El rey de Suazilandia la lía en la cumbre de la ONU en Sevilla: exige un trono y una imagen suya a tamaño real
Mswati ha tenido 36 hijos, figurando en el libro Guinness por este aspecto
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El Rey Mswati III de Esuatini (o Suazilandia, como se conocía antiguamente) ha saltado al foco mediático en la cumbre de la ONU celebrada esta semana en Sevilla debido a las excentricidades que ha exigido para participar en el evento. Y es que, en el hotel de lujo de la capital hispalense en el que se hospeda, ha solicitado un trono para poder sentarse, además de mandar a su equipo a por una foto impresa a tamaño real de él mismo.
Una de las principales características de su peculiar forma de vida es que, a sus 57 años, Mswati III cuenta con 16 mujeres; de hecho, en su visita a Sevilla le ha acompañado su novena esposa, Inkhosikati LaNomcebo, hija de Jacob Zuma, presidente de Sudáfrica desde 2009 a 2018, es la última y más joven de ellas con 22 años, y junto con quien visitó al difunto Papa Francisco en el Vaticano en octubre de 2024.
Mswati III accedió al trono en 1986 con solo 18 años, sucediendo a su padre, el Rey Sobhuza II, quien tuvo 125 esposas y 210 hijos. Además, Mswati ha tenido 36 hijos, figurando en el libro Guinness por este aspecto. Mswati y la familia real viven en un lujo constante, aunque los ciudadanos de Esuatini se enfrentan a condiciones adversas, ya que el 59% de la población vive bajo el umbral de pobreza, según datos de la oficina de información diplomática del Ministerio de Asuntos Exteriores de Esuatini.
La de esta semana es la segunda visita del Rey Mswati III a España y concretamente a Andalucía, ya que en 2019 tuvo una visita privada a Málaga.
Mandó a su séquito a una copistería
Tal y como ha relatado ABC, el equipo del rey de Esuatini llegó hasta la imprenta Gabella Artes Gráficas, en Nuevo Torneo, el pasado jueves. «Nos preguntaron que dónde teníamos colgada la foto de Felipe VI, ya que en Esuatini la imagen del Rey está en todas las tiendas y establecimientos», explica al citado medio José Manuel Gabella, dueño de la imprenta.
La imagen con la que pretendían hacer el retrato del monarca era de «baja calidad» y que uno de los requisitos que les pusieron a la imprenta fue la de «tenerla lista el mismo jueves». Consiguieron tratarla con Photoshop para mejorar su resolución. Una vez impresa la imagen de 95×122, se laminó sobre un material rígido de PVC, para después ser llevada a enmarcar en dorado en una marquetería frente a donde se hospeda el monarca.