Condenado a dos años de prisión el ex rector de Can Picafort por abuso sexual a una niña de 7 años
También tiene orden de alejamiento de 500 metros y la prohibición de comunicarse con la víctima durante cinco años y medio
Barceló ya fue condenado en el año 2016 por abusos sexuales continuados a una monaguilla de diez años de edad


La Sección Primera de la Audiencia Provincial de Palma ha condenado a dos años y un día de prisión al ex rector de la parroquia de Can Picafort, Pere Barceló, por abusar sexualmente entre 2007 y 2008 de una menor de edad que entonces tenía tan sólo 7 años de edad durante una clase de catequesis.
Según ha informado el Tribunal Superior de Justicia de Baleares (TSJIB), las magistradas también han dictado una orden de alejamiento de 500 metros y la prohibición de comunicarse con la víctima durante cinco años y medio.
Además, la Audiencia de Palma también le ha impuesto el pago de una indemnización de 15.000 euros y ha condenado a la Diócesis de Mallorca como responsable civil subsidiario en caso de insolvencia del párroco.
«Los hechos declarados probados no ofrecen dudas en cuanto a su naturaleza inequívocamente sexual, pues así se desprende de la propia acción consistente en tocamientos por debajo de la ropa interior» que el acusado realizó a la menor durante una clase de catequesis, reza la sentencia.
Tampoco existen dudas acerca la «ausencia de consentimiento» de la víctima debido su corta edad, dado que tenía entonces entre seis y siete años, ni de la «posición de superioridad» en la que se encontraba el exrector de Can Picafort, localidad ubicada en el municipio mallorquín de Santa Margalida.
«El párroco aprovechó que existía una madera delante de la mesa que impedía que el resto de los niños vieran lo que estaba pasando y las dimensiones de la sala para que los niños estuvieran lejos de la mencionada mesa y así no pudieran percatarse de lo que sucedía», relatan las juezas para determinar que la menor fue una víctima «especialmente vulnerable» tanto por la edad como por la situación en la que sucedieron los hechos.
El tribunal, no obstante, no ha encontrado pruebas suficientes como para probar que los tocamientos a los que el ex sacerdote incluyeron penetración.
Cabe mencionar que la sentencia no es firme y puede ser recurrida ante la Sala de lo Civil y lo Penal del TSJIB.
El juicio por estos hechos se celebró a finales del pasado mes de junio. La Fiscalía reclamaba para Barceló una condena de diez años, que finalmente se ha visto muy reducida al aplicar la circunstancia atenuante de dilaciones indebidas. También pedía una indemnización de 40.000 euros y una orden de alejamiento por 20 años.
Durante la vista oral la víctima aseguró que mientras el acusado pasaba lista al resto de sus compañeros ella estaba sentada sobre sus rodillas, momento que aprovechó para tocarle por debajo de la camiseta, de los pantalones y de la ropa interior en repetidas ocasiones.
El ex clérigo, por su parte, negó las acusaciones y aseguró de forma reiterada que en 15 años ni un niño se acercó a su mesa y calificó parte de la versión de la denunciante como «el invento del siglo».
Condenado en 2016 por más abusos sexuales
Cabe recordar que Barceló ya fue condenado en 2016 a seis años de cárcel por un delito continuado de agresión sexual. Confesó haber abusado sexualmente y de forma reiterada, entre 1997 y 1998, de una monaguilla que entonces tenía diez años.
No fue hasta el 27 de noviembre de 2012 cuando la joven, ya mayor de edad, denunció los hechos ante la Guardia Civil de Santa Margalida: «Lo solté porque ya no podía más», explicó.
La joven relató ante el tribunal su experiencia entre lágrimas y, visiblemente afectada, recordó cómo fue violada en más de diez ocasiones mientras le tapaba la boca y la sujetaba fuertemente para que no pudiera moverse ni escapar.
En el juicio el condenado ex rector de Can Picafort aseguró sentirse «totalmente arrepentido» y aceptó la pena de seis años de cárcel, frente a los 42 años de prisión que solicitaba la Fiscalía inicialmente para él. Durante el juicio, el inculpado manifestó que «uno debe ser algo mejor» y deseó «lo mejor a ella y a su familia».