entrevista con el último jesuita de Mallorca

Miguel Garau: «No nos han dado ninguna explicación que justifique la salida de los jesuitas de Mallorca»

"Siento mucha tristeza por el cierre de Montesión, el colegio de los jesuitas más antiguo del mundo"

"Junto a Montesión están San Agustín y San Francisco, colegios mucho más antiguos que no van a cerrar"

"La existencia de deficiencias no justifica el cierre de Montesión. Si fuera así se tendrían que cerrar muchas iglesias"

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El barrio antiguo de Palma descrito por Llorenç Villalonga en Mort de Dama ha desaparecido ya casi por completo y la última estocada la sufrirá el próximo día 20 cuando el colegio de Montesión, con casi 500 años de historia y el más antiguo de la Compañía de Jesús en todo el mundo, cierre sus puertas de forma definitiva. La viva imagen de lo que ha sido el barrio es la del padre Miguel Garau (Palma, 1937), el último jesuita de Mallorca junto al padre Pons, ahora en estado de salud muy delicado.

Tras la sorprendente decisión de la dirección de la Compañía de Jesús de cerrar el colegio y el convento de Montesión, la cuarta expulsión de los jesuitas de Mallorca, Pons y Garau han sido acogidos por los franciscanos en el convento de La Porciúncula de Palma.

El padre Miguel Garau es pintor, escultor, cineasta, profesor y, por encima de cualquier otra consideración, jesuita. Su salida de Montesión representa el fin de una época. En Montesión ofreció sus clases magistrales, desarrolló su extensa obra artística, organizó conciertos y conferencias, y fundó, entre otras muchas cosas, las Aulas de la Tercera Edad que ofrecieron una oportunidad excepcional a muchos mayores para seguir aprendiendo y formándose.

Todo esto ha desaparecido y lo ha hecho también el barrio de Montesión, ahora repleto de hoteles-ciudad y residentes extranjeros que han convertido los antiguos palacios y casales en apartamentos de lujo. De lo injustificado del cierre de Montesión y de la expulsión de los jesuitas habla el padre Garau en esta entrevista.

PREGUNTA.-¿Qué hace un jesuita en un convento franciscano?

RESPUESTA.-Pues resulta que nuestra casa jesuítica en Mallorca, con más de 450 años de historia, ha cerrado y no ha quedado otro remedio que ir repartiendo en diferentes centros de la península a los ocho jesuitas que quedábamos. Todos, por las edades que tenemos, hemos ingresado en enfermerías. Unos se han ido a Valencia, otros a Alcalá, Sant Cugat… y dos hemos sido acogidos por los hermanos franciscanos de la Tercera Orden. Al principio éramos tres, pero uno prefirió irse a Sant Cugat.

P.-¿Se siente bien acogido en esta casa?

R.-Yo me siento muy, muy bien acogido en esta casa, donde reside el padre provincial de los franciscanos. Llevo ocho meses aquí y todos nos tratan maravillosamente bien. Ahora ha venido aquí un obispo de Perú que ha sustituido un poco la labor que hacía el Papa León XIV. Es una persona muy amable y muy cercana. Hoy mismo [por el lunes] he salido con él junto a tres franciscanos a visitar una capilla y ha mostrado un comportamiento de amistad y amabilidad que yo nunca había visto en un obispo. Toda la comunidad, y tanto el superior como el provincial que vive aquí, nos tratan
maravillosamente bien.

P.-¿Hay muchas diferencias entre la orden de la Compañía de Jesús y la de San Francisco?

R.-Yo desde niño tuve una pasión o una vocación, digámoslo así, un poco franciscana. Era muy dado a leer biografías y un día cayó en mis manos una historia de San Francisco y me emocionó. Me emocionó porque mi conclusión de aquellos años, yo tendría unos 13 o 14, fue hacerme esta pregunta: ¿es posible que pueda existir una persona así? Y después, a medida que fui creciendo, siempre le he tenido una devoción especial a San Francisco de Asís. De hecho, he pintado dos cuadros de San Francisco. También he pintado un cuadro de otro franciscano ilustre y he realizado una escultura de bronce de Junípero Serra que mide tres metros y pico. El espíritu franciscano siempre me ha parecido muy simpático. Es un espíritu un poco más suave que el de los jesuitas, que es más humanístico. De todos modos hay muchas comunidades jesuíticas y no hay ninguna que se pueda comparar con la otra, en el sentido de un modo de ser. Veo que en el espíritu franciscano hay humanismo y hay  sentido del humor. En esta casa, que es una enfermería, hay siete franciscanos que están muy delicados pero todos tienen una cabeza muy limpia. Es gente que ha estado en cuatro o cinco universidades. Por supuesto, todas nuestras, como la Gregoriana de Roma, entre otras. Es gente muy preparada y sabia que en la vejez tiene un sentido de fraternidad y del humor muy, muy entrañable.

