¿Quieres que tu hijo odie la lectura? Si haces esto lo conseguirás

¿Quieres que tu hijo odie la lectura? Si haces esto lo conseguirás
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Muchos son los padres que, desde que sus hijos son pequeños, quieren inculcarles el hábito de la lectura, que no sólo servirá para que se entretengan sino que además les ayudará a conseguir un hobby para toda la vida que será enriquecedor, cultural y personalmente hablando.

Tú quieres ahora comenzar a tomar medidas para conseguir que tu hijo empiece a apasionarse por la literatura, pero ¡ojo! hazlo correctamente. Si pretendes alcanzar tu propósito mediante imposiciones o actuaciones similares, lo que lograrás será todo lo contrario: que la odie.

Por eso, es importante que tengas en cuenta qué cosas NO debes hacer si no quieres provocar que el pequeño desde temprana edad muestre su rechazo a los libros:

1-Se lee y punto

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Hay una máxima que todo padre, no sólo en este aspecto que nos ocupa sino en otros muchos, debe tener en cuenta: que si quieres que tu hijo hago algo, no lo presiones. El establecer las cosas por imposición categórica y por obligación siempre da un resultado muy claro: la rebeldía del menor y el rechazo absoluto a lo que se le intenta imponer.

Por ese motivo, si quieres que el pequeño adquiera el hobby de la lectura y pase a ser una actividad muy enriquecedora para su vida, no lo obligues. Es decir, si un día dice que no le apetece, no le sientes por “narices” y le digas que tiene que leerse tal o cual libro. Si lo haces así, ese será el principio del final de tu campaña pro lectura.

2-Castigado, ¡a leer!

Otra de las acciones que puedes llevar a cabo y que pueden propiciar que tu hijo empiece a odiar todo lo que tiene que ver con la literatura es que cuando le castigues, lo que hagas es ponerlo a leer. Esa medida lo que provocará es que empiece a asociar ese hábito con algo negativo y eso precisamente te impedirá que puedas lograr el fin de convertirlo en un ávido lector desde bien pequeño.

3-Me dan igual tus gustos, lees esto

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Una de las reglas de oro que debes tener en cuenta para alcanzar el objetivo marcado es que elijas correctamente el libro que le vas a dar a leer a tu hijo. Es decir, debes decantarte por una obra que se adapte no sólo a su edad sino también a sus gustos y aficiones. Así, por ejemplo, si le encantan los animales, puedes optar por comprarle un libro donde los protagonistas sean precisamente esos.

Con esas claves lograrás que asocie lectura a un momento divertido, entretenido e interesante. Si no sigues esa máxima, despídete de alcanzar tu “misión”. ¿Qué sentido tiene que le hagas leer algo que no entiende o que le aburre sobremanera?

4-El que tienes que leer eres tú, yo ya he leído mucho

Ejemplo, eso es lo que tienes que dar. Para lograr que tu hijo se interese por la lectura, es fundamental que te vea a ti leyendo y disfrutando de cualquier libro. Si no lo haces, pensará ¿por qué tengo que hacerlo yo si papá y mamá no leen?

De la misma manera, piensa que siempre podéis hacerlo juntos. ¿Cómo? Encontrando cada día un hueco en vuestro día a día para sentaros en el sofá o para tumbaros en la cama con un libro. Por supuesto, ten presente en todo momento el consejo número 3 que te hemos dado, el de optar por un libro que le pueda gustar y que se adecue a su edad.

5-Después de terminar el libro, te voy a preguntar

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Una afición enriquecedora, esa es la lectura y esa es la que tú deseas que adquiera tu hijo. Pues bien, para lograrlo, y en relación a lo que te hemos analizado en otros puntos anteriores, es necesario que no se la presentes como si fuera una tarea más de clase.

Sentarse, abrir un libro y dejarse transportar a otros lugares, vivir mil y una aventuras o sentirse otra persona es algo que se debe hacer porque gusta, no por obligación. De ahí que sea necesario que tu pequeño vea la literatura como la herramienta que tiene para dejar volar su imaginación y no como un ejercicio obligatorio. Por eso, contribuye a que la entienda así y no le obligues a que después de que termine un libro se someta a un examen. Es decir, que no le pongas delante de ti y le empieces a preguntar pormenorizadamente sobre la obra.

Si deseas saber si lo ha leído en realidad, puedes averiguarlo de manera disimulada. Siéntate a su lado y sin que se dé cuenta de tu intención habla sobre el libro e incluso puedes mentir sobre algún aspecto concreto de la historia para ver si te corrige o no.

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