Vivienda

Adiós a las casas de toda la vida: la alternativa que es mucho más práctica y se está poniendo de moda

Las casas de toda la vida
Janire Manzanas
  • Janire Manzanas
  • Graduada en Marketing y experta en Marketing Digital. Redactora en OK Diario. Experta en curiosidades, mascotas, consumo y Lotería de Navidad.

Las casas de toda la vida, que durante décadas fueron el sueño de muchas familias, están cediendo protagonismo a alternativas mucho más prácticas y versátiles: las minicasas. Éstas pequeñas viviendas no solo ofrecen un ahorro económico considerable, sino que combinan movilidad, eficiencia energética y diseños que se adaptan a distintos estilos de vida. Cada vez más personas las eligen no sólo como segunda residencia, sino como su hogar principal.

Una de las principales razones por las que las minicasas están ganando popularidad a un ritmo de vértigo es su bajo coste en comparación con las casas de toda la vida. Adquirir una vivienda tradicional requiere décadas de ahorro y una hipoteca, mientras que las minicasas permiten acceder a un hogar completamente funcional con una inversión mucho menor. Dependiendo del tamaño, los materiales y el diseño, pueden costar entre un 40% y un 70% menos que una vivienda convencional.

El auge de las minicasas frente a las casas de toda la vida

La rapidez en la construcción es otro de los atractivos de las minicasas. Muchas se pueden construir y entregar en menos de 12 semanas, ya que gran parte del trabajo se realiza en fábricas, donde se ensamblan y se prueban los módulos antes de transportarlos al terreno donde se van a instalar. Esta eficiencia no sólo supone un ahorro de tiempo a los propietarios, sino que también reduce el impacto ambiental asociado a la construcción tradicional, como el consumo excesivo de agua, energía y materiales.

La sostenibilidad también es un factor clave que impulsa la popularidad de estas viviendas frente a las casas de toda la vida. Las minicasas se suelen construir con materiales naturales y reciclables, como madera certificada, paneles de bambú o aislantes ecológicos. Además, su pequeño tamaño requiere menos energía para calentar, enfriar e iluminar el interior, lo que se traduce en una menor huella de carbono. Asimismo, muchas de estas viviendas incluyen tecnologías sostenibles, como paneles solares, sistemas de recogida de agua de lluvia, compostadores y baños secos, permitiendo un estilo de vida más autosuficiente.

Además, las minicasas fomentan una vida más sencilla y minimalista. Al contar con un espacio reducido, los propietarios se ven obligados a replantearse qué es realmente esencial, promoviendo hábitos de consumo más conscientes. En un mundo donde el ritmo de vida es cada vez más acelerado, esta ventaja se ha convertido en un factor muy atractivo para muchos.

Por otro lado, gracias a la arquitectura modular, cada centímetro se aprovecha al máximo, incorporando soluciones inteligentes como camas abatibles, muebles multifuncionales, sistemas de almacenamiento ocultos y espacios multifunción. Incluso en apenas 20 o 30 metros cuadrados, es posible contar con cocina completa, baño, zona de descanso y espacio de trabajo, sin sacrificar comodidad ni estilo.

Finalmente, las minicasas están ganando fuerza también gracias a la conciencia ambiental y la búsqueda de un estilo de vida más consciente y flexible. Cada vez más personas valoran la posibilidad de vivir en un hogar eficiente, móvil y sostenible, sin necesidad de realizar grandes inversiones.

Legislación en España

En España, la instalación de minicasas está regulada por la normativa de edificación y urbanismo. Según la Ley 38/1999, de 5 de noviembre, de Ordenación de la Edificación (LOE), «toda edificación deberá garantizar la seguridad de las personas y la habitabilidad de la construcción, cumpliendo con los requisitos técnicos establecidos» (artículo 1).

Por su parte, el Código Técnico de la Edificación (CTE) establece que «todas las obras de edificación deben cumplir los criterios básicos de seguridad estructural, higiene, salud, accesibilidad y eficiencia energética» (artículo 2), aplicables también a viviendas prefabricadas y minicasas que se fijen al suelo. Esto implica que no basta con instalar la estructura; se requiere un proyecto técnico aprobado por arquitecto o ingeniero y licencia municipal de obra.

En cuanto a la distinción entre estructuras móviles y fijas, el Código Civil, artículos 334 y 335, define que «los bienes muebles son aquellos que pueden trasladarse de un lugar a otro sin alterar su sustancia, mientras que los inmuebles son los que están unidos permanentemente al suelo». De esta manera, las minicasas sobre ruedas se consideran bienes muebles y no requieren licencia de obra, mientras que las minicasas fijas pasan a ser inmuebles y deben cumplir con la LOE, el CTE y la normativa urbanística local.

Finalmente, la Ley de Suelo y Rehabilitación Urbana (Ley 8/2007, de 28 de mayo) establece que «no se podrá ejecutar edificación alguna en suelo urbano, urbanizable o rústico sin la correspondiente licencia de la autoridad competente» (artículo 18).

En conclusión, la tendencia hacia las minicasas refleja un cambio en la forma en que entendemos el hogar y la vida cotidiana. Estas viviendas compactas y versátiles ofrecen soluciones económicas y sostenibles, adaptándose a distintos estilos de vida y necesidades. Su creciente popularidad evidencia que, en un mundo donde la flexibilidad y la eficiencia se valoran cada vez más, las minicasas son una alternativa que redefine lo que significa vivir bien.

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