Alimentación infantil

Niños y comida: cómo establecer una buena relación con la alimentación

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Pautas para que los niños establezcan una buena relación con la comida

La alimentación del bebé durante sus primeros meses de vida (al menos los seis primeros) se basa tan solo en la leche materna (o de fórmula), por lo que no tenemos que preocuparnos por la relación entre la comida y tu hijo o hija. Al llegar a la fase de destete sin embargo, podemos aprovechar y comenzar a establecer una buena relación de modo que el bebé se alimente siempre de forma saludable y que esta práctica perdure durante toda su infancia. Os hablamos ahora de niños y comida y de cómo establecer una buena relación con la alimentación.

Niños y comida: cómo establecer una buena relación con la alimentación

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La relación que los niños establecen con lo que les rodea es algo que les marcará de por vida. Y en este sentido, y en lo que respecta a la alimentación, siempre debemos procurar que sea lo más sana posible, con el fin de que el niño sepa de la importancia de una alimentación saludable y que además tenga opciones para que una vez haya crecido, sepa que existe una amplia variedad de alimentos entre los que elegir.

Cómo hacer que los niños prueben de todo

¿Pero cómo conseguir que mi hijo o mi hija sea un niño al que le guste no solo comer, sino además probar cosas nuevas? Pues dependerá mucho de cada niño o niña, pero también de la actitud de los padres a la hora no solo de ofrecerle la comida, sino también el tipo de alimentos que el pequeño o pequeña tiene delante.

A partir de los seis meses, y sobretodo cuando comienzan a salir los primeros dientes, tenemos que procurar que nuestro hijo vaya probando todo tipo de alimentos, pero claro ¿cómo conseguir que se anime a probar lo que le colocamos frente al plato? Podemos guiarnos por estas pautas:

  • Permíteles experimentar diferentes alimentos y sabores , incluso en diferentes texturas;
  • Establece un ambiente sereno y jovial durante las comidas, no de ansiedad y miedo;
  • Ampliar las experiencias sensoriales del niño, incluso en el juego y las actividades domésticas;
  • Muestra coherencia en la adopción de un nuevo hábito: a la primera negativa no debemos ceder dando al bebé leche y galletas, mientras él coma, sino cambiar a otro alimento que también sea «nuevo». Lo dicho, el bebé debe saber que existen infinidad de opciones (alimentos) por probar.
  • La aceptación de un nuevo sabor por parte de los niños hasta los 5 años se produce solo después de una exposición que varía de 5 a 10 veces. Entonces, una comida que a nuestro hijo no le gusta hoy probablemente le gustará en 5 o 10 semanas, creando un nuevo hábito en él. Por ello puede ser una buena idea proponer un nuevo alimento al menos 5 veces, una o dos veces por semana.
  • También tratemos de introducir gradualmente todos los sabores básicos de los alimentos en la nutrición de los niños pequeños: salado, dulce, amargo, ácido; y seguiremos con las variaciones de color (morado, naranja, azul, amarillo, verde, alimentos…): esto les hará acostumbrarse a la variedad. En cambio, evitemos introducir demasiados sabores en la misma comida.

Niños que comen demasiado y niños que comen poco

Por otro lado, está la cuestión de la cantidades. Puede ser que ya desde la lactancia notemos que nuestro bebé come mucho, o apenas toma nada, pero no debemos caer en el error de pensar que como en la fase de lactancia se ha comportado de una manera va a suceder lo mismo cuando comience a tomar alimentos sólidos.

Primero de todo será bueno evaluar con el pediatra, el peso del bebé al iniciarse la fase de destete y que nos guíe sobre los alimentos permitidos y las cantidades. 

Por otro lado, nunca debemos ofrecer al niño o niña la comida en un plato que no sea adecuado para su edad. Puede que nosotros como adultos, pensemos que la cantidad que cabe en un plato infantil es casi de risa, pero debemos pensar en el peso del niño o niña, su altura y sobretodo en que su estómago ni es tan grande ni está tan desarrollado como el de un niño más grande o un adulto. Son muchos los padres que caen en ese error y creen que el bebé se habrá quedado con hambre tras comerse todo lo del plato, de modo que le hacen repetir o le sobrealimentan cuando no es necesario.

En cuanto a los niños que comen muy poco o que apenas quieren comer lo que tienen delante. Debemos tener mucha paciencia y sobre todo ofrecer alimentos que en un principio le gusten, para poco a poco combinarlos con otros que deben comenzar a comer o al menos que los prueben. Existen miles de fórmulas para hacer que un niño inapetente coma, ya sea que le presentemos la comida de forma creativa, que le ayudemos sentándonos a comer lo mismo a su lado, o que le demos un premio si se acaba todo lo que tiene en el plato.

No nos olvidemos de los niños que se acostumbran a comer por la llamada «hambre emocional», es decir niños que desarrollan el hábito de pedir comida (o de cogerla) cuando están aburridos, o cuando se sienten frustrados. Esto es algo que debe controlarse bien porque a la larga y una vez en la madurez, puede ser un auténtico problema para la persona que lo sufre. No dejemos que los niños pequeños entren en la cocina a comer lo que les apetezca entre horas. Es esencial que controlemos todo lo que comen y en el caso de que les apetezca algo, es mejor que lo pidan. De hecho, siempre que nos pidan algo que no tenga que ver con la comida dentro de los horarios establecidos para ella, será bueno ofrecerles frutas o cualquier alimento que sea saludable.

Acostumbrar a los niños a que coman fruta y verdura

El tema de las frutas y verduras es algo que tortura a muchos padres ya que son pocos los niños que se emocionan cuando ven estos alimentos sobre el plato. De todas maneras hay que ser insistente y aprovechar la amplia variedad de frutas y verduras para ir probando. 

Son muchos los padres que tiran la toalla demasiado pronto y en lugar de intentar ofrecer los guisantes cocinados con alguna salsa especial o salteados por ejemplo con jamón, optan por seguir ofreciendo macarrones con tomates a niños que en realidad ya están más que sobrealimentados de pasta.

Lo mismo pasa con la fruta. Es más fácil darles un bocadillo o cuatro galletas con chocolate para merendar, que ponernos a pelar y cortar distintas frutas para hacerles una macedonia con un poco de nata por ejemplo. No debemos rendirnos y a pesar de las primeras negativas, si insistimos, los niños se acabarán acostumbrando a que tanto las frutas como las verduras deben formar parte de su rutina de alimentación.

No nos olvidemos además del hecho de involucrar a los niños en el proceso de cómo llega la comida hasta el plato. Si queremos que coman frutas y verduras y de hecho, de todo, puede ser buena idea llevarlos a comprar al mercado, que elijan los alimentos, los laven, nos ayuden a cocinarlos y veréis como estarán deseosos de probar como les ha quedado.

En la variedad está el gusto

Por último tenemos que ser abiertos al hecho de que la alimentación de nuestros hijos debe ser lo más variada posible. No importa nuestra opción personal para alimentarnos a nosotros mismos. Los niños deben partir de cero, y probar de todo, para que sean ellos los que poco a poco se den cuenta de lo que les gusta y lo que no y decidan, una vez sean mayores, su mejor opción alimenticia.

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