Cómo aliviar el resfriado de los niños en verano
Pautas para aliviar los síntomas del resfriado en los niños en verano
Infecciones más comunes en niños en verano
Enfermedades de verano comunes en niños
Los resfriados son infecciones causadas por virus o bacterias que afectan a las vías respiratorias. Aunque son más frecuentes en otoño e invierno, también pueden aparecer en verano debido a los cambios bruscos de temperatura, los ambientes secos y poco ventilados y el uso inadecuado del aire acondicionado o los ventiladores. Por ello, debemos estar preparados y ante cualquier resfriado de los niños en verano, actuar con las pautas que a continuación te ofrecemos.
Cómo aliviar el resfriado de los niños en verano
Los síntomas del resfriado de verano son similares a los del invierno: congestión nasal, tos, estornudos, mucosidad, fiebre leve o moderada, dolor de garganta, malestar general, etc. Estos síntomas suelen durar unos días y se resuelven de forma espontánea sin necesidad de tratamiento específico.
Sin embargo, es importante aliviar el malestar de los niños y prevenir posibles complicaciones como la otitis, la sinusitis o la bronquitis. Para ello, se recomiendan las siguientes medidas:
- Hidratación: es fundamental que los niños beban abundante agua o líquidos como zumos naturales, infusiones o caldos para mantenerse hidratados y ayudar a eliminar los virus o las bacterias del organismo. Además, la hidratación favorece la fluidificación de las secreciones nasales y facilita su expulsión.
- Lavados nasales: se pueden realizar con suero fisiológico o solución salina para limpiar las fosas nasales y aliviar la congestión. Se pueden aplicar unas gotas o un spray en cada orificio nasal y luego aspirar con una pera o un aspirador nasal. Se pueden repetir varias veces al día según la necesidad.
- Humidificador o vaporizador: se puede utilizar para humedecer el ambiente y evitar que se reseque la mucosa nasal. También se puede colocar un recipiente con agua cerca de la cama del niño o hacerle respirar vapor de agua con cuidado de no quemarse.
- Paracetamol o ibuprofeno: se pueden administrar para aliviar el dolor y la fiebre si el niño está molesto o incómodo. Se debe respetar la dosis y el intervalo indicados por el pediatra según el peso y la edad del niño. No se deben usar otros medicamentos como antihistamínicos, descongestionantes o antibióticos sin prescripción médica.
- Alimentación saludable: se debe ofrecer al niño una dieta equilibrada y variada que incluya frutas y verduras ricas en vitaminas y antioxidantes que refuercen su sistema inmunológico. Se pueden dar alimentos blandos y templados si el niño tiene dolor de garganta. Se deben evitar los alimentos muy fríos o muy calientes que puedan irritar la garganta.
- Reposo: se debe permitir al niño que descanse lo suficiente y que duerma bien por la noche. Se puede elevar un poco la cabecera de la cama para facilitar la respiración. Se debe evitar que el niño haga esfuerzos físicos intensos o que se exponga a temperaturas extremas.
Prevención de los resfriados de verano
Para prevenir los resfriados de verano se recomienda:
- Evitar los cambios bruscos de temperatura: se debe vestir al niño con ropa adecuada al clima y evitar que pase del calor al frío o viceversa de forma repentina. Se debe regular el uso del aire acondicionado o los ventiladores para que no produzcan corrientes de aire frío directas sobre el niño.
- Ventilar los espacios cerrados: se debe abrir las ventanas para renovar el aire y evitar que se acumulen virus o bacterias en el ambiente. Se debe evitar estar en lugares muy concurridos o con poca ventilación donde haya más riesgo de contagio.
- Lavarse las manos con frecuencia: se debe enseñar al niño a lavarse las manos con agua y jabón antes de comer, después de ir al baño, después de sonarse la nariz o toser y después de estar en contacto con personas enfermas. También se puede usar gel hidroalcohólico si no hay agua disponible.
- Vacunarse contra la gripe: se puede consultar con el pediatra la conveniencia de vacunar al niño contra la gripe si tiene algún factor de riesgo como asma, alergias, enfermedades crónicas, etc. La vacuna contra la gripe se administra cada año antes del inicio de la temporada invernal.
Los resfriados de verano son molestos pero no graves. Con estas medidas se puede aliviar el malestar de los niños y favorecer su recuperación. Si los síntomas son muy intensos, duran más de una semana o se acompañan de otros signos como dificultad para respirar, vómitos, diarrea, erupción cutánea o somnolencia, se debe consultar con el pediatra para descartar otras causas más serias.