Vacaciones anticipadas

Vacaciones anticipadas

Si en una carrera de velocidad, uno corre y otro le sigue andando no cabe ninguna duda respecto al vencedor. Creer lo contrario es de una ingenuidad asombrosa que comparten los responsables del club, el cuerpo técnico, la plantilla y medios de comunicación sembradores de vana ilusión y alejados de una realidad que el equipo transmite semana tras semana y no es otra que la petición de unas vacaciones anticipadas que unos reclaman con mayor verbo que juego, a otros ya se las han concedido, como a Larin, y unos pocos suspiran para acabar cuanto antes con el trámite.

El bajísimo nivel de exigencia que se transmite desde todos los sectores e incluye al propio entorno, dibuja el perfil de un equipo sin alma que siempre tuvo poco cuerpo y pierde virtudes y muestra defectos que antes solo se intuían, aunque siempre estuvieran ahí, pero ahora, en la recta final de la competición afloran jornada tras jornada.

Centrándonos en el partido, la primera parte transcurrió sin más incidencia que el tanto anotado por Valjent, pero sin que ninguno de los contendientes lograra una sola llegada al área adversaria. Si aquello era, como decían los titulares de prensa, radio, televisión y redes, una batalla por Europa, nadie hubiera dicho que se hablaba de las escuadras que estaban sobre el campo.

Pero en la continuación, el Celta se dio cuenta de que el lobo no eran tan fiero como imaginaba, ni tan intenso como pregona su clasificación, en claro retroceso. Sin Raillo ni Samu, pobre excusa, con Maffeo todavía en la Kings League, igual que el club, un centro del campo exclusivamente pendiente de la inspiración de Sergi Darder y un ataque reducido a la explosión de Muriqi, la lesión del kosovar acabó de descomponer a un anfitrión que llegaba tarde a todas las disputas, en el que nadie se mueve sin balón, no hay quien encare al contrario y cuando, por casualidad, alguien se encuentra ante el gol y remata como lo hizo Larin, el paisaje se oscurece a pasos agigantados.

Alfon batió a Greif de la misma manera que lo hizo Diego López en Valencia hace una semana, con los defensas en la luna. A partir de ahí solo hubo un equipo en Son Moix, el Celta, el mismo que solamente había ganado dos encuentros fuera de casa, ahora tres. Un conjunto que viaja hacia arriba, mientras el Mallorca camina, solo eso, en dirección contraria.

¿Dijo usted tiros a puerta en Mestalla?. Uno. ¿Hoy en Palma?, otro. Esto es lo que hay.

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