P.- Usted era un seguidor de San Francisco pero se decidió por la Compañía de Jesús.

R.-Sí, me decidí por la Compañía de Jesús. Era una época en la que tenía muchas inquietudes. Yo salía con una chica, tenía una novia. Hice el servicio militar en Aviación. Había ganado unas oposiciones en la Banca March… pero tenía una inquietud rara que no sabía aclararme. Algo me estiraba a poder expresar algo más. Entonces tuve una información un poco providencial de la Compañía de Jesús y decidí hacerme jesuita. Si uno me pregunta por qué me hice jesuita, me resulta un poco difícil de explicarlo. Yo lo que tenía claro, tenía 22 años, es que si me hago jesuita lo hago con plena responsabilidad, con la responsabilidad de no poner ninguna dificultad a los planes de Dios.

P.-¿Dónde se formó para ser jesuita?

R.-Primero estuve en Raimat, Lérida, donde hice el noviciado y lo que llamamos el juniorado, que es más bien un contacto con el humanismo. Después ya me tocó estudiar Filosofía en Sant Cugat del Vallés. Después tuve la época de colegios en Zaragoza. Guardo un recuerdo magnífico de aquellos dos años de Zaragoza. Hace cosa de un mes y medio vinieron a visitarme unos cuantos ex alumnos, ahora ya con 68 o 69 años y un poco calvos. Fueron muy cariñosos, algo muy entrañable. Y vienen aquí muchos ex alumnos de Montesión. Lo que pasa es que aquí vives un poco aislado y más para los que ya no podemos salir. Pero bueno, es un sitio agradable con un buen bosque…

P.- Y después fue durante muchos años profesor en el colegio de Montesión.

R.-Yo llegué a Montesión en el año 70, un año después de haber sido ordenado y, curiosamente, poco después celebré mi primera boda y fue aquí, en la iglesia de la Porciúncula, que se acababa de inaugurar.

P.- ¿Cómo recuerda sus años de profesor en Montesión?

R.-Guardo muy buen recuerdo del Colegio de Montesión y creo que me llevé bien con los alumnos, aunque siempre hay alguno con el que surge algún conflicto. Recuerdo el caso de uno al que tuvimos que expulsar dos días. Este alumno, al cabo de 15 años, me visitó para pedirme perdón y solicitarme que le casara. Yo he estado 55 años en Montesión.

P.- El próximo 20 de junio es fin de curso y el colegio de Montesión de Palma cerrará sus puertas definitivamente después de casi 500 años de existencia. ¿Qué siente?

R.-Hombre, siento una gran tristeza. Siento mucha nostalgia y mucha pena por el cierre de Montesión. Es el colegio más antiguo de los jesuitas en todo el mundo y es el colegio en el que he estado 55 años. Un colegio que está en el centro de Palma y donde has convivido tanto y has vivido tantas cosas… Además, en Montesión tenía perfectamente ordenado mi estudio de pintura. Un espacio muy amplio en una parte abandonada del edificio. Allí trabajaba como trabajan la mayor parte de artistas en sus inicios. Pintaba y de tanto en tanto veía pasar algún ratoncillo o una cucaracha. Pero bueno, yo fui feliz porque lo tenía todo bien establecido en secciones porque yo hago pintura al óleo, hago acuarelas, dibujo y escultura y cada cosa necesita un cierto ambiente. Además, estaban los libros, más de 2.000. Ahora la situación es problemática. Me han dicho que dentro de unos días debo desalojar lo que era mi estudio porque ha de venir una excavadora a derribarlo todo.

P.-¿Tiene espacio aquí para pintar?

