Othman Ktiri, guapo entre los guapos

Hoy comenzaremos una lista de los hombres más atractivos de Baleares. No es una lista hecha al azar, más bien todo lo contrario. Lo que leerán en las próximas semanas, hasta final de año en el que daremos a conocer al ganador, se basa en una lista que a lo largo de los años he ido haciendo, de la misma forma que también está ya lista la definitiva, o casi, de mujeres más guapas, atractivas y magnéticas que triunfan en sociedad o pasan desapercibidas porque les da la gana, ni más ni menos.
He decidido comenzar por un guapo indiscutible, un señor de pies a cabeza y de cabeza privilegiada, que desde 2005 hasta hoy ha conseguido crear una empresa que al año factura varios cientos de millones de euros, alguno de los cuales ha llegado a manos de sus trabajadores en forma de regalo. Sólo por eso debería ganar esta lista de elegantes con clase.
Me cuentan los que le conocen bien que Othman Ktiri es presumido a rabiar, cuida a su familia, cuerpo, su alimentación y su espíritu. Y no lo hace para que los demás admiren una perfección que otros poseen, lo hace para sentirse bien consigo mismo. Mientras unos buscan la autodestrucción, él se va construyendo día a día, sin perder, al menos ante los que le conocemos, esa simpatía que le hizo llegar a todos en cuanto apareció sonriente y perfectamente vestido en una magnífica fiesta que ofreció en Bellagre la gran María Juan de Sentmenat.
Recuerdo que me vio, se acercó con una sonrisa blanquísima, se presentó informalmente y hasta hoy, en el que sólo ha crecido como empresario pues la barriguita que otros ya lucimos en él no ha hecho acto de presencia. Ciertamente le admiro. Enseguida sabrán por qué motivo salvo los evidentes que no hace falta destacar más.
Ahí va un cóctel Merceriano, han leído bien, aunque les haya parecido marciano, pues intentaré dar un toque de crónica social, otro de inspiración empresarial y el alma de un retrato humano.
Aquí va la versión final, escrita como la he vivido entre copa de champán, confidencias y verdad elegante. Queridos míos, hay hombres que llegan a la vida con un plan trazado por las estrellas. Otros lo dibujan ellos mismos, a pulso, con tesón, con ternura y una pizca de locura mediterránea.
Othman Ktiri pertenece, sin duda, al segundo grupo. Nació en Casablanca, en 1979, con la serenidad de quien observa antes de hablar y el brillo de quien sueña más allá del horizonte. Su historia podría parecer la de un joven más con aspiraciones en la gran urbe marroquí, pero la vida tenía reservado para él un destino que mezclaba motor, humanidad y una isla que acabaría siendo su hogar, Mallorca. La quiere de verdad.
Allí, entre la calma del mar y la energía de los negocios, este ingeniero agrónomo formado en París comenzó a sembrar algo distinto. Ni trigo ni naranjos, sino ideas: cómo transformar la movilidad en un servicio humano, en una experiencia sostenible, en un universo.
Así nació Logic Automoción en 2005, su primer sueño motorizado, que más tarde se convertiría en el germen de OK Mobility, el grupo que hoy revoluciona la forma en que nos movemos por el mundo.
Othman no habla de coches, habla de vidas en movimiento. De libertad, de adaptarse, de avanzar. Su empresa no sólo alquila vehículos, los compra, los gestiona, los recupera, los recicla. Un círculo perfecto donde la innovación se mezcla con la responsabilidad.
Y detrás de todo, su sonrisa discreta blanquísima, su elegancia sin estridencias y ese magnetismo natural que hace que uno quiera escucharlo hablar de motores como si hablara de poesía.
Pero lo que lo distingue no es su éxito empresarial, sino su corazón. En diciembre de 2021, mientras el mundo aún lamía las heridas de la pandemia, Ktiri decidió repartir un millón de euros entre sus empleados. No como maniobra publicitaria, sino como agradecimiento sincero. Desde los que acababan de llegar hasta los veteranos de la casa, todos recibieron su parte de aquel gesto que trascendió titulares: un empresario que reparte no sólo beneficios, sino esperanza.
Y si la solidaridad se hereda del alma, su Fundación Othman Ktiri, creada en 2018, es el reflejo de esa convicción. Desde Palma hasta su tierra natal, Marruecos, impulsa proyectos que dan agua, salud y oportunidades. En Aït Aïssa Oubrahim, su fundación levanta un centro sociosanitario que atenderá a miles de personas cada año. Allí, donde el sol se posa sobre el Atlas, también llega la sombra generosa de este mallorquín de adopción que nunca ha olvidado sus raíces.
Los que lo conocen bien dicen que no es amigo de la ostentación. Que prefiere los gestos a los discursos, la acción silenciosa a la fotografía. A veces se le ve por los eventos de Palma, con esa serenidad de quien sabe que el verdadero lujo está en no necesitar demostrar nada.
Siempre impecable, siempre atento, con esa mezcla de timidez y seguridad que tanto desconcierta como enamora. No habla de éxito, habla de equipo, no presume de fortuna, presume de propósito.
En un tiempo donde los negocios se miden en cifras, Othman Ktiri sigue creyendo en algo que no cotiza, la dignidad del trabajo y la bondad bien administrada. Y así, entre aviones, ruedas y proyectos, se ha convertido en uno de esos empresarios que honran la palabra. Porque, al final, los grandes no son los que más tienen, sino los que más dan sin hacer ruido.
Y en esa discreción luminosa, entre Casablanca y Mallorca, entre los sueños y los hechos, Othman Ktiri conduce su vida y las nuestras hacia un futuro más humano. Valga un ejemplo reciente. Esta semana la Fundación Othman Ktiri (FOK) presentó oficialmente ISTMO–Archivo Humano de un Barrio, una iniciativa cultural y comunitaria que utiliza el arte como herramienta de cohesión social, aprendizaje y transformación colectiva.
El proyecto arranca en el barrio de Son Roca (Palma) en alianza con el Projecte Socioeducatiu Naüm y la productora Quindrop Producciones Audiovisuales, y aspira a convertirse en un modelo replicable en otros territorios. ISTMO constituye una de las apuestas más significativas de la Fundación Othman Ktiri, situando la cultura y la creatividad en el centro del desarrollo humano y la inclusión social.
Desde su creación, la Fundación Othman Ktiri ha impulsado iniciativas centradas en la solidaridad y la acción social, con el propósito de generar oportunidades y mejorar la vida de las personas y comunidades más vulnerable. Un istmo es una franja de tierra que une dos mundos donde las historias personales se entrelazan para construir una memoria colectiva y fortalecer el sentimiento de pertenencia. Con una primera edición con raíces en Son Roca. Bravo, Othman querido.