Los comercios de Palma hacen su agosto con los cruceristas que el Govern de Armengol quiere echar
La presidenta firma un acuerdo anti cruceristas que limita su presencia en el puerto de Palma a tres barcos diarios
La dirigente socialista asegura que la medida "garantiza la calidad antes que la cantidad"
Podemos se desmarca del acuerdo y exige un solo buque al día y un máximo de 5.000 cruceristas
Empresarios y comerciantes de Baleares se oponen a las políticas anticruceros del Govern
A la misma hora en que el Govern balear de la presidenta socialista, Francina Armengol, estrenaba su temporada anti turística firmando un acuerdo que limita la llegada de cruceros al Puerto de Palma a un máximo de tres naves al día, miles de cruceristas y visitantes a los que el Ejecutivo balear ningunea, y parecen sobrarles, llenaban las principales calles, comercios, tiendas y restaurantes del centro de la capital balear que, tras dos años de pandemia y la peor crisis económica que se recuerda, esperan recuperar sus inmensas pérdidas de estos dos años.
El pacto anti cruceros del Gobierno de coalición de socialistas, independentistas de Més y Podemos contempla, entre otras cuestiones, que el puerto de Palma sólo podrá recibir tres al día, y únicamente uno de ellos, podrá tener una capacidad superior a los 5.000 pasajeros por lo que supondrá casi un 15% por ciento menos de escalas que en 2019.
La firma del acuerdo que tendrá cinco años de vigencia ha tenido lugar en el Palacio de Congresos de Palma. El acto ha estado presidido por la propia Armengol y ha contado con la presencia del secretario de Estado de Turismo, Fernando Valdés, el conseller de Modelo Económico, Turismo y Trabajo, Iago Negueruela y la directora general de Turismo, Rosana Morillo, entre otros dirigentes políticos.
Ese pacto anti cruceros establece, sólo para este año, 20 días de excepción en las que podrán atracar un máximo de cuatro de estos buques y establecer para el resto de anualidades, la prohibición de superar los 8.500 cruceristas diarios en cómputo semanal, por lo que las llegadas deberán ser siempre inferiores a esta cantidad.
Tras firmar el documento, la presidenta del Govern, Francina Armengol, ha manifestado que este acuerdo garantiza «el turismo de presente y de futuro». «La clave está en el equilibrio y, para que siga siendo importante la presencia de cruceros en estas islas, es necesario garantizar la calidad antes de cantidad», afirmó.
La firma del mismo se produce justo cuando entidades anti cruceristas afines a los partidos políticos del Ejecutivo de Armengol, han iniciado una campaña contra este tipo de turismo, tras reunirse la semana pasada con el conseller de Turismo, Iago Negeruela. Precisamente diversos integrantes de esta plataforma han estado en la mañana de hoy en la Plaza Mayor de Palma dando a conocer con postales y pasquines en diversos idiomas su rechazo a a unos turistas que paseaban por las calles y llenaban los comercios del centro de la capital balear.
Los primeros en desmarcarse del acuerdo, al apostar por restricciones más severas, han sido los dirigentes de Podemos en Baleares, formación que en un comunicado ha considerado que este pacto «no aporta soluciones reales a los problemas de contaminación y saturación» provocados por estas embarcaciones y ha reclamado que se imponga como máximo un crucero y 5.000 cruceristas diarios en Palma, así como negociar con el Gobierno central una gestión compartida del puerto de la capital balear.