La triste despedida de los jesuitas de Mallorca cinco siglos después de su llegada a la isla
La misa presidida en la Catedral por el obispo Taltavull ha contado con menos asistencia de la esperada
La Asociación de Antiguos Alumnos de Montesión no ha sido invitada después de su larga lucha en defensa del convento
Una misa concelebrada este miércoles en la Catedral de Palma presidida por el obispo Sebastià Taltavull ha sido la triste despedida de los jesuitas de Mallorca, que este mes deben abandonar el histórico convento de Montesión con casi cinco siglos de historia. La Iglesia y la sociedad de Mallorca han pretendido ofrecer una cálida despedida a los jesuitas pero ha sido un acto poco solemne, con mucha menos asistencia de lo esperado, y ha sido un acto dominado por el pesar de los padres jesuitas que se ven obligados a marcharse.
La escasa asistencia se ha debido en parte a la negativa de los antiguos alumnos a acudir a un acto al que no habían sido invitados después de toda la lucha que han protagonizado en defensa del convento de Montesión y en favor de la permanencia de los jesuitas en Mallorca.
La misa se ha celebrado con motivo de la festividad de San Ignacio de Loyola, el 31 de julio, y la ha presidido el obispo Taltavull concelebrando el cabildo catedralicio, la comunidad de jesuitas de Palma, religiosos y sacerdotes diocesanos.
Algunas de las principales autoridades de las islas también han participado en la eucaristía. Entre otras, el presidente del Parlament de les Illes Balears, Gabriel Le Senne; el alcalde de Palma, Jaime Martínez; y la consellera de Famílies i Afers Socials, Catalina Cirer. En representación de la Compañía, se han desplazado hasta Mallorca el padre Juan Pablo Rodríguez, socio del provincial de España y el padre Abel Toraño, delegado de la Plataforma Mediterránea.
Según afirma el Obispado de Mallorca, «tanto los jesuitas que han pasado largos años consagrando su vida en la isla, como quienes han confiado y apoyado la misión, así como, en general, la sociedad mallorquina, todos se han unido para dar las gracias a Dios por el servicio pastoral y social realizado que, motivada por el escaso número de vocaciones de estos últimos años y por el progresivo e inapelable envejecimiento de la comunidad se ha decidido cerrar».
La dirección de los jesuitas que ha decidido de forma unilateral el cierre de Montesión ante el pesar y descontento de los diez padres que habitan el todavía el convento, asegura que la Compañía «no abandona su misión, sino que seguirá comprometida y trabajando en red para llevar adelante su proyecto apostólico en nuestra isla a través de todas sus instituciones y personas vinculadas a sus obras educativas, sociales y pastorales».
También ha estado presente, a través de unas palabras desde Roma, el cardenal Luís Ladaria, jesuita mallorquín, antiguo alumno de Montesión; en las que ha animado a «que esta celebración de hoy sea una ocasión para que nos renovemos todos en la mente y en el espíritu, como nos exhorta el apóstol Pablo, en la carta a los Efesios».
Antes de la bendición final del obispo, se ha leído una carta del Padre Provincial, P. Enric Puiggrós, SJ que no ha podido participar en esta celebración. En ella, el provincial hace referencia a dos sentimientos que se entremezclan: el agradecimiento, «porque se nos está diciendo a la Compañía de Jesús que nuestra presencia comunitaria en Mallorca no ha sido en vano, sino que ha formado y forma parte de la historia de esta isla, de muchas personas y familias» y tristeza, «porque hoy y por ahora a los jesuitas se nos ha tornado imposible continuar entre vosotros con una comunidad religiosa, si bien es cierto que la Compañía de Jesús como tal permanece a través de todas las obras apostólicas que continúan con su misión en la ciudad».
La decisión de la Compañía de cerrar el convento de Montesión ha sido muy criticada por la asociación de antiguos alón alumnos de Montesión y por las diversas entidades vinculadas a los jesuitas en Mallorca.
Es cierto que los diez padres jesuitas de Mallorca son de edad avanzada pero de los diez, siete están plenamente en activo. Llevan parroquias, atienden a diversos conventos, dan clases en el Seminario y trabajan en las diversas entidades vinculadas a Montesión como, por ejemplo, el Patronato Obrero y la Fundación Montalvo.
La historia se remonta a hace cuatro años cuando se presentó el denominado Plan Montesión. Tanto la iglesia de Montesión como el claustro y la parte más antigua del convento y del colegio presentan deficiencias arquitectónicas y requieren una restauración.
La Compañía de Jesús fue advertida del mal estado de todo el conjunto histórico precisamente por la Asociación de Antiguos Alumnos. La dirección de los jesuitas se hizo cargo de la situación y lanzó el Plan Montesión que consistía básicamente en el cierre del colegio, el más antiguo de la compañía en todo el mundo, y la cesión de la iglesia y la mayor parte del convento por un periodo de setenta años a una empresa privada para crear una residencia asistida de personas mayores.
A cambio de la cesión de todo el conjunto de 9.000 metros cuadrados, la empresa privada asumía la restauración de todo el conjunto histórico, incluido el claustro, la iglesia y las partes más antiguas del convento y el colegio.
En el proyecto inicial se contemplaba reservar una parte del recinto a la comunidad de los jesuitas. Nada se dijo entonces de cerrar el convento y enviar los padres a la península.
La sorpresa del cierre del convento
La sorpresa llegó el sábado de la pasada semana cuando el padre provincial, Enric Puiggròs, se desplazó a Palma para comunicar a los diez padres jesuitas que debían abandonar Mallorca y trasladarse a la península. El cierre del convento está previsto para mediados de septiembre.
La reserva de una espacio para la comunidad de padres jesuitas de Mallorca, además, ha desaparecido misteriosamente del proyecto de reforma del denominado Plan Montesión. Para la dirección de la Compañía de Jesús ya no hay marcha atrás y los diez padres deben abandonar el convento. Esta misma semana se les comunicará su nuevo destino.
La noticia del cierre del convento causó estupor y sorpresa entre los jesuitas de Mallorca aunque ahora la dirección de la compañía les ha prohibido manifestarse contra la clausura de un convento con casi cinco años de historia.
La segunda sorpresa, conocida también estos días, ha sido que el proyecto del Plan Montesión ya no es construir una residencia de mayores sino que se pretende dar al conjunto históricos un uso residencial.
Se abren así las puertas a su reconversión en un hotel. Sorpresa también ha sido que a la empresa privada, concretamente Víctor Madera, consejero delegado de Quirón, se le cede también la iglesia de Montesión, el claustro y toda la parte museística. En definitiva, que no queda nada en manos de los jesuitas.