R.- Yo aquí tengo un cierto sitio donde los franciscanos me atienden muy bien pero claro, el espacio es limitado y lo cierto es que con el tiempo los artistas acumulamos una cantidad de cosas increíbles. Basta recordar que Picasso, si se bebía una coca cola, guardaba siempre la botella y la utilizaba para hacer mezclas de aceite. Tengo un montón de material del que tengo que desprenderme porque no tengo sitio donde guardarlo.

P.-¿Dónde está ahora su extensa obra artística?

R.-Está reservada. Me han permitido tener un piso donde guardarla pero le tengo asignado un destino. De momento he regalado dos obras a Valldemossa, dos cuadros de Chopin, uno irá al museo y otro a la Alcaldía. También he regalado a Algaida un cuadro grande de dos metros y pico sobre el padre Bartolomé Pou, que fue un gran jesuita que vivió la época de la supresión de la compañía. Fue un personaje increíble.

P.- Pero son cientos de obras las que tiene…

R.-El otro día hablé con una chica que tiene una galería en Inca, donde el espectáculo taurino tiene mucho éxito. Tengo doce obras de tema taurino de un gran tamaño, alguna de dos metros y pico. Hemos de volver a hablar pero estas obras podrían ir a la galería, a una sala asignada a una exposición permanente sobre el tema taurino. Mis obras de tema taurino no son nada violentas, no hay sangre, van sobre el paseo y traslado de los toros.

P.- Volviendo a Montesión: usted defendía la continuidad del colegio. ¿Cree que está justificado el cierre?

R.-Yo no sé qué decir sobre esto. Muy cerca de Montesión están los Agustinos,  que son anteriores a nosotros y tienen lo mismo, colegio, residencia e iglesia y lo conservan muy bien. Lo tienen todo en perfectas condiciones. También al lado de Montesión está el convento, colegio e iglesia de San Francisco y los franciscanos también son muy anteriores a nosotros y también lo tienen todo perfectamente conservado. El cierre de Montesión no lo he entendido y tal vez sea que que no hemos recibido la información adecuada. No acabo de entender el cierre de Montesión.

P.-El colegio, el convento y la iglesia se han vendido, o cedido, a un empresario.

R.-Se ha cedido todo durante 90 años a un empresario millonario, a Madera. Y bueno, no sé qué piensa hacer con el colegio. Se han dicho varias cosas, pero bueno, yo no sé con qué condiciones ni con qué cláusulas se ha cedido. Se ha cedido un edificio enclavado dentro del mundo más histórico, más primitivo y más antiguo de Palma. Es un centro que está cambiando mucho. Se están  haciendo varios hoteles y las antiguas grandes casas o palacios se venden y transforman en apartamentos o en hoteles. Todo el barrio está cambiando. Es un barrio de calles estrechas y donde las casas ponían cortinas en los balcones para que no entrara el sol. Ahora se busca todo lo contrario. Las nuevas
generaciones han producido cambios y pronto Montesión será un barrio recién hecho. En Palma, sólo nos queda un palacio, el Palacio Vivot, propiedad de antiguos alumnos nuestros.

P.- ¿Acabará siendo un hotel Montesión?

R.-No lo sé. Esto es lo que no sabemos. Yo en Valladolid vi una cosa muy rara en la plaza donde hay cuatro o cinco iglesias. Una tenía la puerta un poquito abierta y me asomé un poco y vi que estaban colocando mesas. Me extrañó. ¿Pero qué pasa aquí?, pregunté. Es que preparamos una cena de gala para esta noche, dentro de la iglesia, me explicaron.

P.- Pronto hará un año que tuvo que abandonar Montesión con la excusa del inicio de las obras. La realidad es que las obras no han empezado.

R.-No, no ha empezado ninguna obra. Se tenía que hacer una renovación de la iglesia. Es una iglesia bellísima, tanto por su decoración como su arquitectura. Muchos cantantes que han venido han dicho que se han admirado de la sonoridad que tiene esta iglesia pero además tiene una belleza extraordinaria y unos frescos muy valiosos. Durante muchos años no se le ha prestado a la iglesia la atención debida y no se han restaurado elementos que padecen males muy profundos. En toda la parte de la calle del Viento los cimientos son de marés, que atrae mucha agua. Cuando se abrió la tumba de San Alonso por primera vez, se encontró toda inundada. Pero además, estos edificios antiguos, sea por algún movimiento que ha habido en el tiempo, por el calor o por lo que sea, tienen una serie de grietas que no se han corregido. Un edificio con 450 años de historia necesita un cuidado bastante notable que no se ha realizado. La mayor parte está bien conservada pero las paredes del templo presentan deficiencias. Hay que hacer una limpieza y restauración de la iglesia, es un plan que está encima de la mesa pero que todavía no se ha iniciado.

