialmente sensible».

«Es muy fácil, son delincuentes. Entrar en más valoraciones para intentar perfilar qué grupos (están detrás del caos) es una cuestión compleja y yo diría que especialmente sensible y me ahorraré comentarlo». Esas han sido las palabras de Pere Ferrer Sastre, director de los Mossos d’Esquadra, cuando le han preguntado este lunes en Catalunya Radio por el origen de los individuos que están detrás de las 48 horas de violencia y caos desatado en Barcelona.

De esa manera, Ferrer -director de Mossos desde el 1 de octubre de 2019- ha esquivado la pregunta sobre el perfil que tienen los autores de esas escenas de destrucción y violencia que han sacudido Barcelona este fin de semana, coincidiendo con el inicio de las fiestas de La Mercé.

Pese a que oficialmente la dirección de Mossos se niega a facilitar un perfil de los detenidos, fuentes policiales consultadas por OKDIARIO confirman que se trata, en muchos casos, de jóvenes marroquíes, la mayoría menores de edad. En las últimas 48 horas se han practicado varias detenciones de estos jóvenes tutelados tras ser identificados por cometer hurtos, asaltos y agresiones. Algunos, explican estas fuentes, «ya son viejos conocidos de la policía pese a su corta edad».

Bandas latinas y antisistemas

Por otra parte, los agentes consultados destacan la presencia de elementos de bandas latinas en algunos de los asaltos y saqueos a negocios en las zonas próximas a los macrobotellones registrados este fin de semana, que han llegado a congregar hasta a 40.000 jóvenes. También han sido identificados algunos de ellos detrás de algunas de las peleas multitudinarias, especialmente en la noche del viernes, que se han saldado con decenas de heridos de diversa consideración.

En cuanto a los destrozos de mobiliario y la quema de vehículos y motocicletas de la Guardia Urbana de Barcelona, los Mossos apuntan a la autoría de elementos próximos a grupos anarquistas y antisistema. También se ha identificado a algunos fichados del movimiento okupa, muy arraigado en la ciudad y bendecido por la alcaldesa Ada Colau, tras estos incidentes.

Malestar interno en los Mossos

En medio del caos provocado por el vandalismo en Barcelona, a la cúpula de los Mossos le ha estallado un conflicto interno. Lo vivido estas madrugadas en Barcelona deja muy tocados a los agentes autonómicos, que han sido señalados como culpables de no haber podido frenar la situación. Ni siquiera fueron capaces, admiten fuentes del cuerpo a OKDIARIO, de echar una mano a sus compañeros de la Guardia Urbana.

«Hemos abandonado. Esa es la palabra. Ya no es la situación en las calles, a eso hay que sumarle que entre los Mossos hay un grave problema. Se está intentando recuperar a agentes de baja y reincorporarles cuanto antes, porque muchos se han ido directamente a casa. Muchísima de nuestra gente no quiere trabajar en las comisarías, hay graves problemas de relaciones con los jefes», asegura un agente del cuerpo con años de servicio a sus espaldas.

Describen un ambiente laboral marcado por el temor a las represalias por parte de sus jefes. «A la mínima queja ciudadana, hayas o no hecho algo, te mandan al Departamento de Asuntos Internos», aseguran. El resultado, absentismo laboral, falta de patrullas y efectivos generalizada en todas las comisarías. «La gente se esconde porque no quiere líos con los jefes», indican estas fuentes.

A ello hay que sumarle las presiones políticas que reciben los agentes de la unidades antidisturbios, que el Gobierno de Pere Aragonès puso en el centro de la diana cuando llegó al poder con apoyo de la CUP. En el cuerpo esperan una profunda reforma de los protocolos policiales durante esta legislatura que, no dudan, les atará aún más las manos de cara a controlar las calles.

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