TURISMOFOBIA

Comerciantes y hoteleros de Palma no dan crédito a la turismofobia de la presidenta Armengol

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La presidenta del Govern, Francina Armengol, reconoció esta semana nuevamente en el Parlament que existe un problema de saturación en Baleares y afirmó que «la solución es que vengan menos turistas». Estas palabras, por tanto, no hacen más que evidenciar la consolidada turismofobia vigente en el Ejecutivo balear, tan promovida durante los últimos años por los socios de gobierno, Més y Podemos, y claramente asumida por el PSIB-PSOE tras el Covid-19.

Así lo corrobora el paquete de medidas restrictivas aprobadas en estos dos años de pandemia, como la limitación a la llegadas de cruceros al puerto de Palma, el cierre de multitud de chiringuitos de playa en Mallorca e Ibiza o la nueva ley turística que congela la creación de plazas durante cuatro años. Pero en esta temporada estival, en la que las cifras de ocupación hotelera se han igualado a tiempos prepandémicos, la turismofobia en los discursos del Pacte se ha acentuado más que nunca.

Todo ello, además, en un contexto en el que la elevada inflación, con unos precios desbocados de la energía, los alimentos y el carburante, auguran unos meses de otoño e invierno muy duros para las Islas. La líder socialista, sin embargo, sigue empecinada en que la solución a la masificación turística es la reducción, ratificando así su rechazo a la única industria que nutre y sustenta a la comunidad balear, la cual gobierna desde el año 2015.

Asimismo, durante la segunda sesión de control a su Ejecutivo, Armengol tampoco tuvo reparo en reconocer que «la reconversión de hoteles de baja calidad y obsoletos en pisos con pérdida de plazas generará un problema de empleo para miles de trabajadores de la hostelería». Si bien aseguró que la voluntad del Govern es que estos empleados queden subrogados en otro negocio, no llegó a especificar ninguna salida laboral alternativa para los afectos.

A pesar de las alarmantes previsiones concernientes a la eliminación de plazas hoteleras -más 30.000 sólo en Mallorca-, la presidenta balear reafirmó su apuesta «clara» de continuar con la limitación de las plazas y de avanzar en el decrecimiento. También expresó su sorpresa por el hecho de que grupos que hablan ahora de saturación, como el PI,  «votan en contra del decrecimiento».

Por todo ello, OKDIARIO ha querido preguntar a varios comercios y hoteles de Palma cuál es su opinión acerca de las últimas palabras pronunciadas por la presidenta Armengol, quien apunta que la solución para el futuro de Baleares es que «vengan menos turistas».

En primera instancia, Antonio Guerrero, empleado de un comercio en la calle San Miguel, ha manifestado su total desacuerdo con la líder socialista, pues sostiene que «cuanto más turismo tengan las Islas, las fuentes de ingreso serán mejores». Al mismo tiempo, el propietario de la tienda de ropa femenina Patricia Guerrero ha incidido que «las medidas del gobierno de Armengol y de sus socios están en contra de todo lo que tiene que ver con el turismo: los chiringuitos, los cruceros, etc.».

Por esta razón, Guerrero considera que sí hay turismofobia dentro del Ejecutivo balear. «Ellos solo quieren abordar temas ecológicos, que me parece muy bien, pero no vivimos de eso», señala el trabajador, quien tampoco entiende que «quiten aparcamientos para poner un carril bici por el que no pasa ni una bicicleta».

Por otro lado, este periódico digital también ha entrevistado a Pedro Miró, dueño de tres relojerías en la Palma, quien ha mostrado su preocupación por el futuro de las empresas del sector turístico de las Islas. «En Mallorca hay ciertas zonas, como S’Arenal o Magaluf, donde el turismo es complicado y quizás no necesitaríamos tanta cantidad de ese tipo de turismo», ha explicado Miró.

No obstante, el empresario ha recalcado que el principal sostén de la comunidad es el turismo, por lo que «se debe ir con mucho cuidado» a la hora de legislar y que no repercuta negativamente en la economía de las empresas destinadas a este tipo de turismo. «No hay que olvidar que en Baleares vivimos del turismo. No tenemos una fábrica de neumáticos, de hierros o de algo que podamos vender. Nuestra fábrica es el turismo, por lo que hay que ir con mucho cuidado», asevera Miró.

Sobre las palabras de Armengol también ha hablado un hostelero de la Plaza Mayor de Palma: «Es de lógica, si limitas el turismo, dejas sin empleo a muchos trabajadores, yo incluido». El mismo argumenta que «gracias al turismo hemos sobrevivido después de la pandemia. Si no hubiese sido por los turistas extranjeros que han venido a las islas a gastar su dinero, muchos no tendríamos trabajo ni podríamos alimentar a nuestra familias».

A los hoteleros de Palma, por su parte, les ha causado una enorme sorpresa estas palabras de Armengol, reflejada en algunos a través de sonrisa de incredulidad. No entienden que en una comunidad económicamente tan dependiente del turismo y cuyo principal músculo es el sector hotelero, haya una presidenta que tome «medidas tan poco coherentes con la naturaleza de las Islas».

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