El andador: por qué tantos pediatras lo desaconsejan y cuándo usarlo

El andador es un dispositivo ampliamente conocido por los padres de bebés, especialmente aquellos que están en la etapa de aprender a caminar. Este artilugio, diseñado con la intención de proporcionar movilidad a los pequeños antes de que puedan hacerlo por sí mismos, ha sido un elemento común en muchos hogares durante décadas. La imagen de un bebé desplazándose alegremente en un andador es una escena que ha sido, y en algunos lugares continúa siendo, parte del crecimiento infantil. Sin embargo, en los últimos años, el uso del andador ha sido objeto de un debate significativo en la comunidad médica.

Históricamente, los andadores se han considerado una herramienta útil para mantener a los bebés entretenidos y, al mismo tiempo, darles una cierta independencia en sus movimientos. La idea de que los bebés pueden explorar su entorno de manera segura y bajo supervisión ha llevado a muchos padres a optar por el uso de estos dispositivos. No obstante, a pesar de su popularidad, un creciente número de pediatras y expertos en desarrollo infantil han comenzado a cuestionar su seguridad y eficacia. Estas preocupaciones han llevado a muchos profesionales de la salud a desaconsejar el uso del andador, resaltando los posibles riesgos y desventajas asociados con su uso.

A continuación, exploraremos en profundidad las razones por las que muchos pediatras desaconsejan el uso del andador, los pros y los contras de su utilización y, en última instancia, cuándo, si es que alguna vez, puede ser apropiado usar un andador. Analizaremos la evidencia médica y las opiniones de expertos para ofrecer una visión clara y bien fundamentada sobre este tema tan relevante para los padres y cuidadores.

¿Por qué los pediatras desaconsejan el uso del andador?

Uno de los argumentos más contundentes contra el uso del andador es el posible retraso en el desarrollo motor del bebé. Incluso esta opinión ha llevado a algunos extremos, como en el caso del Ministerio de Salud canadiense que prohibió completamente su venta. 

Son muchos los expertos que consideran que dentro del andador, los bebés tienden a adoptar una posición antinatural, utilizando más los músculos de las nalgas que los de los muslos, y a menudo se desplazan de puntillas en lugar de apoyar toda la planta del pie. Esta postura puede llevar a un retraso en la adquisición de habilidades motoras adecuadas, como el equilibrio y la coordinación, que son esenciales para caminar correctamente.

Falta de aprendizaje espacial y de caídas

El uso del andador también puede impedir que los niños aprendan a reconocer y manejar el espacio que ocupan sus cuerpos. Esta capacidad es crucial para el desarrollo de la conciencia espacial y la coordinación. Además, aprender a caer es una parte importante del desarrollo motor de un bebé. Los bebés necesitan experimentar caídas menores para desarrollar reflejos de protección y mejorar su equilibrio. El andador, al limitar estas experiencias, puede retrasar el desarrollo de estas habilidades cruciales.

Riesgos de seguridad

La seguridad es otra gran preocupación asociada con el uso de andadores. Los andadores pueden dar a los bebés una movilidad que aún no están preparados para manejar, lo que puede llevar a accidentes graves. Hay numerosos informes de bebés que han caído por escaleras, se han volcado o han alcanzado objetos peligrosos gracias a la movilidad proporcionada por el andador. Estos incidentes pueden resultar en lesiones serias, como fracturas, contusiones y quemaduras. Por esta razón, en países como Canadá, la venta de andadores ha sido completamente prohibida.

Pros y contras de los andadores

Pros

• Entretenimiento y supervisión: los andadores pueden mantener a los bebés entretenidos, lo que puede ser útil para los padres que necesitan realizar otras tareas mientras mantienen al bebé en un área segura.
• Independencia temprana: permiten a los bebés explorar su entorno de manera más independiente antes de que puedan caminar por sí mismos.

Contras

• Retraso en el desarrollo motor: como se mencionó anteriormente, pueden interferir con el aprendizaje natural de habilidades motoras importantes.
• Seguridad: riesgo de accidentes graves, como caídas y golpes.
• Problemas posturales: los bebés pueden adoptar posturas incorrectas que pueden afectar su desarrollo físico a largo plazo.

¿Cuándo usar un andador?

Dada la evidencia y las preocupaciones expuestas, la mayoría de los expertos en pediatría recomiendan evitar el uso de andadores. Sin embargo, si los padres deciden utilizarlos, es crucial primero de todo asegurarse de que el bebé sepa sentarse de forma independiente, lo que generalmente ocurre entre los 6 y 8 meses de edad. No olvides que aunque los pediatras establecen etapas genéricas, cada niño todavía tiene sus propios tiempos, y esos deben ser respetados ante todo antes de poder ponerlo en andador.

Alrededor de los 10 meses de edad se considera que el niño es capaz de mantenerse erguido, pero, como hemos comentado, cada niño es diferente y cada familia debe conocer su propia situación.

Y una vez que llega el momento de usar el andador es recomendable que lo hagan bajo estrictas condiciones de seguridad y siguiendo estas pautas:

• Supervisión constante: nunca dejar al bebé en el andador sin supervisión.
• Entorno seguro: asegurarse de que el área donde se usa el andador esté libre de peligros, como escaleras, superficies irregulares y objetos peligrosos.
• Uso limitado: limitar el tiempo que el bebé pasa en el andador para evitar problemas posturales y de desarrollo motor.

En conclusión, aunque los andadores han sido una herramienta popular para los padres, es esencial considerar las recomendaciones de los profesionales de la salud y los riesgos asociados con su uso. Priorizar el desarrollo natural y seguro del bebé debe ser la principal preocupación para los padres y cuidadores.