P.- ¿La existencia de estas deficiencias justifica el cierre del colegio?

R.-Yo creo que no. Si fuera así, los agustinos y franciscanos y muchas iglesias tendrían que cerrar. Tendría que cerrarse el Castillo de Bellver y muchos edificios históricos. Lo que pasa es que en estos edificios cada cinco años debe hacerse un buen repaso por técnicos. En Montesión, el problema es que la iglesia se construyó con malos materiales pero yo creo que no hay ningún edificio con más de 400 años de historia que no necesite de vez en
cuando unos retoques, un cuidado, una restauración. Aparte de todo esto, en Montesión tenemos a San Alonso, que está allí solito y ahora más solo que nunca porque la iglesia está cerrada.

P.-¿Está justificada la expulsión de los jesuitas de Mallorca?

R.-Bueno, se nos dice que cada vez hay menos vocaciones y que esto obliga a reforzar algunas comunidades. Pero debo decir que en Montesión éramos ocho padres y todos menos uno, que estaba muy delicado, teníamos funciones diversas. Celebrábamos misas en diferentes iglesias. Uno, que ahora está en Lérida, llevaba la parroquia de San Juan de Ávila como rector. Otros atendíamos diversos conventos de monjas y yo estaba a disposición de lo que fuera preciso. Celebraba muchas bodas y bautizos. En definitiva, que los jesuitas estábamos plenamente activos. Además, están las diversas entidades vinculadas a la Compañía de Jesús como son el Patronato Obrero, los Pisos del Padre Montalvo, Solidarios, etcétera. Todo esto lo llevan seglares pero nosotros colaborábamos con ellos. La presencia jesuítica en estas entidades era importante.

P.-¿Le sorprendió la decisión de cerrar el convento de Montesión?

R.-La decisión vino muy de repente. Nos cogió a todos por sorpresa y un poco alarmados. Pero lo hemos aceptado con resignación porque bueno, Montesión ya había sufrido tres expulsiones y la última fue muy famosa en la Guerra Civil. Entonces se levantó uno de los mandamases para decir: Por favor, no los expulsen porque volverán. Y se volvió. Fue cuando se hizo la escultura de San Alonso que está en el claustro.  Pero ahora es que Montesión deja de ser nuestro y no sé exactamente qué destino tiene, porque se hablan de cosas y cosas y no sabes nunca por dónde coger las riendas de la verdad.

P.-¿La dirección de la compañía no ha dado explicaciones?

R.-Ha dado unas explicaciones poco comprensibles. No es una opinión mía sólo, es algo que hemos comentado los compañeros. Una explicación poco comprensible y poco consultiva en general. Pero claro, a nosotros se nos
impone el voto de obediencia y a obedecer toca pero no ha habido ninguna explicación convincente.

P.-¿Cree que Mallorca pierde mucho con la desaparición de los jesuitas?

R.-Yo creo que los jesuitas en Mallorca han tenido un cierto prestigio en la educación, sobre todo, y durante mucho tiempo. Ha ofrecido una formación a personas influyentes. Montesión era considerado como un colegio un poco clasista pero esto ha cambiado. Se ha adaptado y ya no es clasista. Yo recuerdo que cada año había dramas, porque si una clase tiene 40 pupitres no puedes admitir a 43 o 44 alumnos.  A mí lo que me preocupa en este momento es la cuestión de la educación juvenil, porque la veo muy mal, muy mal.

P.- Destacaba que la educación está muy mal y por esto hay que lamentar la marcha de los jesuitas de Mallorca.

R.-Bueno, el colegio de Montesión sigue existiendo.

P.- Será un colegio sin jesuitas.

R.-Yo creo que un jesuita siempre da un toque de humanismo, ofrece una garantía. De Montesión han salido personajes importantes y, entre ellas, el cardenal Luis Ladaria.

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