El padre de una de las chicas de Jaén apunta a una «secta»: «No es un suicidio, es el homicidio perfecto»
"Nos quieren hacer creer que nuestros niños se están suicidando porque están deprimidos, pero aquí hay un trasfondo"

El padre de Sharif, una de las dos menores fallecidas el pasado fin de semana en Jaén, niega que se trate de un suicidio conjunto y que su hija sufriera bullying: «O fue engañada o fue manipulada. Ella jamás se quitaría la vida, era una niña feliz. Quieren montar el suicidio perfecto, cuando es el homicidio perfecto. Están matando a nuestros hijos y nos dicen que se están suicidando porque están deprimidos».
Alexander ha explicado que Sharif, de 16 años, «era una niña feliz y segura» y «no tenía problemas de autoestima». «Fue engañada o manipulada, pero jamás se quitaría la vida». Antes de salir, había dejado «los deberes hechos» y tenía planes para «todo el fin de semana». Además, el padre ve «incoherencias» en el wasap de despedida de la chica su novio, porque «ella no escribe así».
Alexander cree su hija «no se quitó la vida» y que «hubo algo más». «Sharif no le dijo a su amiga (Rosmed, de 15 años) me muero contigo. Hubo influencia de terceras personas, y estoy seguro que la Policía está trabajando en ello», ha deslizado.
En una entrevista a Canal Sur, ha hecho referencia al caso de Sandra Peña, la menor de Sevilla que se quitó la vida en octubre: «Quieren hacer creer a la gente que nuestros niños se están suicidando. Aquí hay un trasfondo. Igual hay detrás una banda o una secta, algún tipo de delincuencia, porque no es casual. Hace 15 días supuestamente otro niño se pegó un tiro» en Jaén.
Los colaboradores del programa Hoy en Día han incidido en la hipótesis de una secta, y el padre se ha mostrado «convencido»: «Hay muchas señales. Cualquiera puede investigar. Hay casos muy similares en muchos países. Nuestra niña jamás tomaría esa decisión. Era feliz y luchó por la vida. Jamás sufrió bullying. Era una niña extremadamente segura. Todos los días amaba la vida. No estaba sufriendo de aburrimiento ni de depresión ni de tristeza. No es lo que nos quieren hacer ver. No es un suicidio más y no es otro caso de bullying. Están disfrazando muchos de estos casos para que nos comamos el cuento y todo quede tranquilo».
Un «homicidio perfecto»
Alexander ha relatado que la rama del árbol donde aparecieron ahorcadas las menores estaba relativamente cerca del suelo, por lo que su hija tuvo que ser colgada: «A mi niña la subieron allí estando inconsciente, de lo contrario habría luchado. No encuentro otra explicación. Una niña que está feliz no decide eso en cinco minutos. Si hubiera estado consciente se habría agarrado de la rama. Nos quieren disfrazar esto con la idea de que es un suicidio, que se amaban mucho como amigas, pero no es verdad. Para mí todo eso es un circo. Todos lo quieren hacer ver como el suicidio perfecto, cuando es el homicidio perfecto».
«Hay algo más grande detrás de todo esto que no tiene que ver con la simple decisión de una niña. No quiero que sea un caso más de impunidad y que en dos semanas la ciudad se olvide. Están matando a nuestros hijos y nos dicen que se están suicidando porque están deprimidos. Eso no es verdad», ha aseverado. Por ello, Alexander quiere «llegar a la verdad» y «que se haga justicia»: «Que esto no muera aquí. Si no tomamos medidas ahora, esto va a seguir pasando; no es casualidad».
También ha exigido más seguridad en el céntrico parque de la Concordia, donde aparecieron las menores: «¿Por qué un parque público a las 12 de la noche no tiene luz? ¿Por qué no tiene cámaras? No es el primer acontecimiento en este parque. Sabemos que hace un par de meses se ahorcó un policía. También ha habido una violación y un intento de violación. Y el parque sigue sin luz. Eso nos dificultó encontrarlas a tiempo. Pasamos tres veces por allí hasta que las encontramos. Hasta la Policía pasó por allí».
Alexander, que ha criticado el informe forense, ha mostrado la total disposición de la familia a «colaborar» con las autoridades: «Que vayan a nuestra casa y que revisen el ordenador. Ya tienen su teléfono. Y que revisen la casa de Rosmed y su ropa. Algo tiene que haber que nos lleve a saber quién es o quiénes son los que están detrás de esto. No puede quedar como un caso más disfrazado de bullying o de suicidio», ha zanjado.