ENFERMEDADES RARAS

Sufro hipersensibilidad electromagnética y así ha cambiado mi vida: «He perdido 20 kg quitándome las ondas del wifi»

El síndrome de Hipersensibilidad Electromagnética es una enfermedad no reconocida por el Instituto de Seguridad Social en España

Peter necesita vestirse con un traje especial para poder llevar una vida normal

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Paula Ciordia

Peter es hiperelectrosensible, es decir, padece el síndrome de Hipersensibilidad Electromagnética. Una enfermedad reconocida en países como Suecia, pero no por la Seguridad Social en España. Hace dos años, Peter descubrió que padecía esta enfermedad rara y todo cambió. Empezó a estudiar sobre ella, y a poner remedio él mismo para intentar volver a recuperar su vida. Con paciencia, llegó hasta aprender a coser, para confeccionarse un traje especial con un tejido aislante que evita la penetración de las ondas, la causa de su enfermedad. También adaptó su casa, con materiales aislantes. OKDIARIO conversa con Peter. Esta es su historia.

«Yo era chófer, y lo perdí todo»

«En otros países me darían hasta una discapacidad. Yo era chófer de autocar internacional, pero perdí mi trabajo. Siempre estaba nervioso, no podía dormir, me costaba estar despierto conduciendo, y al final, poco a poco, perdí todo», nos cuenta.

Y está en lo cierto, son pocos los casos reconocidos de Hipersensibilidad Electromagnética en la Justicia. Un vecino de Teruel, que trabajaba en el área de radiología de un hospital, logró, por primera vez en España, una decisión judicial excepcional. El Tribunal Superior de Aragón en 2019, ratificó la sentencia anterior del Juzgado de lo Social n.º 1 de Zaragoza, por la que había reconoció como accidente de trabajo la electrohipersensibilidad, pese a que el INSS hubiera desestimado su solicitud de incapacidad permanente.

«Yo llevo dos años estudiando mi enfermedad. Existen cursos del Instituto de Biología, que se pagan, pero también toda la información está en internet. Ahora me dedico a informar a la gente, porque a mí me hubiera gustado que hace 15 años me explicaran estas cosas. No esperes que el médico te lo cuente, no enseñan esto en la facultad de Medicina. Yo lo descubrí de casualidad», relata.

Peter cuenta que «después de dos años de protegerme he recuperado mi salud perdida».

El síndrome de Hipersensibilidad Electromagnética

Este antiguo chofer conoce bien los síntomas del Síndrome de Hipersensibilidad Electromagnética. «Mi enfermedad provoca los dolores de cabeza, el mareo, la nausea, los pitidos en los oídos (conocidos como el tinnitus o acúfenos), la niebla mental, como cuando vas a la cocina y te dices ‘qué quería yo en la cocina’, puesto todo viene de aquí».

Además de estos síntomas, el enfermo padece de otros achaques que Peter al inicio creía que eran a causa de la edad: «Resulta que provoca vejiga nerviosa, dan ganas de orinar todo el rato, y ahora ya no las tengo. Yo pensaba que era porque me había hecho mayor, pues no… También la acidez, el reflujo gástrico que tenía, se me han ido».

«El primer síntoma que tuve fue pérdida de sueño, o sea, insomnio, y sequedad de ojos. Era horrible. Tanto que no soportaba la luz del sol, porque, al fin y al cabo, es otra radiación electromagnética, aunque en frecuencias diferentes. Estaba tan afectado que no soportaba ni la radiación del sol. Me quedaba en casa con las persianas bajadas por el día», explica.

«Era como el conde Drácula», bromea, «salía solo por la noche, pero no me alimentaba de sangre, sino de chocolate, ya que resulta que con esta enfermedad da ganas de comer dulce. Engordé 20 kg en el primer año de haberme puesto un wifi en mi casa. El año pasado, perdí esos 20 kg sin hacer ningún tipo de dieta, simplemente quitándome las ondas».

Un traje para la Hipersensibilidad Electromagnética

Peter lleva consigo un medidor de frecuencia, que muestra a la gente que se le acerca por la calle a preguntarle sobre el motivo de su vestimenta. Los carteles llamativos que luce en su casco, provocan también la burla de algunos viandantes con los que se cruza.

«Este aparato mide radiaciones, mira lo que ocurre si me lo meto dentro del casco». El señor nos demuestra la efectividad del tejido con el que ha confeccionado su caso  y su traje, que reduce la recepción del wifi, bluetooth y demás ondas. Si fuera de este traje, el medidor mostraba más de 140.000 Hz, dentro muestra solo 47,8 Hz, y el visor recupera la luz verde, que hace unos instantes estaba en rojo.

«La razón es que el tejido de mi casco es un material metálico apantallante. Es cierto que ningún material apantalla 100%, y depende de si la frecuencia es más baja, tiene más poder de penetración», explica.

Lo mismo pasa con su traje. Dentro de éste, el medidor registra una frecuencia muy baja, «en cambio, si meto el medidor en un bolsillo de una vestimenta normal, sigue pintando».

Nuestro micrófono tiene una potencia muy fuerte, y para continuar conversando nos pide que lo alejemos un poco: «Apártalo un poquito, si no me va a enfermar».

Tengo móvil, pero en modo avión

«Llevo móvil, pero en modo avión. Por si me atracan por la calle o me pasa algo, por ejemplo, me caigo, puedo llamar a la policía o a la ambulancia. Yo me puedo quitar el traje, y no voy a caer fulminado. Lo llevo en el día a día para mantener mi salud, y poder llevar una vida normal. También tengo un canal de Telegram ‘Torito1774’, para poderme comunicar con la gente, y darles consejos sobre cómo mantener la salud», confiesa.

«Las ondas a los electrohipersensibles nos afectan a la larga, por eso es difícil de demostrar. Los síntomas vienen poco a poco. Depende fundamentalmente de tres variables: la intensidad de la fuente, según la distancia y según la duración de la exposición», concluye.

Nosotros seguimos nuestra ruta, como este antiguo conductor. OKDIARIO conoció a Peter en la calle, paseando por la ciudad. Y por ahí se lo pueden encontrar aquellos que paseen por Zaragoza. Él llevará su traje especial y su casco, por lo que será fácil de reconocerlo para quien quiera seguir conversando con él.

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