El administrador de Cárnicas Vicente niega en la Audiencia haber comercializado alimentos caducados

El juicio comienza con la retirada de las acusaciones por estafa y contra la seguridad en el trabajo

Un policía recuerda una inspección y habla de un fuerte mal olor a carne en mal estado, suciedad y moho: "Yo no me lo comería"

Cárnicas Vicente
El administrador de Cárnicas Vicente durante el juicio. (Europa Press)

El administrador de Cárnicas Vicente ha negado este lunes haber comercializado con alimentos adulterados o caducados y ha defendido las prácticas de congelación que llevaba a cabo en su empresa, así como la gestión que hacía de sus productos asegurando que en ningún momento le fue notificada una prohibición para congelar o descongelar productos.

«Ahora mismo puede acudir al supermercado y comprar carne que caduca hoy mismo, congelarla y alargar su vida útil», se ha defendido en la primera sesión del juicio, que está previsto que se prolongue durante toda la semana en la Sección Primera de la Audiencia Provincial.

El juicio ha comenzado con la retirada de las acusaciones por delitos de estafa y contra la seguridad en el trabajo, por lo que el procedimiento sigue en relación a un delito contra la salud pública.

Los hechos juzgados se remontan al periodo comprendido entre 2013 y 2018 y el administrador está acusado de distribuir productos cárnicos con problemas de trazabilidad y etiquetado. Según el Ministerio Público, a pesar de tratarse de productos con fecha de vencimiento próximo o ya caducados, se presentaban con etiquetados modificados, con el consiguiente riesgo para los consumidores, informa Europa Press.

El procesado, sin embargo, ha negado las acusaciones explicando que compraba producto fresco, aunque con fecha de caducidad cercana, lo congelaba para alargar su vida útil y, al descongelarlo, se etiquetaba con la nueva fecha de consumo preferente según el tipo de producto. Todo siempre siguiendo la normativa.

Además, según ha asegurado, en su cartera de clientes figuraban «restaurantes de prestigio» que le compraban el producto a sabiendas del modo de proceder de la sociedad. «Si nuestro ánimo hubiera sido engañar, hubiéramos comprado producto congelado y no fresco», ha argumentado.

El administrador de la sociedad ha admitido inspecciones en las que se detectaron deficiencias, aunque ha asegurado que nunca recibió una prohibición expresa de seguir con las prácticas, sólo algunas deficiencias que subsanó, ni recibió tampoco respuesta a sus alegaciones. Además, ha asegurado que nunca se conoció ningún caso de intoxicación.

La Sección Primera de la Audiencia Provincial celebra desde este lunes y previsiblemente durante toda la semana el juicio contra el administrador de Cárnicas Vicente, que se enfrenta a dos años de prisión por vender durante años carne caducada.

Fiscalía pide para el administrador de la mercantil, ubicada en Marratxí (Mallorca) dos años de cárcel por un delito contra la salud pública.

Salud inmovilizó el género

La Conselleria de Salud suspendió cautelarmente la actividad de la empresa y se inmovilizó el género antes de ser destruido. Una empresa frigorífica reclama además al acusado el pago de más de 70.000 euros por impagos en relación a la conservación y la destrucción del genero que fue objeto de inspección.

El caso estalló en marzo de 2018, momento en el que a raíz de la ‘operación Biltong’ se intervinieron varias toneladas de carne y se arrestó a tres personas.

Sobre el operativo, uno de los agentes que participó ha asegurado que a su llegada a las instalaciones lo primero que percibieron fue «un olor fuerte de carne en mal estado».

También se ha referido a fechas de caducidad atrasadas y a «un montón de palés de carne congelada», incluso productos con moho. El agente también ha recordado gran suciedad en la maquinaria y los utensilios. «Yo no me lo comería», ha asegurado.

Otro agente se ha pronunciado en términos similares. «El olor era muy fuerte, no puedo decir que fuera en descomposición, pero el mal olor era muy fuerte», ha reiterado. Según el agente, la cantidad de alimentos era «bestial», por lo que optó por el precinto de la instalación para poder acometer la inspección.

Según este agente, los trabajadores explicaron que se vendía carne caducada, que se lavaba con bicarbonato para mejorar su aspecto y que había producto que se devolvía que se «reutilizaba» para hacer carne picada.

A preguntas del letrado de la defensa, los agentes que han comparecido han explicado que actuaban siempre a las órdenes de uno de los inspectores de sanidad. Sobre este asunto, el procesado considera que las actuaciones fueron encaminadas a propósito contra su empresa, que recibió un trato desproporcionado al dispensado a otras sociedades. El letrado también ha llamado la atención sobre la celebración de una rueda de prensa para dar detalles del operativo.

Por su parte, una funcionaria de la CAIB, jefa de servicio de Seguridad Alimentaria, ha enmarcado la inspección que llevó a las actuaciones contra Cárnicas Vicente en una campaña de inspecciones contra varios establecimientos sobre los que había sospechas de manipulación de etiquetados.

La testigo ha relatado que se le transmitieron «tremendas condiciones de higiene» y que se estaba descongelando carne en agua caliente, algo prohibido por el riesgo que conlleva. Esta práctica sólo es aceptable si se va cocinar inmediatamente. Los clientes, ha señalado, no tenían información de cómo era tratada la carne.

Por otra parte, la funcionaria también ha aclarado que la sociedad no tenía el sistema preceptivo de control de los peligros presentes en los alimentos, conocido como APPCC. Sin embargo, a pesar de las irregularidades detectadas anteriormente, ha afirmado desconocer por qué no se envió al departamento de sanciones. «Había un peligro para la salud pública», ha afirmado cuando se le ha preguntado por la cautelar de cierre.

La testigo ha asegurado que días después de la inspección de marzo de 2018 el procesado «le amenazó» en su despacho, aunque ha asegurado que «no le dio más importancia».

La funcionaria ha rechazado el argumento del procesado sobre el hecho de que la congelación de un producto a punto de caducar sirva para alargar su vida una vez descongelado y cambiar la fecha de caducidad, como había apuntado el procesado. «De ninguna manera y esto es ciencia», ha concluido.

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