Palma

Miquel Obrador: «Los políticos deberían escuchar más a las amas de casa»

El histórico líder vecinal presenta 'Que 25 años no son nada', un libro donde repasa sus vivencias desde 1997 en El Molinar

El pleno de Cort le rendió un merecido homenaje por su loable trabajo de lucha durante las últimas dos décadas y media

El alcalde socialista de Palma culmina su venganza y deja sin ayudas a la federación vecinal no afín

Miguel Obrador
Miguel Obrador en su despacho de la Gent Gran del Molinar.

«Los políticos deberían escuchar más a las amas de casa». Es la frase más repetida por parte del histórico dirigente vecinal Miquel Obrador. Una máxima que pronunció en reiteradas ocasiones el pasado jueves en Cort, mientras el pleno municipal del Ayuntamiento de Palma le rendía un merecido homenaje por su labor al frente de la Federación de Vecinos de Sa Ciutat de Palma y también por su loable trabajo como presidente de la asociación Es Born de es Molinar y de la Gent Gran.

Al final de su discurso, con todos los concejales en pie y aplaudiéndole,  Obrador anunció que en junio ponía punto y final a su dilatada trayectoria como líder vecinal. También aprovechó para presentar su libro autobiográfico Que 25 años no son nada. Escrito por el periodista José Luis Crispín, la obra relata las dos décadas y media vividas por Obrador desde 1997 en El Molinar.

La publicación pretende ser un fiel reflejo de las vivencias y las actuaciones que como presidente de Es Born del Molinar y de la Gent Gran ha vivido Obrador en esta barriada marinera palmesana. Compuesto por 14 capítulos, el libro arranca con una breve descripción de los primeros pasos vitales de Obrador. «Nací en 1938 en el barrio de Es Jonquet de Palma. Procedo de una familia genuina, mallorquina y marinera», reconoce el líder vecinal en esta entrevista a OKDIARIO.

Al mismo tiempo, confiesa que desde bien pequeño tuvo que ayudar a sus padres a superar las adversidades de la posguerra y que el inconformismo y la ambición siempre fueron dos atributos inherentes a su personalidad. «Cuando era niño, vivíamos en una pequeña casa de pescadores que no tenía cuarto de baño. Ahí ya le dije a mi padre: Os admiro mucho pero os conformáis con lo que tenéis. Yo quiero una casa con cinco baños. Y antes de morirse, pudo ver cómo conseguí mi propósito», cuenta.

Más tarde, se ganó la vida como pastelero y se puso al frente de la conocida cafetería Alcalá. A los 30 años se trasladó a El Molinar y allí comenzó su carrera como líder vecinal, no obstante, su vinculación con este enclave de la capital balear venía de tiempo atrás. «Conocía El Molinar por las visitas que había realizado de la mano de mi mujer Carmen y de su hermana. Durante esas visitas, no dejaba de asombrarme las brutales carencias que sufría la barriada, tanto urbanísticas como circulatorias, sin olvidar la escasez de unas infraestructuras de las que ya gozaban otras zonas de Palma».

A partir de ahí y con la ayuda y complicidad de vecinos de la barriada, Obrador de la mano de Es Born se pone a trabajar para modernizar la barriada. En su libro Que 25 años no son nada, Obrador recuerda el paseo del Molinar, «una infraestructura que acabó con las constantes inundaciones que asolaban la primera línea del barrio. Las fábricas arrojaban sus desechos al mar, como restos de pieles y cartones. La primera línea del Molinar era un auténtico caos donde era imposible vivir».

Obrador escribiendo una dedicatoria en su nuevo libro.
Obrador escribiendo una dedicatoria en su nuevo libro.

Como dirigente vecinal, Obrador ha apoyado sin complejos el macropuerto proyectado en la barriada, en contra de la opinión de muchos de sus vecinos y de la otra asociación vecinal existente en el núcleo de población, al igual que la «nonnata urbanización de Son Bordoy», cuya no ejecución, en su opinión, ha tenido «efectos perniciosos», ya que se «hubiese convertido en una gran oportunidad para que jóvenes, mayores y vulnerables pudieran acceder a viviendas».

Ahora, a sus 84 años, acaba de anunciar que tras elecciones del 28 de mayo dejará la presidencia de la asociación. Con su retirada a la vuelta de la esquina, confiesa que no ha sido capaz de encontrar a las personas adecuadas para sustituirle después de estar años enseñándoles. También insiste mucho en una idea: «Se debe escuchar más a las amas de casa». De hecho, en el último pleno Obrador instó a todos los regidores de Cort a que lo hicieran con más frecuencia, «porque no hay nadie que conozca mejor su casa que el que vive en ella y quien más sabe del barrio es quien vive allí».

Por otro lado, el histórico líder vecinal esgrime que se debería ayudar más a la gente de la tercera edad: «Hay personas mayores que no tienen una preparación intelectual correspondiente y que necesitan a profesionales para que les asesoren. Se sienten perdidos a la hora de gestionar trámites digitales, como enviar un correo electrónico. Esta gente tiene derecho a vivir sus últimos años con bienestar. Por eso creo que durante tres horas a la semana alguien debería enseñarles cómo utilizar las nuevas tecnologías», concluye.

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