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El alcalde independentista de Manacor que criticó a Nadal exige catalán hablado y escrito a los sepultureros

Miquel Oliver.
El alcalde de Manacor, Miquel Oliver, con dos de sus concejales.
Indalecio Ribelles
  • Indalecio Ribelles
  • Redactor OKDIARIO en Baleares, información local de Palma, social y política en general. Antes, redactor en EL MUNDO/ Baleares durante 20 años.

El alcalde independentista de Manacor que criticó a Rafa Nadal exige catalán hablado y escrito a los sepultureros en una convocatoria abierta esta pasada semana y firmada por Miquel Oliver (Més per Mallorca). Oliver es el alcalde que en 2019 acusó al mejor deportista español de la historia de vivir al margen del pueblo y de haber tenido un presunto trato de favor para la apertura del centro deportivo y educativo que tiene en esta localidad mallorquina.

Entre los requisitos que Oliver exige a los nuevos peones sepultureros eventuales de Manacor figura haber cumplido los 16 años, titulación de Educación Secundaria Obligatoria (ESO), o equivalente, y acreditar el conocimiento de lengua catalana nivel B1, un peldaño por encima del nivel básico (A2). Además, a la hora de la valoración de los méritos profesionales y académicos, tener una titulación por encima de la exigida en catalán (en este caso el B2) se valora con 0,50 puntos, lo mismo que los cursos lectivos de formación de más de 60 horas relacionados con la labor a desempeñar.

La obsesión con el catalán de los dirigentes de esta formación secesionista que, como sucede en el Govern balear o Consell de Mallorca gobierna en coalición con socialistas y Podemos, provoca que esta lengua sea en Baleares requisito indispensable para optar a cualquier empleo público, más allá de la importancia y funcionalidad que pueda tener para el correcto desempeño de las funciones en la plaza a cubrir, en este caso de peón sepulturero, ninguna.

Pero esta es la llave que utiliza todo el entramado de organizaciones independentistas afines al tripartito balear, Obra Cultural Balear, Plataforma per la Llengua y Joves per la Llengua para obtener jugosas subvenciones de las diferentes administraciones de Baleares para impartir clases de preparación para los exámenes de las diferentes y cada vez más variados grados y titulaciones oficiales en esta lengua.

Todo un negocio redondo a cargo del contribuyente del que se benefician cientos de militantes de estas organizaciones desde 2015, cuando la presidenta balear, la socialista Francina Armengol, llegó al poder en Baleares e impuso el catalán como requisito cuando hasta entonces era un mérito más a puntuar.

La exigencia de catalán a los enterradores en Mallorca no es la primera vez que sucede, pero si la primera que fructifica y sale adelante. La pasada legislatura la hoy diputada de Podemos en el Parlament balear, Antònia Martin, siendo presidenta de la Empresa Funeraria Municipal (EFM) del Ayuntamiento de Palma, impuso el catalán en una convocatoria abierta también para peones sepultureros.

En este caso la iniciativa no llegó a concretarse por el rechazo que la medida suscitó en el comité de empresa y por el perjuicio que iba a ocasionar a los trabajadores temporales de la compañía que carecían de cualquier titulación en esta lengua. Todo ello obligó a Martin a dar marcha atrás ante la amenaza de huelga planteada por los sindicatos.

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