Zaragoza recupera el río Huerva: comienzan las obras que lo transformarán en un «bosque urbano»
El proyecto alcanza una inversión de 27 millones de euros
Está cofinaciado por la UE, el Gobierno de Aragón y el Ayuntamiento de Zaragoza
Ya han comenzado las obras de la fase I del proyecto del río Huerva de Zaragoza que lo convertirán a su paso por la ciudad en un «bosque urbano» en 2027. Así lo ha calificado la alcaldesa de la ciudad, Natalia Chueca, este lunes en la rueda de prensa celebrada a los pies de la ribera, a la altura del puente Emperador Augusto, acompañada del consejero de Medio Ambiente y Turismo del Gobierno de Aragón, Manuel Blasco, así como los concejales de Urbanismo, Infraestructuras, Energía y Vivienda, Víctor Serrano y la concejal de Medio Ambiente y Movilidad, Tatiana Gaudes.
El proyecto del río Ebro está en el «top 3 de los proyectos de legislatura», ha expresado Chueca, quien defiende que la transformación del río Huerva tiene tres grandes ejes: «mejorar la calidad de las aguas del río, hacer frente a la vegetación invasora para que podamos recuperar las especies autóctonas y abrir el río a la ciudad. Para eso vamos a crear accesos y sendas más accesibles y nuevos espacios que nos permitan disfrutar junto al cauce pero de una forma respetuosa con el río».
«Estamos hablando de decir adiós al abandono y a la suciedad del río Huerva», ha añadido. Por su parte, el consejero aragonés Manuel Blasco ha compartido recuerdos de su juventud: «Yo veía el Huerva desde arriba y para mí era como un cuarto oscuro que estaba ahí abajo en el que no sabíamos muy bien lo que había. Cuando termine la obra, será uno más de los jardines de la ciudad, un paseo que unirá en el futuro con el paseo de Cuarte de Huerva, en el que también trabajamos».
Las obras cuentan con la financiación del Ayuntamiento de Zaragoza, del Gobierno de Aragón y de la Fundación Biodiversidad del Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico (MITECO) en el marco del Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia (PRTR), financiado por la Unión Europea-NextGenerationEU.
La restitución paisajística e hidromorfológica del Huerva se va a ejecutar en dos fases, a lo largo de 2,1 kilómetros de riberas distribuidos en dos tramos. El primero abarca desde el Puente Blasco del Cacho hasta el cubrimiento del río en Gran Vía, una zona especialmente degradada en la que el río discurre muy encajonado por las edificaciones. El segundo tramo empieza en el Puente de la calle Miguel Servet y finaliza en la desembocadura en el Ebro.
La primera fase de este proyecto supone un desembolso de 8,4 millones de euros, y se espera que esté terminado en ocho meses. Las actuaciones consistirán en limpiar y desbrozar el entorno del cauce, abrir accesos para los trabajos y empezar a configurar tres de las nuevas sendas. Además se va a construir un tanque de tormentas y renovar parte de las redes de saneamiento y agua.
Nuevas sendas peatonales
Uno de los objetivos del proyecto es mejorar la conexión entre la ciudad y el río. Para ello a lo largo de estos próximos meses se comenzarán a perfilar las nuevas sendas peatonales que permitirán caminar junto al cauce en algunos de los tramos. Los fuertes desniveles y taludes que encajonan el río seguirán sin permitir recorrer toda la ribera de forma seguida pero las nuevas sendas mejorarán la continuidad.
Las tres nuevas sendas serán inundables, igual que las del río Ebro, y tendrán pavimentos permeables que ayuden a filtrar y aprovechar el agua. Además su recorrido se va a adaptar a los desniveles del cauce para integrarlas en el paisaje y reducir los movimientos de tierras.
De forma paralela a todos estos trabajos, el Ayuntamiento de Zaragoza está avanzando en la redacción del proyecto de la segunda fase. Natalia Chueca ha explicado que será en ese momento cuando veremos realmente el nuevo Huerva. Se completará la recuperación fluvial del río, la plantación de la vegetación y se crearán esos nuevos espacios abiertos junto al cauce en los que disfrutar».
La alcaldesa ha destacado que ya se han mantenido las primeras reuniones con el tejido asociativo y vecinal y colectivos ecologistas para escuchar sus propuestas y ver si son viables técnicamente y compatibles con los requisitos de la Confederación Hidrográfica del Ebro.